22.1.14

OTOÑO








ODA AL OTOÑO (PABLO NERUDA)

Ay cuanto tiempo

tierra

sin otoño,

cómo

pudo vivirse!

Ah qué opresiva

náyade

la primavera

con sus escandalosos

pezones

mostrándolos en todos

los árboles del mundo,

y luego

el verano,

trigo,

trigo,

intermitentes

grillos,

cigarras,

sudor desenfrenado.

Entonces

el aire

trae por la mañana

un vapor de planeta.

Desde otra estrella

caen gotas de plata.

Se respira

el cambio
de fronteras,
de la humedad al viento,
del viento a las raíces.
Algo sordo, profundo,
trabaja bajo la tierra
almacenando sueños.
La energía se ovilla,
la cinta
de las fecundaciones
enrolla
sus anillos.
Modesto es el otoño
como los leñadores.
Cuesta mucho
sacar todas las hojas
de todos los árboles
de todos los países.
La primavera
las cosió volando
y ahora
hay que dejarlas
caer como si fueran
pájaros amarillos.
No es fácil.
Hace falta tiempo.
Hay que correr por todos
los caminos,
hablar idiomas,
sueco,
portugués,
hablar en lengua roja,
en lengua verde.
Hay que saber
callar en todos
los idiomas
y en todas partes,
siempre
dejar caer,
caer,
dejar caer,
caer,
las hojas.
Difícil
es
ser otoño,
fácil ser primavera.
Encender todo
lo que nació
para ser encendido.
Pero apagar el mundo
deslizándolo
como si fuera un aro
de cosas amarillas,
hasta fundir olores,
luz, raíces,
subir vino a las uvas,
acunar con paciencia
la irregular moneda
del árbol en la altura
derramándola luego
en desinteresadas
calles desiertas,
es profesión de manos
varoniles.
Por eso,
otoño,
camarada alfarero,
constructor de planetas,
electricista,
preservador de trigo,
te doy mi mano de hombre
a hombre
y te pido me invites
a salir a caballo,
a trabajar contigo.
Siempre quise
ser aprendiz de otoño,
ser pariente pequeño
del laborioso
mecánico de altura,
galopar por la tierra
repartiendo
oro,
inútil oro.
Pero, mañana,
otoño,
te ayudaré a que cobren
hojas de oro
los pobres del camino.
Otoño, buen jinete,
galopemos,
antes que nos ataje
el negro invierno.
Es duro
nuestro largo trabajo.
Vamos
a preparar la tierra
y a enseñarla
a ser madre,
a guardar las semillas
que en su vientre
van a dormir cuidadas
por dos jinetes rojos
que corren por el mundo:
el aprendiz de otoño
y el otoño.
Así de las raíces
oscuras y escondidas
podrán salir bailando
la fragancia
y el velo verde de la primavera.
BALADA DE OTOÑO (JOAN MANUEL SERRAT)
Llueve, 
detrás de los cristales, llueve y llueve 
sobre los chopos medio deshojados, 
sobre los pardos tejados, 
sobre los campos, llueve. 

Pintaron de gris el cielo 
y el suelo 
se fue abrigando con hojas, 
se fue vistiendo de otoño. 
La tarde que se adormece 
parece 
un niño que el viento mece 
con su balada en otoño. 

Una balada en otoño, 
un canto triste de melancolía, 
que nace al morir el día. 
Una balada en otoño, 
a veces como un murmullo, 
y a veces como un lamento 
y a veces viento. 

Llueve, 
detrás de los cristales, llueve y llueve 
sobre los chopos medio deshojados, 
sobre los pardos tejados 
sobre los campos, llueve. 

Te podría contar 
que esta quemándose mi último leño en el hogar, 
que soy muy pobre hoy, 
que por una sonrisa doy 
todo lo que soy, 
porque estoy solo 
y tengo miedo. 

Si tú fueras capaz 
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar 
con esa porcelana que descubrí ayer 
y que por un momento se ha vuelto mujer. 

Entonces, olvidando 
mi mañana y tu pasado 
volverías a mi lado. 

Se va la tarde y me deja 
la queja 
que mañana será vieja 
de una balada en otoño. 

