17.1.14

ÁRBOL






«En mi infancia nace otra infancia ardiente como un alcohol. Me sentaba en los caminos de la noche a escuchar la elocuencia de las estrellas y la oratoria del árbol» (VICENTE HUIDOBRO)

HIMNO AL ÁRBOL (GABRIELA MISTRAL)



Árbol hermano, que clavado 

por garfios pardos en el suelo, 

la clara frente has elevado 

en una intensa sed de cielo; 

hazme piadoso hacia la escoria 

de cuyos limos me mantengo, 

sin que se duerma la memoria 

del país azul de donde vengo. 



Árbol que anuncias al viandante 

la suavidad de tu presencia 
con tu amplia sombra refrescante 
y con el nimbo de tu esencia: 
haz que revele mi presencia, 
en las praderas de la vida, 
mi suave y cálida influencia 
de criatura bendecida. 

Árbol diez veces productor: 
el de la poma sonrosada, 
el del madero constructor, 
el de la brisa perfumada, 
el del follaje amparador; 
el de las gomas suavizantes 
y las resinas milagrosas, 
pleno de brazos agobiantes 
y de gargantas melodiosas: 
hazme en el dar un opulento 
¡para igualarte en lo fecundo, 
el corazón y el pensamiento 
se me hagan vastos como el mundo! 

Y todas las actividades 
no lleguen nunca a fatigarme: 
¡las magnas prodigalidades 
salgan de mí sin agotarme! 

Árbol donde es tan sosegada 
la pulsación del existir, 
y ves mis fuerzas la agitada 
fiebre del mundo consumir: 
hazme sereno, hazme sereno, 
de la viril serenidad 
que dio a los mármoles helenos 
su soplo de divinidad. 

Árbol que no eres otra cosa 
que dulce entraña de mujer, 
pues cada rama mece airosa 
en cada leve nido un ser: 
dame un follaje vasto y denso, 
tanto como han de precisar 
los que en el bosque humano, inmenso, 
rama no hallaron para hogar. 

Árbol que donde quiera aliente 
tu cuerpo lleno de vigor, 
levantarás eternamente 
el mismo gesto amparador: 
haz que a través de todo estado 
niñez, vejez, placer, dolor? 
levante mi alma un invariado 
y universal gesto de amor! 


MI ÁRBOL Y YO (ALBERTO CORTEZ)

Mi madre y yo lo plantamos 
en el limite del patio, 
donde termina la casa. 
Fue mi padre quien lo trajo 
yo tenia cinco años 
y el apenas una rama. 

Al llegar la primavera 
cultivamos bien la tierra 
y lo cubrimos de agua 
con trocitos de madera, 
hicimos una barrera 
para que no se dañara. 

Mi árbol brotó, mi infancia pasó, 
hoy bajo su sombra que tanto creció, 
tenemos recuerdos mi árbol y yo. 

Con el correr de los años 
y mis pantalones largos 
me llego la adolescencia, 
fue a la sombra de mi árbol 
una siesta en el verano 
donde perdí la inocencia. 

Luego fue tiempo de estudios 
con regresos a menudo 
pero con plena conciencia 
se acercaba un largo viaje 
solo de ida el pasaje 
y así me llego la ausencia. 

Mi árbol brotó, mi infancia pasó etc. 

Muchos años han pasado 
y por fin he regresado 
a mi terruño querido 
y en el límite del patio 
ahí me estaba esperando 
como se espera a un amigo... 

Parecía sonreírme 
como queriendo decirme 
"mira... estoy lleno de nidos", 
ese árbol que plantamos 
hacen como unos veinte años 
cuando yo solo era un niño. 

Aquel que brotó y el tiempo pasó... 
mitad de mi vida con el se quedó... 
hoy bajo su sombra, que tanto creció 
tenemos recuerdos... mi árbol y yo.
ERES ÁRBOL LO MISMO (JOSÉ E. PEIRE)

Banco escolar, escucha
esto que te decimos:
Eres árbol como antes;
no cambió tu destino.
Hoy, tu forma de nube,
tiene forma de nido
y, en las horas de clase,
tienes...tu pajarito.

¡Qué te importa el aspecto
si eres árbol lo mismo!
Perdiste tu follaje,
tu flor y tu rocío,
más, por contagio, ahora
tienes alma de niño:
ganaste en travesuras
y en sonrisas y en libros.
¡Cambiaste de follaje,
de flor y de rocío!

¡Eres el mismo siempre!
¡No cambió tu destino!

A UN OLMO (ANTONIO MACHADO CANTADO POR SERRAT)

Al olmo viejo, hendido por el rayo 
y en su mitad podrido, 
con las lluvias de abril y el sol de mayo 
algunas hojas verdes le han salido 

¡El olmo centenario en la colina 
que lame el Duero! Un musgo amarillento 
le mancha la corteza blanquecina 
al tronco carcomido y polvoriento 

No será, cual los álamos cantores 
que guardan el camino y la ribera, 
habitado de pardos ruiseñores. 

ejército de hormigas en hilera 
va trepando por él, y en sus entrañas 
urden sus telas grises las arañas. 

