Alain Delon en un acto de galantería y seducción en el film La Piscina
IMAGEN DE JAMES DEAN Y NATALIE WOOD TOMÁNDOSE DE LA MANO EN REBELDE SIN CAUSA
Las manos, a través de sus gestos, pueden expresar bendición, protección, justicia y autoridad. Algunos curanderos trabajan con la simple imposición de manos y, en algunas culturas se utilizan para la adivinación. También, se habla de "echar una mano" cuando ayudamos a alguien. Dos personas tomadas de la mano son un signo de amor y afecto.
En Hollywood, las estrellas de cine graban las huellas de sus manos sobre cemento húmedo como recuerdo de su fama para la posteridad. Miles de fans comparan sus huellas con las de los famosos.(Bruce-Mitford, Miranda Diccionario ilustrado de signos y símbolos)
LA MANO (QUILAPAYÚN)
La mano dentro de la espiga
La mano oculta en la semilla
La mano junta hecha gavilla
La mano amor en mano amiga.
La mano que abre la ventana
La mano que anda en las estrellas
La mano ruda abriendo huellas
La mano de Eva en la manzana.
La mano alondra sobre el arpa
La mano arpía en la injusticia
La mano incendio en la caricia
La mano adiós sobre la carta.
La mano alada en la victoria
La mano alzada en la batalla
La mano escrita en la muralla
La mano ciega de la historia.
La mano armada abriendo el paso
La mano sobre los cabellos
La mano garra sobre el cuello
La mano herida en el fracaso
Viva en la luz.
La mano junta en la plegaria
La mano diestra en la vasija
La mano libre que prohíja
La mano abierta y solidaria.
La mano pródiga que siembra
La mano franca sobre el pecho
La mano erguida en su derecho
La mano que une a macho y hembra.
La mano que ha movido el monte
La mano hermana de tu hermano
La mano sol mano con mano
La mano cielo y horizonte.
CASIDA DE LA MANO IMPOSIBLE (FEDERICO GARCÍA LORCA)
Yo no quiero más que una mano;
una mano herida, si es posible.
Yo no quiero más que una mano
aunque pase mil noches sin lecho.
Sería un pálido lirio de cal.
Sería una paloma amarrada a mi corazón.
Sería el guardián que en la noche de mi tránsito
prohibiera en absoluto la entrada a la luna.
Yo no quiero más que esa mano
para los diarios aceites y la sábana blanca de mi agonía.
Yo no quiero más que esa mano
para tener un ala de mi muerte.
Lo demás todo pasa.
Rubor sin nombre ya. Astro perpetuo.
Lo demás es lo otro; viento triste,
mientras las hojas huyen en bandadas.
LAS MANOS (SANDRO)
del humilde labrador;
que se sumen en la tierra,
que trabajan sol a sol.
Qué bonitas son las manos
de una novia en el altar;
y qué tristes son las manos
que van en un funeral.
Diga usted, si hay más ternura
que se pueda imaginar
que en las manos pequeñitas
de los niños al rezar.
Todo aquel que tenga madre
no podrá jamás negar
que las manos de una madre
no se pueden comparar.
Y aquel que no la tenga...
que perdone mi canción,
pues quiero hablar de manos santas,
las de madres ¡esas son!
Pero hay manos que son garras,
cegadas por la ambición,
que ordenan ¡a la guerra!
y siembran desolación.
Pero hay dos manos que el hombre
hace tiempo ya olvidó,
manos que fueron golpeadas,
humilladas por el odio y el rencor;
manos que hicieron milagros,
manos que dieron amor,
miren bien... quiero que vean...
¡pues son las manos de Dios!
LA MEMORIA EN LAS MANOS (PEDRO SALINAS)
Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida
de tanto recordar. Pero en las manos
queda el recuerdo de lo que han tenido.
Recuerdo de una piedra
que hubo junto a un arroyo
y que cogimos distraídamente
sin darnos cuenta de nuestra ventura.
Pero su peso áspero,
sentir nos hace que por fin cogimos
el fruto más hermoso de los tiempos.
A tiempo sabe
el peso de una piedra entre las manos.
En una piedra está
la paciencia del mundo, madurada despacio.
Incalculable suma
de días y de noches, sol y agua
la que costó esta forma torpe y dura
que acariciar no sabe y acompaña
tan sólo con su peso, oscuramente.
Se estuvo siempre quieta,
sin buscar, encerrada,
en una voluntad densa y constante
de no volar como la mariposa,
de no ser bella, como el lirio,
para salvar de envidias su pureza.
¡Cuántos esbeltos lirios, cuántas gráciles
libélulas se han muerto, allí, a su lado
por correr tanto hacia la primavera!
