BALANCE (MARIO BENEDETTI)
En el Activo consta lo siguiente
un corazón inhábil y porfiado
los padres como abrigo
corno mundo
dos viejas noches de hace treinta años
los zapatos rodeados de juguetes
buenas imitaciones del amor
un alegre cansancio repetido
trampas para mentiras
libros
viajes
tres corbatas que nunca se arrugaron
alguna charla con pocos amigos
memoria y tacto de cinturas
labios
el segundo en que aflojan los dolores
una ducha en enero
soledades
la provisoria paz de la conciencia
el turbador regreso de un desmayo
las cosas que se dicen cuando se ama
la tarde en que uno escribe de un tirón
los ojos de alguien en un gran silencio
el rato en que uno olvida que hay la muerte.
En el Pasivo consta lo siguiente
odios pesados y livianos
rabias
que son amargas hasta en la saliva
la cara al afeitarse de mañana
cuando uno se reencuentra con su víspera
y se sienten las deudas en la nuca
la corrida del ómnibus
el asma
el estupor frente al primer hipócrita
la envidia que lastima
el desconcierto
el amigo que no era
el que se va
la culpa los rencores los adioses
la presión deshonesta
el menosprecio
de los que tienen la sartén y el mango
los voraces que ganan la partida
la verdad que apabulla y que es verdad
el futuro cerrado y sin la llave
los ojos de alguien en un gran silencio
y todos los momentos menos uno
todas las noches en que está la muerte.
Salvo error u omisión este Balance
infortunadamente arroja pérdidas
a enjugar en futuros ejercicios.
VOY CAMINO ALOS 50 (CACHO CASTAÑA)
Voy camino a los cincuenta
Punto y coma de la vida
Sin pensar, sin darme cuenta
Cerca del punto final,
Esquivando a los espejos
Que antes fueron mi alegría
Y hoy los miro desde lejos
Para poderme peinar.
Voy camino a los cincuenta
Reflexiones y balances
Resistiendo a los percances
Que muy pronto han de llegar.
Y no dejo el cigarrillo
Se me muere la garganta
Porque siento que no canta
Como tiene que cantar
Me da bronca cuando pienso
Que ya está, que esto fue todo
Y que sigo estando solo
Por mi forma de pensar
Que el amor que yo quería
Y a mi vida no llegaba
Fue una loca fantasía
Que jamás pude lograr
Voy camino a los cincuenta
Punto y coma de la vida
Sin pensar, sin darme cuenta
Cerca del punto final,
Voy camino a los cincuenta
Y aunque nunca te lo diga
Lo que resta de mi vida
No lo quiero regalar
Porque dentro de mi pecho
Tengo un sueño todavía
Y es un sueño que algún día
sé que lo voy a lograr
Me da bronca cuando pienso
Que ya está, que esto fue todo
Y que sigo estando solo
Por mi forma de pensar
Que el amor que yo quería
Y a mi vida no llegaba
Fue una loca fantasía
Que jamás pude lograr
Voy camino a los cincuenta
Punto y coma de la vida
Sin pensar, sin darme cuenta
Cerca del punto final.
Voy camino a los cincuenta
Y a pesar de lo que digo,
Por lo mucho que he vivido,
Yo no me puedo quejar
Punto y coma de la vida
Sin pensar, sin darme cuenta
Cerca del punto final,
Esquivando a los espejos
Que antes fueron mi alegría
Y hoy los miro desde lejos
Para poderme peinar.
Voy camino a los cincuenta
Reflexiones y balances
Resistiendo a los percances
Que muy pronto han de llegar.