Antes de que te derribe, olmo del Cuero, 
con su hacha el leñador, y el carpintero 
te convierta en melena de campana 
lanza o yugo de carreta; 
antes que rojo en el hogar, mañana, 
ardas de alguna mísera caseta, 
al borde del camino; 
te descuaje un torbellino 
y tronche el soplo de las sierras blancas; 
antes que el río te empuje 
por valles y barrancas, 
olmo, quiero anotar en mi cartera 
la gracia de tu rama verdecida. 

Mi corazón espera 
también, hacia luz y hacia la vida, 
otro milagro de la primavera. 
LOS ÁRBOLES (PHILIP LARKIN)

    Los árboles se están volviendo hoja
    Como algo que está a punto de decirse;
    Brotes recientes ceden, se propagan,
    Su verdor es un tipo de congoja.


    ¿Es acaso que nacen otra vez
    Mientras envejecemos? No, ellos también mueren.
    Su truco anual de verse nuevos
    Se anota en los anillos de la veta.


    Pero aún los castillos insatisfechos trillan
    En la espesa crecida cada mayo.
    Murió el año pasado, parece que dijeran,
    Parte de nuevo, de nuevo, de nuevo.
    EL CIPRÉS VISTO POR VINCENT VAN GOGH
EL CIPRÉS (JUANA DE IBARBOUROU)

Quizá nació en Judea,
Pero se ha hecho ciudadano en todos
Los cementerios de la tierra.

Parece un grito que ha cuajado en árbol
O un padrenuestro hecho ramaje quieto.
No ampara ni cobija. Siempre clama
Por los muertos.

Y si a veces se enrosca por su tronco
Un rosal que florece en los veranos,
Como un trapense extático  no siente
La brasa de la flor sobre sus gajos.

Tiene pasta de asceta, el solitario.

O pasta de abstraído.

Pero si uno está hastiado o está triste, 
le hace bien recostarse contra el tronco
Recto y liso.

Se siente algo sedante en la mejilla,
como si dentro del leñoso tallo
Una intuición ardiente y sensitiva
Compadeciera el gesto de cansancio.

Nunca el ciprés comprenderá la risa,
La plenitud, la primavera, el alba.
Sólo se da a la angustia de los hombres
Y arrulla el sueño eterno como un aya.

Es un gran dedo vegetal que siempre
Está indicando el ruido: ¡Calla!
EL ÁRBOL QUE TU OLVIDASTE (ATAHUALPA YUPANQUI)

El árbol que tú olvidaste siempre se acuerda de ti,
y le pregunta a la noche
si serás o no feliz.

El arroyo me ha contado
que el árbol suele decir:
quien se aleja junta quejas
en vez de quedarse aquí.

Al que se va par el mundo
suele sucederle así.
Que el corazón va con uno
y uno tiene que sufrir,
y el árbol que tú olvidaste
siempre se acuerda de ti.

Arbolito de mi tierra
yo te quisiera decir
que lo que a muchos les pasa
también me ha pasado a mi.
No quiero que me lo digan
pero lo tengo que oír:
quien se aleja junta quejas
en vez de quedarse aquí
LA HIGUERA (JUANA DE IBARBOUROU)

Porque es áspera y fea,


porque todas sus ramas son grises,

yo le tengo piedad a la higuera.



En mi quinta hay cien árboles bellos,

ciruelos redondos,

limoneros rectos

y naranjos de brotes lustrosos.



En las primaveras,

todos ellos se cubren de flores

en torno a la higuera.



Y la pobre parece tan triste

con sus gajos torcidos que nunca

de apretados capullos se viste...



Por eso,

cada vez que yo paso a su lado,

digo, procurando

hacer dulce y alegre mi acento:

«Es la higuera el más bello

de los árboles todos del huerto».



Si ella escucha,

si comprende el idioma en que hablo,

¡qué dulzura tan honda hará nido

en su alma sensible de árbol!



Y tal vez, a la noche,

cuando el viento abanique su copa,

embriagada de gozo le cuente:

¡Hoy a mí me dijeron hermosa!
LA ARBOLEDA (OCTAVIO PAZ)

Enorme y sólida
Pero oscilante,
Golpeada por el viento
Pero encadenada,
Rumor de un millón de hojas
Contra mi ventana.
Motín de árboles,
Oleaje de sonidos verdinegros.
La arboleda,
Quieta de pronto,
Es un tejido de ramas y frondas.
Hay claros llameantes.
Caída en esas redes
Se revuelve,
Respira
Una materia violenta y resplandeciente,
Un animal iracundo y rápido,
Cuerpo de lumbre entre las hojas:
El día.
A la izquierda del macizo,
Más idea que color,
Poco cielo y muchas nubes,
El azuleo de una cuenca
Rodeada de peñones en demolición,
Arena precipitada
En el embudo de la arboleda.
En la región central
Gruesas gotas de tinta
Esparcidas
Sobre un papel que el poniente inflama,
Negro casi enteramente allá,
En el extremo sudeste,
Donde se derrumba el horizonte.
La enramada,
Vuelta cobre, relumbra.
Tres mirlos
Atraviesan la hoguera y reaparecen
Ilesos,
En una zona vacía: ni luz ni sombra.
Nubes
En marcha hacia su disolución.