Llueve, 
detrás de los cristales, llueve y llueve 
sobre los chopos medio deshojados...
SONETO DEL OTOÑO (MARIO BENEDETTI)


En el año el otoño es un sosiego

y es la más suave de las estaciones

en ella se perdonan los perdones

y renace el anhelo solariego



el otoño no tiene sol de fuego

ni turbas ni dramáticas visiones

los dolores se van de vacaciones

y la brisa en las tardes es un juego



en el otoño pasa la jornada

lentamente / con calma / con olvido

y con la mente bien despabilada



digamos que en la paz está la clave

del ocio saludable y compartido

porque el otoño es eso / vida suave.

CANCIÓN DE OTOÑO (JOSÉ LUIS PERALES)
Como sopla el viento en las ventanas,
como llueve hoy.

Como está la calle de vacía,

como muere el sol.

Estos días grises del otoño

me ponen triste

y al calor del fuego de mi hoguera,

te recuerdo hoy.

Te recuerdo hoy.

A ti, que eres mi vida entera,

la brisa de primavera, la claridad.

A ti, que sufres cuando me esperas

que miras a las estrellas

y que suspiras por mí.


Como arrastra el viento aquellas hojas,

como llueve hoy

y que torpe vuela por el cielo

ese gorrión.

Se han quedado mudos esos nidos

de golondrinas

y sentado al borde de la noche

te recuerdo hoy


Te recuerdo hoy.

A ti, que eres mi vida entera,

la brisa de primavera, la claridad.

A ti, que sufres cuando me esperas

que miras a las estrellas

y que suspiras por mí.


Los paraguas pasan lentamente

frente a mi balcón.

El reloj se escucha como siempre

en el comedor.

Estos días grises del otoño

me ponen triste

y al calor del fuego de mi hoguera,

te recuerdo hoy.


Te recuerdo hoy.

A ti, que eres mi vida entera,

la brisa de primavera, la claridad.

A ti, que sufres cuando me esperas

que miras a las estrellas

y que suspiras por mí.


Como sopla el viento en las ventanas,

como llueve hoy.

POEMA DEL OTOÑO (RUBÉN DARIO)

Tú, que estás la barba en la mano 
meditabundo, 

¿has dejado pasar, hermano, 

la flor del mundo? 

Te lamentas de los ayeres 

con quejas vanas: 

¡aún hay promesas de placeres 

en los mañanas! 

Aún puedes casar la olorosa 

rosa y el lis, 

y hay mirtos para tu orgullosa 

cabeza gris. 

El alma ahíta cruel inmola 

lo que la alegra, 

como Zingua, reina de Angola, 

lúbrica negra. 

Tú has gozado de la hora amable, 

y oyes después 

la imprecación del formidable 

Eclesiastés. 

El domingo de amor te hechiza; 

mas mira cómo 

llega el miércoles de ceniza; 

Memento, homo... 