Y no dejo el cigarrillo
Se me muere la garganta
Porque siento que no canta
Como tiene que cantar
Me da bronca cuando pienso
Que ya está, que esto fue todo
Y que sigo estando solo
Por mi forma de pensar
Que el amor que yo quería
Y a mi vida no llegaba
Fue una loca fantasía
Que jamás pude lograr
Voy camino a los cincuenta
Punto y coma de la vida
Sin pensar, sin darme cuenta
Cerca del punto final,
Voy camino a los cincuenta
Y aunque nunca te lo diga
Lo que resta de mi vida
No lo quiero regalar
Porque dentro de mi pecho
Tengo un sueño todavía
Y es un sueño que algún día
sé que lo voy a lograr
Me da bronca cuando pienso
Que ya está, que esto fue todo
Y que sigo estando solo
Por mi forma de pensar
Que el amor que yo quería
Y a mi vida no llegaba
Fue una loca fantasía
Que jamás pude lograr
Voy camino a los cincuenta
Punto y coma de la vida
Sin pensar, sin darme cuenta
Cerca del punto final.
Voy camino a los cincuenta
Y a pesar de lo que digo,
Por lo mucho que he vivido,
Yo no me puedo quejar
BALANCE (GRISELDA ÁLVAREZ PONCE DE LEÓN)
Tanto pugnar por definir la vida,
tanto por detener el tiempo breve por sostener el pulso que nos mueve por dejar testimonio de la huida. Y ver la primavera malparida o el verano febril que nos remueve, el otoño temblón que nos conmueve y el invierno en su muerte desceñida. Después, hacer balance de improviso: el recuento de pasos, el minuto, ayer como hoy relámpago sumiso. Y pagar de rodillas el tributo que se nos cobra en término preciso al desprender de la carroña el fruto. |
NUESTRO BALANCE (CHICO NOVARRO)
VERSIÓN ROBERTO GOYENECHE
VERSIÓN CHICO NOVARRO
VERSIÓN CECILIA MILONE
Sentémonos un rato en este bar
a conversar
serenamente.
Echemos un vistazo desde aquí
a todo aquello que pudimos rescatar.
Hagamos un balance del pasado
como socios arruinados
sin rencor,
hablemos sin culparnos a los dos
porque al final salvamos lo mejor.
Ha pasado sólo un año
y el adiós abrió su herida,
un año nada más,
un año gris
que en nuestro amor duro una vida.
Lentamente fue creciendo
la visión de la caída.
La sombra del ayer
nos envolvió
y no atinamos a luchar...
¡No ves!...
Estoy gritando sin querer
porque no puedo contener
esta amargura que me ahoga.
Perdona, no lo puedo remediar,
mi corazón se abrió de par en par.
MI MEDIO BALANCE (RICARDO PAREJA)
SÓLO LETRA
Hoy que pisé los cuarenta,
hago mi medio balance
y no hay tinta que me alcance
para escribir sobre vos,
decir lo poco que sos,
decir lo que fuiste
cuando a mi lado viviste
jugándome una traición.
Hoy que pisé los cuatenta
yo vuelvo a ser la que fui
porque a tiempo descubrí,
¡Si hasta vergüenza me da!,
que perdí la libertad,
mi tesoro más preciado,
quemando horas a tu lado,
ignorando la verdad.
Hoy que pisé los cuarenta
y hago mi medio balance,
empiezo un nuevo romance
con las cosas de la vida,
las que cerrarán la herida
que me dejó tu traición.
EL BALANCE (JORGE GUILLÉN)
Pasan los años y el fatal balance
se impone ya a los más desprevenidos.
¿Qué me propuse, qué logré, que alcance
tuvieron mi agudeza, mis sentidos?.
Es inútil que un modo siempre astuto
de mentirme despliegue sus sofismas
con la verdad al fin ya no discuto.
Mis ilusiones hoy no son las mismas.
¿Me queda la ilusión de ser yo mismo
quien vale más que el propio resultado?
La experience retorna al catecismo.
Mi ser es mi vivir acumulado.
Si se perdió un gran don, si no fue nada,
para consuelo crecerá el orgullo.
Una potencia así despilfarrada
favorece monólogo y murmullo.
El de veras humilde pone el peso
de su ser en su hacer: yo soy mi suma.
De pretensión a realidad regreso.