Encienden luces en las casas.
El cielo se acumula en la ventana.
El patio,
Encerrado en sus cuatro muros,
Se aísla más y más.
Así perfecciona su realidad.
El bote de basura,
La maceta sin planta,
Ya no son,
Sobre el opaco cemento,
Sino sacos de sombras.
Sobre sí mismo
El espacio
Se cierra
Poco a poco se petrifican los nombres.


HOY NO QUIERO ESTAR LEJOS DE LA CASA Y EL ÁRBOL
 (SLVIO RODRÍGUEZ)
Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol, 
hoy quisiera estrechar mi ciudad sumergida, 
boca de los corales, alma de las esponjas, 
dureza de las piedras que se encuentran a veces, 
ojos de las estrellas de mar y los peces. 

Hoy te quiero cantar más allá, 
más allá de donde ha de llegar la canción. 

Cómo voy a cambiarle el color a una ola, 
qué se puede querer si todo es horizonte, 
qué le voy a enseñar a la suma del viento, 
qué le puedo objetar a una noche estrellada, 
con mi vela amarilla y mi proa emparchada. 

Hoy te quiero cantar más allá, 
más allá de donde ha de llegar la canción. 

Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol, 
cada rizo del suelo es un sueño contado, 
algo como un recuerdo, una imagen, un beso, 
y en la espalda del día se queda ese algo, 
hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol. 

Hoy te quiero cantar más allá, 
más allá de donde ha de quedar la canción, 
la canción, mi canción.
A UNA ENCINA VERDE (JOAN MANUEL SERRAT)
...Y de haber nacido en la tierra baja 
pudo ser timón y volverse al mar. 
Pudo ser rueda y ver mundo, 
ser mango, cuna o altar. 

Pudo ser ceniza y humo 
o pudo, simplemente, no haber nacido 
donde manda el roble, pero ahí nació 
desafiando las reglas, 
consentida por el sol. 
Más cerca de las estrellas. 

De abrazarse al suelo, 
a pelear la tierra 
con los aguaceros, 
de rellenar grietas 
con bojes, tomillos y enebros, 
de andar huyéndole al hacha 
que el amo blande ligero..., 
nudos amargos duelen en tus maderas, 
encina verde. 

Que tus contornos te quieran, 
que te respete la muerte. 

Que es bueno que cuando el haya enrojece 
y los caminos mudan de color, 
entre esqueletos de robles, 
salpiques con tu verdor 
las palideces del bosque.



EL ÁRBOL (EZRA POUND)



Estuve sin moverme, y fuí un árbol en el bosque,

Y supe la verdad de las cosas nunca vistas,

De Dafne y del laurel y de la antigua

Pareja que a los dioses celebraba

Unida, encina-roble, en medio de la campiña. 

Sólo cuando los dioses fueron propiciamente 

Llamados y atraídos al fuego de su pecho 

Pudo obrarse el milagro. 

Pues que fruí un árbol del bosque 

Y muchas cosas comprendí 

Que antes me parecieron inauditas.





A UNA NIÑA (EZRA POUND) 



El árbol se ha metido en mis manos,

la savia ha subido a mis brazos,

el árbol ha crecido en mi pecho

hacia abajo.



Las ramas me brotan como brazos. 

Árbol eres, 

musgo eres, 

eres violetas con viento sobre ellas, 

una niña -¡tan alta!- tú eres; 

y todo esto es locura para el mundo. 

EL ÁRBOL DE LA PLAZA (VICENTICO)
El árbol de la plaza del barrio viejo no crece más 
Se ha quedado quietito todo pelado por qué será 
La tierra está tan seca en cualquier momento se va a quebrar 
Pareciera que el cielo se fue olvidando cómo llorar 

Hay que llamar a la tormenta a ver si llueve 
Para salvar al arbolito que se muere 
Si es que está en nuestras manos traer las nubes y hacer llover
vuelvan a la vida todas las hojas que hay por crecer 

Bailen toda la noche que acá tocamos hasta amanecer 
Que siento el aguacero venir llegando a calmar la sed 
Hay que llamar a la tormenta a ver si llueve 
Para salvar al arbolito que se muere 

Llueve, llueve y nadie se mueve 
Si el agua moja la plaza 
La muerte se vuelve a su casa 
Llueve, llueve y nadie se mueve 

Que si no se lloran las penas 
Se convierten en condena 
Llueve, llueve y nadie se mueve 