Por eso hacia el florido monte 

las almas van, 

y se explican Anacreonte 
y Omar Kayam. 
Huyendo del mal, de improviso 
se entra en el mal, 
por la puerta del paraíso 
artificial. 
Y no obstante la vida es bella, 
por poseer 
la perla, la rosa, la estrella 
y la mujer. 
Lucifer brilla. Canta el ronco 
mar. Y se pierde 
Silvano, oculto tras el tronco 
del haya verde. 
Y sentimos la vida pura, 
clara, real, 
cuando la envuelve la dulzura 
primaveral. 
¿Para qué las envidias viles 
y las injurias, 
cuando retuercen sus reptiles 
pálidas furias? 
¿Para qué los odios funestos 
de los ingratos? 
¿Para qué los lívidos gestos 
de los Pilatos? 
¡Si lo terreno acaba, en suma, 
cielo e infierno, 
y nuestras vidas son la espuma 
de un mar eterno! 
Lavemos bien de nuestra veste 
la amarga prosa; 
soñemos en una celeste 
mística rosa. 
Cojamos la flor del instante; 
¡la melodía 
de la mágica alondra cante 
la miel del día! 
Amor a su fiesta convida 
y nos corona. 
Todos tenemos en la vida 
nuestra Verona. 
Aun en la hora crepuscular 
canta una voz: 
«Ruth, risueña, viene a espigar 
para Booz!» 
Mas coged la flor del instante, 
cuando en Oriente 
nace el alba para el fragante 
adolescente. 
¡Oh! Niño que con Eros juegas, 
niños lozanos, 
danzad como las ninfas griegas 
y los silvanos. 
El viejo tiempo todo roe 
y va de prisa; 
sabed vencerle, Cintia, Cloe 
y Cidalisa. 
Trocad por rosas azahares, 
que suena el son 
de aquel Cantar de los Cantares 
de Salomón. 
Príapo vela en los jardines 
que Cipris huella; 
Hécate hace aullar a los mastines; 
mas Diana es bella; 
y apenas envuelta en los velos 
de la ilusión, 
baja a los bosques de los cielos 
por Endimión. 
¡Adolescencia! Amor te dora 
con su virtud; 
goza del beso de la aurora, 
¡oh juventud! 
¡Desventurado el que ha cogido 
tarde la flor! 
Y ¡ay de aquel que nunca ha sabido 
lo que es amor! 
Yo he visto en tierra tropical 
la sangre arder, 
como en un cáliz de cristal, 
en la mujer 
Y en todas partes la que ama 
y se consume 
como una flor hecha de llama 
y de perfume. 
Abrazaos en esa llama 
y respirad 
ese perfume que embalsama 
la Humanidad. 
Gozad de la carne, ese bien 
que hoy nos hechiza, 
y después se tornará en 
polvo y ceniza. 
Gozad del sol, de la pagana 
luz de sus fuegos; 
gozad del sol, porque mañana 
estaréis ciegos. 
Gozad de la dulce armonía 
que a Apolo invoca; 
gozad del canto, porque un día 
no tendréis boca. 
Gozad de la tierra que un 
bien cierto encierra; 
gozad, porque no estáis aún 
bajo la tierra. 
Apartad el temor que os hiela 
y que os restringe; 
la paloma de Venus vuela 
sobre la Esfinge. 
Aún vencen muerte, tiempo y hado 
las amorosas; 
en las tumbas se han encontrado 
mirtos y rosas. 
Aún Anadiódema en sus lidias 
nos da su ayuda; 
aún resurge en la obra de Fidias 
Friné desnuda. 
Vive el bíblico Adán robusto, 
de sangre humana, 
y aún siente nuestra lengua el gusto 
de la manzana. 
Y hace de este globo viviente 
fuerza y acción 
la universal y omnipotente 
fecundación. 
El corazón del cielo late 
por la victoria 
de este vivir, que es un combate 
y es una gloria. 
Pues aunque hay pena y nos agravia 
el sino adverso, 
en nosotros corre la savia 
del universo. 
Nuestro cráneo guarda el vibrar 
de tierra y sol, 
como el ruido de la mar 
el caracol. 
La sal del mar en nuestras venas 
va a borbotones; 
tenemos sangre de sirenas 
y de tritones. 
A nosotros encinas, lauros, 
frondas espesas; 
tenemos carne de centauros 
y satiresas. 
En nosotros la vida vierte 
fuerza y calor. 
¡Vamos al reino de la Muerte 
por el camino del Amor!
OTOÑO PORTEÑO (ASTOR PIAZZOLLA)
AMANECER DE OTOÑO (ANTONIO MACHADO)


Una larga carretera

entre grises peñascales,

y alguna humilde pradera

donde pacen negros toros.

Zarzas, malezas, jarales.

Está la tierra mojada

por las gotas del rocío,

y la alameda dorada,

hacia la curva del río.

Tras los montes de violeta

quebrado el primer albor;

a la espalda la escopeta,

entre sus galgos agudos,

caminando un cazador.



EL VIGÍA (SILVIO RODRÍGUEZ
Agua me pide el retoño 
que tuvo empezar amargo 
va a hacer falta un buen otoño 
tras un verano tan largo 
el verde se esta sacando 
y el viento sur se demora 
pero yo sigo esperando 
que lleguen cantando 
la lluvia y mi hora. 

Yo soy de un oficio viejo 
como el arroyo y el viento 
como el ave y el espejo 
como el amor y el invento 
yo solo soy el vigía 
amigo del jardinero 
con la pupila en el día 
que llegara el aguacero 
yo solo soy un vigía 
amigo del jardinero. 