Pulso del oleaje esfuma espuma.
se impone ya a los más desprevenidos.
¿Qué me propuse, qué logré, que alcance
tuvieron mi agudeza, mis sentidos?.
Es inútil que un modo siempre astuto
de mentirme despliegue sus sofismas
con la verdad al fin ya no discuto.
Mis ilusiones hoy no son las mismas.
¿Me queda la ilusión de ser yo mismo
quien vale más que el propio resultado?
La experience retorna al catecismo.
Mi ser es mi vivir acumulado.
Si se perdió un gran don, si no fue nada,
para consuelo crecerá el orgullo.
Una potencia así despilfarrada
favorece monólogo y murmullo.
El de veras humilde pone el peso
de su ser en su hacer: yo soy mi suma.
De pretensión a realidad regreso.
Pulso del oleaje esfuma espuma.
BALANCE (ISMAEL SERRANO)
Hago balance
y repaso viejas fotos.
Ya no soy aquel muchacho
con relámpagos en los ojos.
Conservo miedos
por los que aún debo cantar.
Aún siento el vértigo helado
al echar la vista atrás.
Aún me emocionan
viejas luchas,
el “No pasarán”.
Me duele América.
Amo viajar.
Sueño y milito
en tu risa,
en la amistad.
Leo tebeos.
Odio madrugar
Aún creo en la utopía
y no soy el mejor hombre.
Reconozco que me cansa
dar siempre explicaciones
Quiero que sepas
que, aunque arrastro mis fracasos,
si quieres contar conmigo,
aún guardo fuego en mis manos.
He aprendido
a hacer maletas
y a comer solo.
A reparar espejos rotos.
Sé del tesoro
de las cosas más pequeñas,
no siempre sé
lo que tiene urgencia.
Hago balance.
Queda todo por hacer.
Si tú quieres te acompaño.
No soy más que lo ves
y repaso viejas fotos.
Ya no soy aquel muchacho
con relámpagos en los ojos.
Conservo miedos
por los que aún debo cantar.
Aún siento el vértigo helado
al echar la vista atrás.
Aún me emocionan
viejas luchas,
el “No pasarán”.
Me duele América.
Amo viajar.
Sueño y milito
en tu risa,
en la amistad.
Leo tebeos.
Odio madrugar
Aún creo en la utopía
y no soy el mejor hombre.
Reconozco que me cansa
dar siempre explicaciones
Quiero que sepas
que, aunque arrastro mis fracasos,
si quieres contar conmigo,
aún guardo fuego en mis manos.
He aprendido
a hacer maletas
y a comer solo.
A reparar espejos rotos.
Sé del tesoro
de las cosas más pequeñas,
no siempre sé
lo que tiene urgencia.
Hago balance.
Queda todo por hacer.
Si tú quieres te acompaño.
No soy más que lo ves
BALANCE (VÍCTOR GIMÉNEZ)
Ahora que la noche no me tienta,
cuando la vida apenas me enamora,
algo me dice que llegó la hora
de hacer balance y de rendirle cuenta.
Aunque prefiero el sol a la tormenta,
me tomo, como viene, cada aurora.
Lo que la vida entrega lo devora
el tiempo. Y nadie vive de su renta.
Tampoco vivo del trabajo. A diario,
soy solo un profesor de andar por clase.
Me dan pulso otras cosas y otros temas
Que no se compran con un buen salario,
que no se pagan con el sueldo base.
Mis amigos, mi amor y mis poemas.
BALANCE (ANA BELÉN)
Oh Balance, Balance
quero dancar con voce
entra en la rueda moreno por ver
Oh Balance, Balance.
Cuando por mi lado pasas
fingiendo que no me ves
mi corazón casi se despedaza
Oh Balance, Balance.
Oh Balance, Balance
quero dancar con voce
entra en la rueda moreno por ver
Oh Balance, Balance.
Mi profesor fuiste un día
más tarde me consolé
de mis fracasos y de tus mentiras.