El árbol de la plaza del barrio viejo no crece más 
Se ha quedado quietito todo pelado por qué será 
La tierra está tan seca en cualquier momento se va a quebrar 
Pareciera que el cielo se fue olvidando cómo llorar 

Hay que llamar a la tormenta a ver si llueve 
Para salvar al arbolito que se muere 
Llueve, llueve y nadie se mueve 
Si el agua moja la plaza 

La muerte se vuelve a su casa 
Llueve, llueve y nadie se mueve 
Si no se lloran las penas 
Se convierten en condena 

Llueve, llueve y nadie se mueve 
Y si después de la lluvia sale la luna 
la tierra iluminada 

Abra un sendero para seguir 
Andemos como soldados por el camino que el árbol vuelve a vivir 
Que el árbol vuelve a vivir 

Llueve, llueve y nadie se mueve 
Llueve, llueve y nadie se mueve 
Que el agua moje la plaza 
Así la muerte se atrasa 

Llueve, llueve y nadie se mueve 
Que si no se lloran las penas 
Se convierten en condena 
Llueve, llueve y nadie se mueve 

Que baile la gente que baile en la plaza 
Así la muerte se atrasa 
Llueve, llueve y nadie se mueve 
Ahora ya siento llegar la tormenta 

Así que la banda apriete con fuerza 
Llueve, llueve y nadie se mueve 
Que baile la gente que baile en la plaza 

Así la muerte se atrasa 

Llueve, llueve y nadie se mueve.
POEMA DEL ÁRBOL (JOSÉ ÁNGEL BUESA)

La gracia de tu rama verdecida

ANTONIO MACHADO




Árbol, buen árbol, que tras la borrasca

te erguiste en desnudez y desaliento,

sobre una gran alfombra de hojarasca

que removía indiferente el viento...



Hoy he visto en tus ramas la primera

hoja verde, mojada de rocío,

como un regalo de la primavera,

buen árbol del estío.



Y en esa verde punta

que está brotando en ti de no sé dónde,

hay algo que en silencio me pregunta

o silenciosamente me responde.



Sí, buen árbol; ya he visto como truecas

el fango en flor, y sé lo que me dices;

ya sé que con tus propias hojas secas

se han nutrido de nuevo tus raíces.



Y así también un día,

este amor que murió calladamente,

renacerá de mi melancolía

en otro amor, igual y diferente.


No; tu augurio risueño,

tu instinto vegetal no se equivoca:

Soñaré en otra almohada el mismo sueño,

y daré el mismo beso en otra boca.

Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde...

CANCIÓN DEL ÁRBOL DEL OLVIDO (VICTOR JARA)
En mis pagos hay un árbol,
que del olvido se llama,
al que van a despenarse, vidalitay,*
los moribundos del alma.

Para no pensar en vos,
bajo el árbol del olvido,**
me acosté una nochecita, vidalitay,
y me quedé bien dormido.

Al despertar de aquel sueño***
pensaba en vos otra vez,
pues me olvidé de olvidarte, vidalitay,
en cuantito me acosté.
VEGETACIONES (PABLO NERUDA)

A las tierras sin nombres y sin números
bajaba el viento desde otros dominios,

traía la lluvia hilos celestes,

y el dios de los altares impregnados

devolvía las flores y las vidas.



En la fertilidad crecía el tiempo.



El jacarandá elevaba espuma

hecha de resplandores transmarinos,

la araucaria de lanzas erizadas

era la magnitud contra la nieve,

el primordial árbol caoba

desde su copa destilaba sangre,

y al Sur de los alerces,

el árbol trueno, el árbol rojo,

el árbol de la espina, el árbol madre,

el ceibo bermellón, el árbol caucho,

eran volumen terrenal, sonido,

eran territoriales existencias.


Un nuevo aroma propagado

llenaba, por los intersticios

de la tierra, las respiraciones

convertidas en humo y fragancia:

el tabaco silvestre alzaba

su rosal de aire imaginario.

Como una lanza terminada en fuego

apareció el maíz, y su estatura

se desgranó y nació de nuevo,

diseminó su harina, tuvo

muertos bajo sus raíces,
y luego, en su cuna, miró
crecer los dioses vegetales.
Arruga y extensión, diseminaba
la semilla del viento
sobre las plumas de la cordillera,
espesa luz de germen y pezones,
aurora ciega amamantada
por los ungüentos terrenales
de la implacable latitud lluviosa,
de las cerradas noches manantiales,
de las cisternas matutinas.
Y aun en las llanuras
como láminas del planeta ,
bajo un fresco pueblo de estrellas,
rey de la hierba, el ombú detenía
el aire libre, el vuelo rumoroso
y montaba la pampa sujetándola
con su ramal de riendas y raíces.

América arboleda,
zarza salvaje entre los mares,
de polo a polo balanceabas,
tesoro verde, tu espesura.