Agua me pide el retoño 
que tuvo empezar amargo 
va a hacer falta un buen otoño 
tras un verano tan largo 
el verde se esta secando 
y el viento sur se demora 
pero yo sigo esperando 
que lleguen cantando 
la lluvia y mi hora.
OTOÑO (MARIO BENEDETTI)



Aprovechemos el otoño

antes de que el invierno nos escombre

enfrentemos a codazos en la franja del sol

y admiremos a los pájaros que emigran



ahora que calienta el corazón

aunque sea de a ratos y de a poco

pensemos y sintamos todavía

con el viejo cariño que nos queda



aprovechemos el otoño

antes de que el futuro se congele

y no haya sitio para la belleza

porque el futuro se nos vuelve escarcha.


SENTIMIENTO DE OTOÑO (LUIS CERNUDA)


Llueve el otoño aún verde como entonces

Sobre los viejos mármoles,

Con aroma vacío, abriendo sueños,

y el cuerpo se abandona.



Hay formas transparentes por el valle;

Embeleso en las fuentes,

y entre el vasto aire pálido ya brillan

Unas celestes alas.



Tras de las voces frescas queda el halo

Virginal de la muerte.

Nada pesa ganado ni perdido.

Lánguido va el recuerdo.



Todo es verdad, menos el odio, yerto

Como ese gris celaje

Pasando vanamente sobre el oro,

Hecho sombra iracunda

TONADA DEL OTOÑO (MERCEDES SOSA)
No es lo mismo el otoño en Mendoza, 
hay que andar con el alma hecha un niño 
comprenderle el adiós a las hojas 
y acostarse en su sueño amarillo 

Tiene el canto que baja la acequia 
una historia de duendes de agua 
personajes que un día salieron 
a poblarnos la piel de tonadas 

La brisa traviesa se ha puesto a juntar 
suspiros de nubes cansadas de andar 
esta lluvia que empieza en mis ojos 
no es más que un antojo de la soledad 

Es posible encontrar cada nombre 
en la voz que murmuran los cerros 
el paisaje reclama por fuera 
nuestro tibio paisaje de adentro 

Ser la tarde que vuelve en gorriones 
a morirse de abrazo en el nido 
y tener un amigo al costado 
para hacer un silencio de amigos 

La tarde nos dice al llevarse al sol 
que siempre al recuerdo lo inicia un adiós 
para quien lo ha vivido en Mendoza 
otoño son cosas que inventó el amor
OTOÑO (JUAN RAMÓN JIMÉNEZ)


Esparce octubre, al blando movimiento

del sur, las hojas áureas y las rojas,

y, en la caída clara de sus hojas,

se lleva al infinito el pensamiento.

Qué noble paz en este alejamiento

de todo; oh prado bello que deshojas

tus flores; oh agua fría ya, que mojas

con tu cristal estremecido el viento!



¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,

en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,

echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,

la vida se desnuda, y resplandece

la excelsitud de su verdad divina.

EL OTOÑO (ANTONIO VIVALDI)
MÚSICA Y SONETO TRADUCIDO AL ESPAÑOL

Celebra el aldeano a baile y cantos

de la feliz cosecha el bienestar,

y el licor de Baco abusan tantos

que termina en el sueño su gozar.



Deben todos trocar bailes y cantos:
El aire da, templado, bienestar,
y la estación invita tanto a tantos
de un dulcísimo sueño a bien gozar.


Al alba el cazador sale a la caza
con cuernos, perros y fusil, huyendo
corre la fiera, síguenle la traza;


Ya asustada y cansada del estruendo
de armas y perros, herida amenaza
harta de huir, vencida ya, muriendo.


LA CANCIÓN DEL OTOÑO (MANUEL JOSÉ OTHÓN)

I
Zumba ¡oh viento! zumba y ruge
dispersando la simiente;
que la crútula reviente
a la furia de tu empuje.

La hojarasca cruje, y cruje
el ramaje tristemente;
que tu garra prepotente
los retuerza y los estruje.

Resonando las serojas
se estremecen al chasquido
que crepita en las panojas,

y es canción en la espesura,
en las ruinas alarido
y en los nervios crispatura.

II

Bajo el oro fulgurante
del espacio, la llanada
se enrojece caldeada
por el sol reverberante;

y en la milpa, centelleante
por la escarcha de la helada,
blonda virgen cobijada
con un velo de diamante.