Ella supo esperar sin pedir nada
más que la eternidad de su ser puro.
Por renunciar al pétalo, y al vuelo,
está viva y me enseña
que un amor debe estarse quizá quieto, muy quieto,
soltar las falsas alas de la prisa,
y derrotar así su propia muerte.
También recuerdan ellas, mis manos,
haber tenido una cabeza amada entre sus palmas.
Nada más misterioso en este mundo.
Los dedos reconocen los cabellos
lentamente, uno a uno, como hojas
de calendario: son recuerdos
de otros tantos, también innumerables
días felices
dóciles al amor que los revive.
Pero al palpar la forma inexorable
que detrás de la carne nos resiste
las palmas ya se quedan ciegas.
No son caricias, no, lo que repiten
pasando y repasando sobre el hueso:
son preguntas sin fin, son infinitas
angustias hechas tactos ardorosos.
Y nada les contesta: una sospecha
de que todo se escapa y se nos huye
cuando entre nuestras manos lo oprimimos
nos sube del calor de aquella frente.
La cabeza se entrega. ¿Es la entrega absoluta?
El peso en nuestras manos lo insinúa,
los dedos se lo creen,
y quieren convencerse: palpan, palpan.
Pero una voz oscura tras la frente,
¿nuestra frente o la suya?
nos dice que el misterio más lejano,
porque está allí tan cerca, no se toca
con la carne mortal con que buscamos
allí, en la punta de los dedos,
la presencia invisible.
Teniendo una cabeza así cogida
nada se sabe, nada,
sino que está el futuro decidiendo
o nuestra vida o nuestra muerte
tras esas pobres manos engañadas
por la hermosura de lo que sostienen.
Entre unas manos ciegas
que no pueden saber. Cuya fe única
está en ser buenas, en hacer caricias
sin casarse, por ver si así se ganan
cuando ya la cabeza amada vuelva
a vivir otra vez sobre sus hombros,
y parezca que nada les queda entre las palmas,
el triunfo de no estar nunca vacías.
CANCIÓN PARA MIS MANOS (RICARDO NERVI -ALBERTO CORTEZ)
Con estas manos modelé tus senos
hice con ellos una tibia copa
para saciar la sed de tus deseos
y la roja ansiedad que hay en tu boca.
Con estas manos dibujé en tu cuerpo
aquel país de extrañas lejanías,
y un mar enamorado del silencio
con su misterio de asombradas islas.
Pero estas manos se han quedado solas,
pero estas manos se han quedado frías,
hay tanto invierno en ellas que en mis dedos
son palomas heladas las caricias...
Con estas manos apreté tu cuello
en sueños de ansiedad y de agonía,
atormentado por oscuros celos
en la alta cerrazón de mis vigilias.
Con estas manos que te sueñan llevo
el árbol seco de mi propia vida,
sus ramas crujen, pero brota de ellas
la flor de una ternura no marchita.
Pero estas manos se han quedado solas,
pero estas manos se han quedado frías,
hay tanto invierno en ellas que en mis dedos
son palomas heladas las caricias...
hice con ellos una tibia copa
para saciar la sed de tus deseos
y la roja ansiedad que hay en tu boca.
Con estas manos dibujé en tu cuerpo
aquel país de extrañas lejanías,
y un mar enamorado del silencio
con su misterio de asombradas islas.
Pero estas manos se han quedado solas,
pero estas manos se han quedado frías,
hay tanto invierno en ellas que en mis dedos
son palomas heladas las caricias...
Con estas manos apreté tu cuello
en sueños de ansiedad y de agonía,
atormentado por oscuros celos
en la alta cerrazón de mis vigilias.
Con estas manos que te sueñan llevo
el árbol seco de mi propia vida,
sus ramas crujen, pero brota de ellas
la flor de una ternura no marchita.
Pero estas manos se han quedado solas,
pero estas manos se han quedado frías,
hay tanto invierno en ellas que en mis dedos
son palomas heladas las caricias...