Oh Balance, Balance.
Oh Balance, Balance
quero dancar con voce
entra en la rueda moreno por ver
Oh Balance, Balance.
Nunca dijiste, lo siento
nunca explicaste, por qué
todos los males se curan al tiempo
del Balance, Balance.
Oh Balance, Balance
quero dancar con voce
entra na roda moreno pra ver
Oh Balance, Balance.
PARA UN BALANCE (OLGA OROZCO)
Puse a prueba mil veces mi cabeza
forzándola hasta el cuello en las junturas donde se acaba el universo
o echándola a rodar hasta el vértigo azul por el interminable baldío de los cielos.
Impensables los límites; impensable también la ilimitada inmensidad.
Mi cabeza era entonces un naufragio dentro de la burbuja de la fiebre,
un trofeo de Dios sobre la empalizada del destierro,
un hirviente Arcimboldo en la pica erigida entre mis propios huesos;
y sin embargo urdía pasadizos secretos hacia las torres de la salvación.
La volví del revés, la puse a evaporar al sol de la inclemencia,
hasta que se fundió en la menuda sal de la memoria que es apenas la borra del olvido.
Pero cada región en blanco era un oleaje más hacia las tierras prometidas.
La arranqué de la luz sólo para sumirla en extravío en las trampas del tiempo,
sólo para probarle las formas de la noche y el pensamiento de la disolución
como un ácido ambiguo que preservara intacta la agonía.
Ha triunfado otra vez contra hierros y piedras, derrumbes y vacíos.
¿Y acaso no he probado,
bajo ruedas y ruedas de visiones en llamas que avasallan sin tregua mi lugar,
que aun con el infierno se acrecen los dominios de esta exigua cabeza?
Jugué mi corazón a la tormenta,
a un remolino de alas insaciables que llegaban más lejos que todas las fronteras.
Contra la dicha de ojos estancados donde se ahoga el sueño,
contra desmayos y capitulaciones, lo jugué hasta el final de la intemperie
a continuo esplendor, a continuo puñal, a pura pérdida.
Lo estrujaron entre dos trapos negros, entre cristales rotos,
igual que a una reliquia cuyo culto exaltara sólo la transgresión y el sacrilegio;
lo desgarró el arcángel de cada paraíso prometido, con su corte de perros;
la noche del verdugo lo clavó lado a lado en el cadalso de los desencuentros;
lo escarbaron después con agujas de hielo, con cucharas hambrientas,
y hallaron en el fondo un pequeño amuleto:
una gota de azogue que libra a quien se mira de la expiación y de la muerte.
He convertido así rostros oscuros en estrellas fijas,
depósitos de polvo en sitios encandilados como joyas en medio del desierto.
Pueden testimoniar aquellos a los que amé y me amaron hacia el fin del mundo
-un mundo que no termina ni aun bajo los tajos de los adioses a mansalva-.
¿Y dónde estará entonces la derrota de un corazón en ascuas,
alerta para el amor de cada día, indemne como el Fénix de la desmesura?
Aposté mi destino en cada encrucijada del azar al misterio mayor,
a esa carta secreta que rozaba los pies de las altas aventuras en el portal de la leyenda.
Para llegar allí había que pasar por el fondo del alma;
había que internarse por pantanos en los que chapotean la muerte y la locura,
por espejismos ávidos como catacumbas y túneles abiertos a la cerrazón;
había que trasponer fisuras como heridas que a veces comunican con la eternidad.
No preservé mi casa ni mis ropas ni mi piel ni mis ojos.
Los expuse a la sanción feroz de los guardianes en los lindes del mundo,
a cambio de aquel paso más allá en los abismos del amor,
de un eco de palabras sólo reconocibles en el abecedario de los sueños
de una inmersión a medias en las aguas heladas que roen el umbral de la otra orilla.
Si ahora miro hacia atrás,
veo que mis pisadas no dejaron huellas fosforescentes en la arena.