Germinaba la noche
en ciudades de cáscaras sagradas,
en sonoras maderas,
extensas hojas que cubrían
la piedra germinal, los nacimientos.
Útero verde, americana
sabana seminal, bodega espesa,
una rama nació como una isla,
una hoja fue forma de la espada,
una flor fue relámpago y medusa,
un racimo redondeó su resumen,
una raíz descendió a las tinieblas.
DE ÁRBOL A ÁRBOL 
(MARIO BENEDETTI CANTADO POR JOAN MANUEL SERRAT)


Seguro que los diarios
No lo preguntarán
Los árboles, ¿serán
Acaso solidarios?

¿Digamos el olivo de Jaén
Con el terco quebracho de entre ríos?
¿O el triste sauce de Tacuarembó
Con el castaño de Campos Elíseos?

¿Qué se revelarán de árbol a árbol?
¿Desde Westfalia avisará la encina
Al demacrado alerce del Tirol
Que administre mejor su trementina?

Seguro que los diarios
No lo preguntarán
Los árboles, ¿serán
Acaso solidarios?

¿Se sentirá el ombú en su Pampa húmeda
Un hermano de la Ceiba antillana?
¿Los de ese bosque y los de aquel jardín
Permutarán insectos y hojarasca?

¿Se dirán copa a copa que aquel muérdago
Otrora tan sagrado entre los galos
Usaba chupadores de corteza
Como el menos cordial de los parásitos?

Seguro que los diarios
No lo preguntarán
Los árboles, ¿serán
Acaso solidarios?

¿Sabrán por fin los cedros libaneses
Que su voraz y sádico enemigo
No es el ébano gris de Camerún
Ni el arrayán bastardo ni el morisco

Ni la palma lineal de Camagüey
Sino las hachas de los leñadores
La sierra de las grandes madereras
El rayo como látigo en la noche?

EL ÁRBOL DE LOS PÁJAROS (HERMANOS CUESTAS)

Ser un árbol con alas.

En la tierra potente desnudar las raíces y entregarlas al suelo

y cuando sea mucho más amplio nuestro ambiente con las alas abiertas entregarnos al vuelo!”

(PABLO NERUDA)

ÁRBOL QUE RECUERDA (EUARDO GALEANO)
Siete mujeres se sentaron en círculo.
Desde muy lejos, desde su pueblo de Monostenango, Humberto Ak’abal les había traído unas hojas secas, recogidas al pie de un cedro.
Cada una de las mujeres quebró una hoja, suavemente, contra el oído. Y así se abrió la memoria del árbol:
Una sintió el viento soplándole la oreja.
Otra, la fronda que suavecito se hamacaba.
Otra, un batir de alas de pájaros.
Otra dijo que en su oreja llovía.
Otra escuchó algún bichito que corría.
Otra, un eco de voces.
Y otra, un lento rumor de pasos.
EL ÁRBOL ES UN CAMINO (ANTONIO TARRAGÓ ROS 
CON  JAIME TORRES, PETECO Y CUTI CARABAJAL)




El árbol es un camino
desde la tierra hasta el cielo
oda sin fin al abismo
donde la muerte me espera.
Música vértigo amado
dáme un espejo y memoria
que me devuelva sin trampas
esto que soy por la historia.
Como el árbol soy
vida rumbo al sol
y sembrando soy
mi corazón...
El árbol es como un pueblero
y el desarraigo lo acaba
hay que sembrar mil semillas
de cada especie arrancada.
Huella en el aire el aroma
lleva la historia del suelo
¡Vuelo y arraigo es el hombre!
desde la tierra hasta el cielo.
Como el árbol soy...
Canta la copla en el viento
justificando su vuelo
como la flor cuando aroma
lleva la sangre del suelo.



" La mitología guaraní
entiende al arbol como
el camino hacia "la tierra
sin mal", o sea el cielo,
el paraíso, la eternidad.
.." 


¡Ah del que niegue el pasado!
ánima en pena su canto
anda sin ser por el mundo
frío y reseco su llanto.

Como el árbol soy...
El árbol es como un rezo
una plegaria encendida
desde lo eterno del indio
desde mi tierra querida.

¡Ay catedral verde vida!
árbol pasión del suspiro
alta regresa la muerte
viva en tu tallo florido.

Como el árbol soy.