LAS MANOS (MIGUEL HERNÁNDEZ)
Dos especies de manos se enfrentan en la vida,brotan del corazón, irrumpen por los brazos,saltan, y desembocan sobre la luz heridaa golpes, a zarpazos.La mano es la herramienta del alma, su mensaje,y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.Alzad, moved las manos en un gran oleaje,hombres de mi simiente.Ante la aurora veo surgir las manos purasde los trabajadores terrestres y marinos,como una primavera de alegres dentaduras,de dedos matutinos.Endurecidamente pobladas de sudores,retumbantes las venas desde las uñas rotas,constelan los espacios de andamios y clamores,relámpagos y gotas.Conducen herrerías, azadas y telares,muerden metales, montes, raptan hachas, encinas,y construyen, si quieren, hasta en los mismos maresfábricas, pueblos, minas.Estas sonoras manos oscuras y lucienteslas reviste una piel de invencible corteza,y son inagotables y generosas fuentesde vida y de riqueza.Como si con los astros el polvo peleara,como si los planetas lucharan con gusanos,la especie de las manos trabajadora y claralucha con otras manos.Feroces y reunidas en un bando sangrientoavanzan al hundirse los cielos vespertinosunas manos de hueso lívido y avariento,paisaje de asesinos.No han sonado: no cantan. Sus dedos vagan roncos,mudamente aletean, se ciernen, se propagan.Ni tejieron la pana, ni mecieron los troncos,y blandas de ocio vagan.Empuñan crucifijos y acaparan tesorosque a nadie corresponden sino a quien los labora,y sus mudos crepúsculos absorben los sonoroscaudales de la aurora.Orgullo de puñales, arma de bombardeoscon un cáliz, un crimen y un muerto en cada uña:ejecutoras pálidas de los negros deseosque la avaricia empuña.¿Quién lavará estas manos fangosas que se extiendenal agua y la deshonran, enrojecen y estragan?Nadie lavará manos que en el puñal se enciendeny en el amor se apagan.Las laboriosas manos de los trabajadorescaerán sobre vosotras con dientes y cuchillas.Y las verán cortadas tantos explotadoresen sus mismas rodillas.COMO PÁJAROS EN EL AIRE (PETECO CARABAJAL-MERCEDES SOSA)Las manos de mi madre parecen pájaros en el aire. historias de cocina entre sus alas heridas de hambre. Las manos de mi madre saben que ocurre por la mañanas, cuando amasan la vida horno de barro, pan de esperanza. Las manos de mi madre llegan al patio desde temprano, todo se vuelve fiesta cuando ellas juegan junto a otros pájaros... Junto a los pájaros que aman la vida, y la construyen con el trabajo, arde la leña, harina y barro, lo cotidiano se vuelve mágico, se vuelve mágico, oh, oo, ooo Las manos de mi madre me representan un cielo abierto, un recuerdo añorado, trapos calientes en los inviernos. Ellas se brindan cálidas, nobles, sinceras, limpias de todo, cómo serán las manos del que las mueve gracias al odio. Las manos de mi madre llegan al patio desde temprano, todo se vuelve fiesta cuando ellas juegan junto a otros pájaros... Junto a los pájaros que aman la vida, y la construyen con el trabajo, arde la leña, harina y barro, lo cotidiano se vuelve mágico, se vuelve mágico, oh, oo, oooLAS MANOS (VICENTE ALEIXANDRE)Mira tu mano, que despacio se mueve,transparente, tangible, atravesada por la luz,hermosa, viva, casi humana en la noche.Con reflejo de luna, con dolor de mejilla, con vaguedad de sueñomírala así crecer, mientras alzas el brazo,búsqueda inútil de una noche perdida,ala de luz que cruzando en silenciotoca carnal esa bóveda oscura.No fosforece tu pesar, no ha atrapadoese caliente palpitar de otro vuelo.Mano volante perseguida: pareja.Dulces, oscuras, apagadas, cruzáis.Sois las amantes vocaciones, los signosque en la tiniebla sin sonido se apelan.Cielo extinguido de luceros que, tibios,campo a los vuelos silenciosos te brindas.Manos de amantes que murieron, recientes,manos con vida que volantes se buscany cuando chocan y se estrechan enciendensobre los hombres una luna instantánea.ESTAS MANOS (FACUNDO CABRAL)
ESTAS MANOS ARRANCARON LAS ESPINAS DE LA FLOR QUE TE GUSTABA PARA QUE NO LASTIMARA A TU MANO ESTAS MANOS Y EN UN VERANO UN MOMENTO CUALQUIERA Y TIRADOS EN LA ARENA CON TU BOCA SE ENCONTRARON ESTAS MANOS, ESTAS MANOS ESTAS MANOS CON LAS TUYAS LEVANTARON UNA CASA EN LA PLAYA TODA BESOS Y VENTANAS ESTAS MANOS, ESTAS MANOS ESTAS MANOS A LA TIERRA TRABAJARON Y PELEARON Y GRITARON POR EL PAN DE MIS HERMANOS ESTAS MANOS, ESTAS MANOS ESTAS MANOS LAS QUE ALZARON NUESTRO NIÑO HOY CALLARON Y LLORARON CUANDO AQUELLAS OTRAS MANOS TE BESARON, ESTAS MANOS ESTAS MANOS DE QUE SIRVEN, ESTAS MANOS SI LAS TUYAS NO ALCANZARON JUSTO AHORA QUE DURAMOS ESTAS MANOS, ESTAS MANOS PERO UN DIA ESTOY SEGURO O QUIZAS AHORA MISMO ESTAS MANOS TENDRAN OJOS PARA VER QUE AUN VIVIMOS POR AMOR A LO QUE AMAMOS ESTAS MANOS Y EN HONOR A TU RECUERDO EXTENDIENDO LARGO EL BRAZO LLEGARE CON ESTE CANTO TAN DELANTE DE MI MISMO QUE VOY A ALCANZAR TU ESPALDA AUNQUE TENGAS OTRA CARA Y OTRO NOMBRE Y OTRAS MANOS PORQUE LA VIDA NO ES SOLO LO QUE TOCAN NUESTRAS MANOS ESTAS MANOS, ESTAS MANOS
TUS MANOS (PABLO NERUDA)
(Interpretado por OLGA MANZANO Y MANUEL PICÓN)
Cuando tus manos salen,
amor, hacia las mías,
¿qué me traen volando?