Oro y grana las campiñas
que el divino cielo cubre,
son sembrados y son viñas;

y a los soplos otoñales,
los viñedos seca Octubre
y Noviembre los maizales.

III

Ancho río, cauce angosto,
ya no se oye vuestro acento;
hoy seguís en curso lento,
resecados por Agosto.

Por el zumo del remosto
cuando corre, pasa el viento
preludiando tremulento
la anacreóntica del mosto...

Alza a ti la creatura
un acento soberano,
pues le ofrece tu ternura,

¡oh, invisible Pan divino!
tu substancia, que es el grano,
y tu sangre, que es el vino.
OTOÑO (JOSÉ HIERRO)



Otoño de manos de oro.

Ceniza de oro tus manos dejaron caer al camino.

Ya vuelves a andar por los viejos paisajes desiertos.

Ceñido tu cuerpo por todos los vientos de todos los siglos.

Otoño, de manos de oro:

con el canto del mar retumbando en tu pecho infinito,

sin espigas ni espinas que puedan herir la mañana,

con el alba que moja su cielo en las flores del vino,

para dar alegría al que sabe que vive

de nuevo has venido.

Con el humo y el viento y el canto y la ola temblando,

en tu gran corazón encendido.

OTOÑO (RAFAEL ALBERTI)

Otoño fuerte y dulce, tú no eres 
ese enfermo adorado que agoniza 
rodando por la tierra, en las rachas del aire, 
sus huesos amarillos, mojados de lluvia, 
o en perdidos montones, secos, pisoteados, 
barridos en sordina por la escoba 
sin piedad del invierno 
y sin embargo, otoño. 
Tú perduras al fin esa pálida imagen, 
después de haberte alzado como la más fantástica, 
vigorosa estación de las cuatro estaciones. 
Hoy me ciño la frente con hojas de tus viñas
me sumerjo en el monte de tus uvas pisadas 
y levanto la copa dorada de tu vino 
y grito alegre al mundo: 
Todavía 
arde en mi sangre el vino resplandor del otoño

OTOÑO (OCTAVIO PAZ)

En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:

¡Cuánta belleza suelta!

Busco unas manos,
una presencia, un cuerpo,
lo que rompe los muros
y hace nacer las formas embriagadas,
un roce, un son, un giro, un ala apenas:
busco dentro de mí,
huesos, violines intocados,
vértebras delicadas y sombrías,
labios que sueñan labios,
manos que sueñan pájaros...

Y algo que no se sabe y dice "nunca"
cae del cielo,
de ti, mi dios y mi adversario


CANCIÓN DE OTOÑO (PAUL VERLAINE)
    Los sollozos más hondos
    Del violín del otoño
    Son igual
    Que una herida en el alma
    De congojas extrañas
    Sin final.

    Tembloroso recuerdo
    Esta huida del tiempo
    Que se fue.
    Evocando el pasado
    Y los días lejanos
    Lloraré.

    Este viento se lleva
    El ayer de tiniebla
    Que pasó,
    Una mala borrasca
    Que levanta hojarasca
    Como yo.
HANS ANDERSON BRENDEKILDE
EL OTOÑO - PIETR BRUEGHEL, EL JÓVEN
OTOÑO - GIUSEPPE ARCIMBOLDO
LA VENDIMIA U OTOÑO - FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES
OTOÑO - LEONID AFREMOV
OTOÑO - CLAUDE MONET
OTOÑO - VINCENT VAN GOGH
WATER PARK EN OTOÑO - PAUL KLEE
OTOÑO CANIBALÍSTICO - EUGENIO SALVADOR DALI
SONETO DEL OTOÑO (de Mario Benedetti) - En el año el otoño es un sosiego y es la más suave de las estaciones en ella se perdonan los perdones y renace el anhelo solariego el otoño no tiene sol de fuego ni turbas ni dramáticas visiones los dolores se van de vacaciones y la brisa en las tardes es un juego en el otoño pasa la jornada lentamente / con calma / con olvido y con la mente bien despabilada digamos que en la paz está la clave del ocio saludable y compartido porque el otoño es eso / vida suave. - Fotolog



Estamos en otoño







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