Cuenta el Diccionario de Símbolos de Hans Biedermann que el árbol como tiene sus raíces en la tierra pero eleva sus ramas hacia el cielo es, al igual que el mismo ser humano, una imagen del "ser de dos mundos" y de la creación mediadora entre arriba y abajo. 
En la iconografía cristiana el árbol es símbolo de la vida querida por Dios y su paso a través del ciclo anual  hace referencia a vida, muerte y resurrección; en cambio el árbol estéril  o muerto hace referencia al pecador. 
EN LA PRACPRIMER BOSQUE VERTICAL DEL MUNDO
Su creador, Stefano Boeri, comienza este proyecto para luchar contra la polución que ataca la ciudad de Milán, considerada una de las más contaminadas. El resultado son dos torres residenciales de 27 pisos de 111 y 80 metros de altura cada una, que integran una frondosa vegetación en su fachada a las afueras del barrio de Isola.
Ubicado en una superficie de 40.000 metros y como proceso de reforestación metropolitana, contará en su fachada con un total de 900 árboles, 5.000 arbustos y 11.000 plantas. Éstas permitirán una calidad óptima de vida a sus habitantes ya que además de producir oxígeno al edificio, en verano evitarán la incidencia solar y en invierno mitigarán el frío y el viento. Además, proporcionan a las casas un perfecto insonorizado ya que frenan la contaminación acústica y protegen de las partículas de polvo generadas en la calle.
Los edificios incorporan un sistema que optimiza, recupera y produce energía. Ayudando a la creación de un microclima y en el filtrado de las partículas de polvo contenido en el entorno urbano. La diversidad de las plantas y sus características producen humedad, absorben partículas de CO2 y polvo, produciendo oxígeno y protegen de la radiación y la contaminación acústica, la mejora de la calidad de los espacios de vida y ahorro de energía. Riego de plantas se produce en buena medida a través del filtrado y la reutilización de las aguas grises producidas por el edificio. Sistemas de energía eólica y fotovoltaica, además, contribuirá, junto con el microclima mencionado para aumentar el grado de autosuficiencia energética de las dos torres. La gestión y el mantenimiento de la vegetación de los edificios será centralizado y confiado a un organismo con un mostrador de la oficina abierta al público.
El complejo está dotado de sistemas de producción de energía eólica y fotovoltaica que ayuda a la autosuficiencia energética de las torres. Incluso la red de riego es ‘verde': proviene de las aguas grises del edificio ahorrando a los clientes los costes que se derivan de este proceso.
El proyecto, que ha costado 65 millones de euros, está actualmente en construcción y, aunque sólo se pueden ver las imágenes de la fachada, se prevé que estará listo para entrar a vivir pronto.NAL
ÁRBOL DE MULBERRY  - VINCENT VAN GOGH 
ÁRBOLES DE OLIVO - VINCENT VAN GOGH
ÁRBOLES DE OLIVO CON CIELO AMARILLO Y SOL - VINCENT VAN GOGH
ÁRBOLES DE PINO AL AMANCECER - VINCENT VAN GOGH
LOS ÁLAMOS EN SAINT-REMY - VINCENT VAN GOGH
EL HUERTO ROSA - VINCENT VAN GOGH



















LEYENDAS SOBRE ÁRBOLES (FUENTE: WIKIPEDIA

Árbol de Bodhi


El árbol Bodhi fue la ficus religiosa debajo de la cual Buda (Siddhartha Gautamá) se sentó a meditar buscando la iluminación 1 en elsiglo VI a. C..

La higuera se encuentra en la ciudad de Bodhgaya, a unos 100 km de la ciudad de Patna, en el estado de Bijar (India). Actualmente hay una gran higuera situada al lado del templo Mahabodhi, llamada Sri Maha Bodhi, que se considera descendiente directa del árbol Bodhi original.
Leyenda

Buda —lleno de gratitud hacia el árbol, después de la iluminación— se quedó ante el árbol con los ojos abiertos sin parpadear durante una semana entera.Según los textos budistas, Sakhiamuni Gautamá se sentó debajo de este árbol durante semanas. Como empezó una terrible tormenta, de debajo de las raíces del árbol surgió Muchilinda, el rey de los nagas (serpientes), se enroscó alrededor de Gautamá y lo cubrió con su caperuza. Gautamá finalmente alcanzó la iluminación espiritual y se convirtió en Buda (el iluminado) y originó el budismo.

Este árbol se convirtió en un sitio de peregrinación incluso durante la vida de Buda. El rey Asoka (304–232 a. C.) iba cada año a rendir homenaje a este árbol de Bodhi, y cada año pagaba un festival en su honor en el mes de kattika.2 Su esposa Tissarakkhā se sentía celosa del árbol. Se convirtió en reina en el año 16 del reinado de Asoka (253 a. C.) y tres años después 250 a. C.), hizo matar el árbol mediante espinas de mandu.3 En el sitio se plantó un vástago del árbol original (o de otro árbol de la misma especie: Ficus religiosa). A su lado se construyó un monasterio, que se llamó Bodhi-Manda Vijara

El concepto de Árbol de la vida como árbol de muchas ramas que ilustra la idea de la vida en la tierra, se ha utilizado en laciencia, la religión, la filosofía, la mitología, y en otras áreas. El Árbol de la vida tallado, pintado, bordado o impreso ha existido desde el comienzo de la historia.

Un Árbol de la vida puede referirse a:
un motivo en las teologías, mitologías y filosofías de distintas partes del mundo;
un concepto místico en alusión a la interconexión de toda la vida en nuestro planeta; y
una metáfora de la descendencia común en el sentido de la evolución.