¿por qué se detuvieron
en mi boca, de pronto,
por qué las reconozco
como si entonces, antes,
las hubiera tocado,
como si antes de ser
hubieran recorrido
mi frente, mi cintura?
Su suavidad venía
volando sobre el tiempo,
sobre el mar, sobre el humo,
sobre la primavera,
y cuando tú pusiste
tus manos en mi pecho,
reconocí estas alas de paloma dorada,
reconocí esa greda
y ese color de trigo.
Los años de mi vida
yo caminé buscándolas,
subí las escaleras,
crucé los arrecifes,
me llevaron los trenes
las aguas me trajeron,
y en la piel de las uvas
me pareció tocarte.
La madera de pronto
me trajo tu contacto,
la almendra me anunciaba
tu suavidad secreta,
hasta que se cerraron
tus manos en mi pecho
y allí como dos olas
terminaron su viaje.
LA MONTONERA (JOAN MANUEL SERRAT)
Con esas manos de quererte tanto
pintaba en las paredes 'Luche y Vuelve'
manchando de esperanzas y de cantos
las veredas de aquel 69...
Con esas manos de enjugar sudores,
con esas manos de parir ternura,
con esas manos,
que volvieron la fe en la nueva primavera,
bordaba la esperanza montonera.
Con esas manos que pintaban
la historia de celeste y blanco,
con esas manos de quererte tanto...
Cómo quiere usted que no ande
de acá pa' allá
cargando la primavera,
cayéndose y volviéndose a levantar
la montonera.
Qué buen vasallo sería
si buen señor tuviera.
Y cómo quiere usted que no ande
de acá pa' allá
luchando la primavera,
cayéndose y volviéndose a levantar
la montonera.
Qué buen vasallo sería
si buen señor tuviera.
pintaba en las paredes 'Luche y Vuelve'
manchando de esperanzas y de cantos
las veredas de aquel 69...
Con esas manos de enjugar sudores,
con esas manos de parir ternura,
con esas manos,
que volvieron la fe en la nueva primavera,
bordaba la esperanza montonera.
Con esas manos que pintaban
la historia de celeste y blanco,
con esas manos de quererte tanto...
Cómo quiere usted que no ande
de acá pa' allá
cargando la primavera,
cayéndose y volviéndose a levantar
la montonera.
Qué buen vasallo sería
si buen señor tuviera.
Y cómo quiere usted que no ande
de acá pa' allá
luchando la primavera,
cayéndose y volviéndose a levantar
la montonera.
Qué buen vasallo sería
si buen señor tuviera.
MANO A MANO (CARLOS GARDEL)
Rechiflao en mi tristeza, te evoco y veo que has sido
De mi pobre vida paria sólo una buena mujer
Tu presencia de bacana puso calor en mi nido
Fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido
Como no quisiste a nadie, como no podrás querer.
Se dio el juego de remanye cuando vos, pobre percanta,
Gambeteabas la pobreza en la casa de pensión:
Hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta,
Los morlacos del otario los tirás a la marchanta
Como juega el gato maula con el misero ratón.
Hoy tenés el mate lleno de infelices ilusiones
Te engrupieron los otarios, las amigas, el gavión
La milonga entre magnates con sus locas tentaciones
Donde triunfan y claudican milongueras pretensiones
Se te ha entrado muy adentro en el pobre corazón.
Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado,
No me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás;
Los favores recibidos creo habértelos pagado
Y si alguna deuda chica sin querer se había olvidado
En la cuenta del otario que tenés se la cargás.
Mientras tanto, que tus triunfos, pobres triunfos pasajeros,
Sean una larga fila de riquezas y placer;
Que el bacán que te acamala tenga pesos duraderos
Que te abrás en las paradas con cafishios milongueros
Y que digan los muchachos: “es una buena mujer”.
Y mañana cuando seas deslocado mueble viejo
Y no tengas esperanzas en el pobre corazón
Si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo
Acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo
P’ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión.
De mi pobre vida paria sólo una buena mujer
Tu presencia de bacana puso calor en mi nido
Fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido
Como no quisiste a nadie, como no podrás querer.
Se dio el juego de remanye cuando vos, pobre percanta,
Gambeteabas la pobreza en la casa de pensión:
Hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta,
Los morlacos del otario los tirás a la marchanta
Como juega el gato maula con el misero ratón.
Hoy tenés el mate lleno de infelices ilusiones
Te engrupieron los otarios, las amigas, el gavión
La milonga entre magnates con sus locas tentaciones
Donde triunfan y claudican milongueras pretensiones
Se te ha entrado muy adentro en el pobre corazón.
Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado,
No me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás;
Los favores recibidos creo habértelos pagado
Y si alguna deuda chica sin querer se había olvidado
En la cuenta del otario que tenés se la cargás.
Mientras tanto, que tus triunfos, pobres triunfos pasajeros,
Sean una larga fila de riquezas y placer;
Que el bacán que te acamala tenga pesos duraderos
Que te abrás en las paradas con cafishios milongueros
Y que digan los muchachos: “es una buena mujer”.
Y mañana cuando seas deslocado mueble viejo
Y no tengas esperanzas en el pobre corazón
Si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo
Acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo
P’ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión.
LA MANO (LEOPOLDO DE LUIS)
Toca mi mano. Apenas es un guante
para el amor y la desesperanza,
apenas en las cosas se afianza,
apenas palpa todo un breve instante.
Toca en mi mano esta sombría tela
para el ansia de asir tanta derrota,
apenas es una tenaza rota,
apenas una rosa que se hiela.
Toca mi mano enjuta de aire triste.
Por las llaves del tiempo aún se desliza
con ademán ansioso de herramienta.
Apenas es ya fragua que resiste
y debajo del guante de ceniza
oculta el hueso su amarilla afrenta.
LA MANO ES LA QUE RECUERDA (JOSÉ HIERRO)
La mano es la que recuerda
Viaja a través de los años,
desemboca en el presente
siempre recordando.
Apunta, nerviosamente,
lo que vivía olvidado.
la mano de la memoria,
siempre rescatándolo.
Las fantasmales imágenes
se irán solidificando,
irán diciendo quién eran,
por qué regresaron.
Por qué eran carne de sueño,
puro material nostálgico.
La mano va rescatándolas
de su limbo mágico.
Viaja a través de los años,
desemboca en el presente
siempre recordando.
Apunta, nerviosamente,
lo que vivía olvidado.
la mano de la memoria,
siempre rescatándolo.
Las fantasmales imágenes
se irán solidificando,
irán diciendo quién eran,
por qué regresaron.
Por qué eran carne de sueño,
puro material nostálgico.
La mano va rescatándolas
de su limbo mágico.
versión de MANO A MANO alquímica y bizarra
(GARDEL-JULIO SOSA-JULIO IGLESIAS)
TUS MANOS Y LA MENTIRA (NAZIM HIKMET)
Graves como las piedras,
Tristes como canciones de presidio,
Pesadas y macizas como bestias de carga,
Tus manos se parecen
al rostro endurecido
de los niños hambrientos.
Ágiles, laboriosas como abejas,
Pródigas como ubres desbordantes de leche,
Intrépidas lo mismo que la naturaleza,
Bajo su dura piel, tus manos guardan
la amistad y el afecto.
No está nuestro planeta sostenido
por los cuernos de un buey:
Tus manos lo sostienen...
¡Qué hombres, nuestros hombres!
Los mantienen a fuerza de mentiras,
Siendo que andan hambrientos,
Faltos de carne y pan,
Y dejan este mundo, al que cargan de frutos,
Sin poder verlos en la mesa propia
ni siquiera una vez.
¡Qué hombres, nuestros hombres!
Sobre todo los de Asia, los de África,
del medio Oriente, del Cercano Oriente,
los de las tantas islas del Pacífico
y los de mi país,
es decir, mucho más del setenta por ciento
de los hombres del mundo:
Están adormecidos, están viejos,
Siendo listos y jóvenes como lo son sus manos...
¡Qué hombres, nuestros hombres!
Ustedes, mis hermanos de América o Europa,
Tan alertas y audaces,
A quienes, sin embargo, los aturden
lo mismo que a sus manos,
Y les mienten,
y los hacen marchar...
¡Qué hombres, nuestros hombres!
Si mienten las antenas de las radios,
Si mienten las enormes rotativas,
Si miente el libro y mienten los afiches,
Si mienten los anuncios de los diarios,
Si mienten las desnudas piernas de las muchachas
en el teatro y en el cine,
Si hasta mienten las canciones de cuna,
si miente el sueño, si el pecado miente,
si miente el violinista de la boite,
Si miente el plenilunio
en las noches sin ninguna esperanza,
Si mienten la palabra,
el color y la voz,
Si miente el que te explota,
El que explota tus manos,
Si todo el mundo y todas, todas las cosas mienten,
a excepción de tus manos,
Es para que tus manos siempre sean
dóciles como arcilla,
ciegas como la noche,
idiotas como el perro del pastor,
Y para que jamás se subleven tus manos
Y para que no acabe jamás tanta injusticia
-Ideal del traficante-
Sobre este mundo nuestro,
este mundo mortal
Donde poder vivir
sería lo mejor.
Graves como las piedras,
Tristes como canciones de presidio,
Pesadas y macizas como bestias de carga,
Tus manos se parecen
al rostro endurecido
de los niños hambrientos.
Ágiles, laboriosas como abejas,
Pródigas como ubres desbordantes de leche,
Intrépidas lo mismo que la naturaleza,
Bajo su dura piel, tus manos guardan
la amistad y el afecto.
No está nuestro planeta sostenido
por los cuernos de un buey:
Tus manos lo sostienen...
¡Qué hombres, nuestros hombres!
Los mantienen a fuerza de mentiras,
Siendo que andan hambrientos,
Faltos de carne y pan,
Y dejan este mundo, al que cargan de frutos,
Sin poder verlos en la mesa propia
ni siquiera una vez.
¡Qué hombres, nuestros hombres!
Sobre todo los de Asia, los de África,
del medio Oriente, del Cercano Oriente,
los de las tantas islas del Pacífico
y los de mi país,
es decir, mucho más del setenta por ciento
de los hombres del mundo:
Están adormecidos, están viejos,
Siendo listos y jóvenes como lo son sus manos...
¡Qué hombres, nuestros hombres!
Ustedes, mis hermanos de América o Europa,
Tan alertas y audaces,
A quienes, sin embargo, los aturden
lo mismo que a sus manos,
Y les mienten,
y los hacen marchar...
¡Qué hombres, nuestros hombres!
Si mienten las antenas de las radios,
Si mienten las enormes rotativas,
Si miente el libro y mienten los afiches,
Si mienten los anuncios de los diarios,
Si mienten las desnudas piernas de las muchachas
en el teatro y en el cine,
Si hasta mienten las canciones de cuna,
si miente el sueño, si el pecado miente,
si miente el violinista de la boite,
Si miente el plenilunio
en las noches sin ninguna esperanza,
Si mienten la palabra,
el color y la voz,
Si miente el que te explota,
El que explota tus manos,
Si todo el mundo y todas, todas las cosas mienten,
a excepción de tus manos,
Es para que tus manos siempre sean
dóciles como arcilla,
ciegas como la noche,
idiotas como el perro del pastor,
Y para que jamás se subleven tus manos
Y para que no acabe jamás tanta injusticia
-Ideal del traficante-
Sobre este mundo nuestro,
este mundo mortal
Donde poder vivir
sería lo mejor.
CANCIÓN PARA LAS MANOS DE UN SOLDADO (JOAQUÍN SABINA)
El labrador de mi pueblo
lleva una azada en la mano
que grandes tiene las manos
el labrador de mi pueblo
cavando de sol a sol
con lluvia, nieve o calor.
El parado de mi pueblo
llena de angustia sus manos
que tristes tiene las manos
el parado de mi pueblo
dando vueltas a la noria
sin jornal y sin historia.
El alcalde de mi pueblo
lleva un bastón en las manos
que finas tiene las manos
el alcalde de mi pueblo
con su orgulloso bastón
preside la procesión.
El obrero de mi pueblo
no está en mi pueblo
ha emigrado,
sus manos amasan pan
para otros pueblos lejanos,
que lejos están las manos
del obrero de mi pueblo.
El soldado de mi pueblo
antes ha sido albañil
ahora ya no tiene pala
lleva en la mano un fusil
que frías tiene las manos
alrededor del fusil.