Generalmente, simboliza el poder de la vida y sus orígenes, la importancia de las raíces y el desarrollo de la vida. Se asocia a veces con las personas y / o animales (aves, mamíferos).

Según la Enciclopedia Británica, el árbol del conocimiento, que une el cielo y el inframundo, y el árbol de la vida, que conecta todas las formas de creación, son formas del árbol del mundo o árbol cósmico.1 Para algunos pensadores, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal, representado en diversas religiones y filosofías, son el mismo árbol
"Árboles de la vida" conceptuales y mitológicos

Se encuentran árboles de la vida en el folclore, la cultura y la ficción, a menudo relacionados con la inmortalidad o la fertilidad. Tenían su origen en el simbolismo religioso.
Antiguo Egipto[
En la mitología egipcia, en la Enéada de Heliópolis, la primera pareja, aparte de Shu y Tefnut (humedad y sequedad) y Geb y Nut (cielo y tierra), son Isis y Osiris. Se dice que surgieron de la acacia de Saosis, que los egipcios consideraban el "árbol de la vida", refiriéndose a él como "el árbol en el que se encerraba la vida y la muerte". Un mito muy posterior, cuenta cómo Seth mató a Osiris, colocándolo en un ataúd, y arrojándolo al Nilo. El ataúd llegó a ser embebido en la base de un tamarisco.
El Sagrado Sicomoro de los egipcios también estaba en el umbral de la vida y la muerte, conectando los dos mundos.
Asiria
Lo que se conoce como el Árbol de la vida asirio estuvo representado por una serie de nodos y líneas que se cruzan. Aparentemente fue un símbolo religioso importante, a menudo atendido por dioses con cabeza de águila y sacerdotes, o el propio rey. Los especialistas en Asiriología no han llegado a un consenso sobre el significado de este símbolo. Es polivalente. El nombre de "Árbol de la Vida" ha sido atribuido por los investigadores modernamente, no fue utilizado en las fuentes asirias. De hecho, no existe ninguna evidencia textual relativa a este símbolo.
Bahaísmo
En los escritos sagrados del Bahaísmo, el "Árbol de la Vida" se refiere a la realidad de la Manifestación de Dios en cualquier edad que aparezca. Por lo tanto, hoy, el Árbol de la Vida es Bahá'u'lláh. Pero, como la Fe Bahaí enseña, la unidad esencial de las manifestaciones de Dios en el mundo divino, el Árbol de la Vida, también se refiere generalmente a todas las manifestaciones de Dios. En otros lugares, el árbol de la vida se identifica con el Libro del Pacto (la Carta de la Alianza de Bahá'u'lláh).3
China
En la mitología china, una escultura de un Árbol de la Vida representa un fénix y un dragón; el dragón representa a menudo la inmortalidad. Una historia taoísta habla de un árbol que produce un melocotón cada tres mil años. El que come el fruto recibe la inmortalidad.
En la década de 1990, el descubrimiento arqueológico de un pozo de sacrificio en Sanxingdui en Sichuan, China, que databa de alrededor de 1200 a. C., contenía tres árboles de bronce, uno de ellos de 4 metros de altura. En su base había un dragón y las frutas colgaban de las ramas más bajas. En la parte superior, un pájaro extraño, como un (Fénix), una criatura con garras. También se ha encontrado en Sichuan, de finales de la dinastía Han (hacia 25 a 220 d. C.) otro Árbol de la vida. La base, decerámica está custodiada por una bestia con cuernos y alas. Las hojas del árbol son monedas y personas. En la cúspide hay un pájaro con monedas y el sol.
Paganismo germánico y Mitología escandinava
En el paganismo germánico, los árboles jugaban (y, en forma de Heathhenry y Neopaganismo germánico, siguen desempeñando) un papel destacado, apareciendo en diversos aspectos, sobreviviendo a los textos y, posiblemente, en nombre de los dioses.
El Árbol de la vida aparece en la religión escandinava como Yggdrasil, el árbol del mundo, un enorme árbol (a veces considerado un tejo o fresno) con una amplia tradición popular. Tal vez en relación con Yggdrasil, han sobrevivido diferentes versiones con los árboles sagrados de las tribus germánicas. Entre los ejemplos se incluyen el Roble de Thor, los bosques sagrados, el Árbol sagrado de Upsala y el pilar de madera de Irminsul.
En la mitología nórdica, las manzanas de la caja de la ceniza de Iðunn proporciona la inmortalidad de los dioses.
Biblia Hebrea / Cristianismo
Etz Chaim, en hebreo para "Árbol de la vida", es un término común usado en el judaísmo. La expresión, que se encuentra en el Libro de los Proverbios, en sentido figurado se aplica a la Torá misma. Etz Chaim es también un nombre común para yeshivás y sinagogas, así como para obras de la literatura rabínica. También se utiliza para describir a cada uno de los postes de madera a la que se adjunta el pergamino de un Sefer Torá. El misticismo judío muestra el Árbol de la vida en forma de diez nodos interconectados, como una parte importante de la Cábala. Como tal, se asemeja a los diez Sefirot.