El cacique de mi pueblo
no vive tampoco allí
con el sudor de mi pueblo
se compró un piso en Madrid
con lo que su mano tira
cuántos podrían vivir.
Soldado, si alguna vez,
el labrador de mi pueblo
se levanta, y el obrero
se levanta, y el parado
¿qué vas ha haces tu soldado
que antes has sido albañil?
¿qué vas ha hacer con tus manos
y tu fusil.
lleva una azada en la mano
que grandes tiene las manos
el labrador de mi pueblo
cavando de sol a sol
con lluvia, nieve o calor.
El parado de mi pueblo
llena de angustia sus manos
que tristes tiene las manos
el parado de mi pueblo
dando vueltas a la noria
sin jornal y sin historia.
El alcalde de mi pueblo
lleva un bastón en las manos
que finas tiene las manos
el alcalde de mi pueblo
con su orgulloso bastón
preside la procesión.
El obrero de mi pueblo
no está en mi pueblo
ha emigrado,
sus manos amasan pan
para otros pueblos lejanos,
que lejos están las manos
del obrero de mi pueblo.
El soldado de mi pueblo
antes ha sido albañil
ahora ya no tiene pala
lleva en la mano un fusil
que frías tiene las manos
alrededor del fusil.
El cacique de mi pueblo
no vive tampoco allí
con el sudor de mi pueblo
se compró un piso en Madrid
con lo que su mano tira
cuántos podrían vivir.
Soldado, si alguna vez,
el labrador de mi pueblo
se levanta, y el obrero
se levanta, y el parado
¿qué vas ha haces tu soldado
que antes has sido albañil?
¿qué vas ha hacer con tus manos
y tu fusil.
DÉJAME SUELTAS LAS MANOS (PABLO NERUDA)
Déjame sueltas las manosy el corazón, déjame libre!Deja que mis dedos corranpor los caminos de tu cuerpo.La pasión sangre, fuego, besosme incendia a llamaradas trémulas.Ay, tú no sabes lo que es esto!Es la tempestad de mis sentidosdoblegando la selva sensible de mis nervios.Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!Es el incendio!Y estás aquí, mujer, como un madero intactoahora que vuela toda mi vida hecha cenizashacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros!
Déjame libre las manosy el corazón, déjame libre!Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo!
No es amor, es deseo que se agosta y se extingue,
es precipitación de furias,
acercamiento de lo imposible,
pero estás tú,
estás para dármelo todo,
y a darme lo que tienes a la tierra viniste
como yo para contenerte,
y desearte,
y recibirte!MANOS ADORADAS (SANDRO)Las manos que yo quiero las manos que venero no son color de rosa ni tienen palidez sus dedos no parecen diez gemas nacaradas tampoco están pintadas ni tienen al timbrar son manos arrugadas tal vez las mal soñadas y están cual hojas secas de tanto trabajar son éstas manos santas las manos de mi madre aquellas que me dieron con todo amor el pan las manos que yo quiero las manos de mi madre ligeras como ave volando siempre van las manos de mi madre por altivez dichosas si no hacen siempre algo tranquilas nunca están por rústicas y viejas que bellas son tus manos lavando tanta ropa cortando tanto pan corriendo por la casa la mesa acariciando buscando en el descanso la lupa y el dedal las manos que trajeron la lámpara a mi cama tapándome la espalda en el invierno cruel que cuando estuve triste mis lágrimas secaron y cuando estuve enfermo acariciáronme con manos adoradas con manos llenas de alma en ellas yo quisiera mi frente refugiar y tristemente digo que lejos que se encuentran que lejos de mi angustia y de mi soledad
VIEJAS SEÑALES (MARIO BENEDETTI)
En las manos te traigoviejas señalesson mis manos de ahora
no las de antes
doy lo que puedo
y no tengo vergüenza
del sentimiento
si los sueños y ensueños
son como ritos
el primero que vuelve
siempre es el mismosalvando murosse elevan en la tardetus pies desnudosel azar nos ofrecesu doble víavos con tus soledadesyo con las míasy eso tampocosi habito en tu memoriano estaré solotus miradas insomnesno dan abastodónde quedó tu lunala de ojos clarosmírame prontoantes que en un descuidome vuelva otrono importa que el paisajecambie o se rompame alcanza con tus vallesy con tu bocano me deslumbresme basta con el cielode la costumbreen mis manos te traigoviejas señalesson mis manos de ahorano las de antesdoy lo que puedoy no tengo vergüenzadel sentimiento.
MANOS ORANTES - ALBERTO DURERO
Durante el siglo XV, en una pequeña aldea cercana a Nuremberg, vivía una Familia con 18 niños.
Para poder poner pan en la mesa para tal prole, el padre, y jefe de la familia, trabajaba casi 18 horas diarias en las minas de oro, y en cualquier otra cosa que se presentara.
A pesar de las condiciones tan pobres en que vivían, dos de los hijos de Albrecht Durer tenían un sueño. Ambos querían desarrollar su talento para el arte, pero bien sabían que su padre jamás podría enviar a ninguno de ellos a estudiar a la Academia.
Después de muchas noches de conversaciones calladas entre los dos, llegaron a un acuerdo. Lanzarían al aire una moneda. El perdedor trabajaría en las minas para pagar los estudios al que ganara.
Al terminar sus estudios, el ganador pagaría entonces los estudios al que quedara en casa, con las ventas de sus obras, o como fuera necesario.
Lanzaron al aire la moneda un domingo al salir de la Iglesia. Albretch Durer gano y se fue a estudiar a Nuremberg.
Albert comenzó entonces el peligroso trabajo en las minas, donde permaneció los próximos cuatro años para sufragar los estudios de su hermano, que desde el primer momento fue toda una sensación en la Academia.
Los grabados de Albretch, sus tallados y sus óleos llegaron a ser mucho mejores que los de muchos de sus profesores, y para el momento de su graduación, ya había comenzado a ganar considerables sumas con las ventas de su arte.
Cuando el joven artista regreso a su aldea, la familia Durer se reunió para una cena festiva en su honor. Al finalizar la memorable velada, Albretch se puso de pie en su lugar de honor en la mesa, y propuso un brindis por su hermano querido, que tanto se había sacrificado para hacer sus estudios una realidad.
Sus palabras finales fueron:- y ahora, Albert hermano mío, es tu turno.
Ahora puedes ir tu a Nuremberg a perseguir tus sueños, que yo me haré cargo de ti.
Todos los ojos se volvieron llenos de expectativa hacia el rincón de la mesa que ocupaba Albert, quien tenia el rostro empapado en lagrimas, y movía de lado a lado la cabeza mientras murmuraba una y otra vez: “No… no… no…”.
Finalmente, Albert se puso de pie y seco sus lagrimas.
Miro por un momento a cada uno de aquellos seres queridos y se dirigió luego a su hermano, y poniendo su mano en la mejilla de aquel le dijo suavemente: - -No, hermano, no puedo ir a Nuremberg. Es muy tarde para mí. Mira lo que cuatro años de trabajo en las minas han hecho a mis manos.
Cada hueso de mis manos se ha roto al menos una vez, y últimamente la artritis en mi mano derecha ha avanzado tanto que hasta me costo trabajo levantar la copa durante tu brindis mucho menos podría trabajar con delicadas líneas el compás o el pergamino y no podría manejar la pluma ni el pincel.
Miro por un momento a cada uno de aquellos seres queridos y se dirigió luego a su hermano, y poniendo su mano en la mejilla de aquel le dijo suavemente: - -No, hermano, no puedo ir a Nuremberg. Es muy tarde para mí. Mira lo que cuatro años de trabajo en las minas han hecho a mis manos.
Cada hueso de mis manos se ha roto al menos una vez, y últimamente la artritis en mi mano derecha ha avanzado tanto que hasta me costo trabajo levantar la copa durante tu brindis mucho menos podría trabajar con delicadas líneas el compás o el pergamino y no podría manejar la pluma ni el pincel.
No, hermano para mí ya es tarde.
Mas de 450 años han pasado desde ese día.
Hoy en día los grabados, óleos, acuarelas, tallas y demás obras de Albretch Durer pueden ser vistos en museos alrededor de todo el mundo.
Pero seguramente usted, como la mayoría de las personas, solo recuerde uno. Lo que es mas, seguramente hasta tenga uno en su oficina o en su casa.
Un día, para rendir homenaje al sacrificio de su hermano Albert, Albretch Durer dibujo las manos maltratadas de su hermano, con las palmas unidas y los dedos apuntando al cielo.
Llamó a esta poderosa obra simplemente “Manos”, pero el mundo entero abrió de inmediato su corazón a su obra de arte y se le cambio el nombre a la obra por el de “Manos que oran”.
La próxima vez que vea una copia de esa creación, mírela bien. Permita que sirva de recordatorio, si es que lo necesita, de que nadie, nunca, triunfa solo.
LAS MANOS DE LA TERNURA - OSWALDO GUAYASAMIN
PINTURA RUPESTRE ANCESTRAL
CUEVA DE LAS MANOS
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