El Tabernáculo y el Arca de la Alianza fueron de madera de acacia o de una variedad de acacia. Tradicionalmente, la zarza ardiente, se creía que era de acacia. Muchos cristianos consideran la acacia el árbol de la vida.
Ezequiel 47:12 dice: "A lo largo del río, en ambas orillas, crecerán toda clase de árboles frutales con hojas que nunca se marchitan y los frutos nunca se malogran, dará frutos nuevos cada mes, porque esta agua viene del santuario. Y su fruto será bueno para comer y las hojas serán medicinales."
El Árbol de la vida se menciona en el Libro del Génesis (por ejemplo: Génesis 3:22), pero a menudo se considera distinto del árbol del conocimiento del bien y del mal (véase la introducción). En el cristianismo, el árbol de la vida es simbólicamente visto como Jesucristo. En el cristianismo oriental el Árbol de la vida es el amor de Dios.4
Apocalipsis 22:2 dice: "En medio de la calle de la ciudad, en cada orilla del río estaban los Árboles de la vida, que llevan doce frutos en un año, una en cada mes, y sus hojas son la cura para las naciones."
India
La flora, en general desempeña un papel central en la cultura de la India, que tiene una gran tradición vegetariana. El simbolismo del árbol es mencionado en un himno delRig-veda (10.135), y en el Bhagavad-guitá (15.1-4).
Dos variedades de la higuera (llamada ashuatta en sánscrito), la higuera de Bengala y el pipal son los más venerados en la tradición hindú, y ambos son considerados como árboles de la vida. La primera simboliza la fertilidad, según el Agní-purana, y es adorada por aquellos que desean tener hijos. También es conocida como el árbol de la inmortalidad en muchos escritos hindúes. Se creía que esta higuera había alimentado a la humanidad con su "leche" antes de la aparición de granos y otros alimentos.
La higuera juega un papel de jugador u observador en varios escritos del hinduismo. Los sabios y los videntes se sientan bajo la sombra de la higuera para buscar la iluminación, mantener discursos y llevar a cabo rituales védicos. El árbol de Bodhi bajo el cual Buda alcanzó la iluminación es un árbol pipal.
La higuera cobra especial importancia en la tradición de la India, debido principalmente a su "crecimiento en dos formas" (raíces 'aéreas' que crecen hacia abajo).
Mesoamérica
Entre las culturas precolombinas de Mesoamérica, el concepto de "árboles del mundo" es un motivo frecuente en sus cosmologías míticas y en la iconografía. Los Árboles del mundo incorporan los cuatro puntos cardinales, lo que representa también la naturaleza cuádruple de un árbol central del mundo, un simbólico axis mundi que conecta los planos del inframundo y el cielo con el del mundo terrestre.5
Las representaciones de los Árboles del mundo, tanto en su aspectos centrales como direccionales, se encuentran en el arte y la tradición mitológica de culturas como lamaya, azteca, Izapa, mixtecas, olmecas y otras, que datan de, al menos, los períodos Formativos Medios o Tardíos de la Cronología mesoamericana. Entre los mayas, el árbol central del mundo fue concebido o está representado por una ceiba, y es conocido indistintamente como wacah chan o yax imix che, dependiendo de la lengua maya.6El tronco del árbol también puede ser representado por un caimán en posición vertical, cuya piel evoca el tronco del árbol espinoso.7
Los Árboles del mundo direccionales también están asociados con los cuatro portadores del Año en los calendarios mesoamericanos, los colores direccionales y las deidades. Entre los Códices mesoamericanos que han esbozado esta asociación se incluyen los de Dresde, Borgia y Fejérváry-Mayer.8 Es de suponer que las localizaciones y centros ceremoniales de Mesoamérica, con frecuencia tenían plantados árboles reales en cada uno de los cuatro puntos cardinales, lo que representaba el concepto cuatripartito.
Los Árboles del mundo son frecuentemente representados con aves en sus ramas y sus raíces se extienden por tierra o agua (a veces encima de un "monstruo de agua", símbolo del inframundo).
El árbol del mundo central también ha sido interpretado como una representación de la Vía Láctea.9
Urartu[

Referencias En Urartu alrededor de los siglos XIII al VI a. C., el Árbol de la vida fue un símbolo religioso, representado en las paredes exteriores de las fortalezas y tallados en las armaduras de los guerreros. Las ramas de los árboles se distribuyen por igual a los lados derecho e izquierdo del pie, con cada rama una hoja, y una hoja en la cúspide del árbol. Los sirvientes (algunos con alas) se sitúan en cada lado del árbol con una de sus manos como si estuvieran cuidando de él. Este árbol se puede encontrar en numerosos restos de Urartu, como en las pinturas de las paredes de la fortaleza de Erebuni en Yerevan,Armenia.









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