Mi recorrido es una ráfaga gris en los desvanes de la niebla,
apenas un reguero de sal bajo la lluvia, un vuelo entre bandadas extranjeras.
Pero aún estoy aquí, sosteniendo mi apuesta,
siempre a todo o a nada, siempre como si fuera el penúltimo día de los siglos.
Tal vez haya ganado por la medida de la luz que te alumbra,
por la fuerza voraz con que me absorbe a veces un reino nunca visto y ya vivido,
por la señal de gracia incomparable que transforma en milagro cada posible pérdida.
forzándola hasta el cuello en las junturas donde se acaba el universo
o echándola a rodar hasta el vértigo azul por el interminable baldío de los cielos.
Impensables los límites; impensable también la ilimitada inmensidad.
Mi cabeza era entonces un naufragio dentro de la burbuja de la fiebre,
un trofeo de Dios sobre la empalizada del destierro,
un hirviente Arcimboldo en la pica erigida entre mis propios huesos;
y sin embargo urdía pasadizos secretos hacia las torres de la salvación.
La volví del revés, la puse a evaporar al sol de la inclemencia,
hasta que se fundió en la menuda sal de la memoria que es apenas la borra del olvido.
Pero cada región en blanco era un oleaje más hacia las tierras prometidas.
La arranqué de la luz sólo para sumirla en extravío en las trampas del tiempo,
sólo para probarle las formas de la noche y el pensamiento de la disolución
como un ácido ambiguo que preservara intacta la agonía.
Ha triunfado otra vez contra hierros y piedras, derrumbes y vacíos.
¿Y acaso no he probado,
bajo ruedas y ruedas de visiones en llamas que avasallan sin tregua mi lugar,
que aun con el infierno se acrecen los dominios de esta exigua cabeza?
Jugué mi corazón a la tormenta,
a un remolino de alas insaciables que llegaban más lejos que todas las fronteras.
Contra la dicha de ojos estancados donde se ahoga el sueño,
contra desmayos y capitulaciones, lo jugué hasta el final de la intemperie
a continuo esplendor, a continuo puñal, a pura pérdida.
Lo estrujaron entre dos trapos negros, entre cristales rotos,
igual que a una reliquia cuyo culto exaltara sólo la transgresión y el sacrilegio;
lo desgarró el arcángel de cada paraíso prometido, con su corte de perros;
la noche del verdugo lo clavó lado a lado en el cadalso de los desencuentros;
lo escarbaron después con agujas de hielo, con cucharas hambrientas,
y hallaron en el fondo un pequeño amuleto:
una gota de azogue que libra a quien se mira de la expiación y de la muerte.
He convertido así rostros oscuros en estrellas fijas,
depósitos de polvo en sitios encandilados como joyas en medio del desierto.
Pueden testimoniar aquellos a los que amé y me amaron hacia el fin del mundo
-un mundo que no termina ni aun bajo los tajos de los adioses a mansalva-.
¿Y dónde estará entonces la derrota de un corazón en ascuas,
alerta para el amor de cada día, indemne como el Fénix de la desmesura?
Aposté mi destino en cada encrucijada del azar al misterio mayor,
a esa carta secreta que rozaba los pies de las altas aventuras en el portal de la leyenda.
Para llegar allí había que pasar por el fondo del alma;
había que internarse por pantanos en los que chapotean la muerte y la locura,
por espejismos ávidos como catacumbas y túneles abiertos a la cerrazón;
había que trasponer fisuras como heridas que a veces comunican con la eternidad.
No preservé mi casa ni mis ropas ni mi piel ni mis ojos.
Los expuse a la sanción feroz de los guardianes en los lindes del mundo,
a cambio de aquel paso más allá en los abismos del amor,
de un eco de palabras sólo reconocibles en el abecedario de los sueños
de una inmersión a medias en las aguas heladas que roen el umbral de la otra orilla.
Si ahora miro hacia atrás,
veo que mis pisadas no dejaron huellas fosforescentes en la arena.
Mi recorrido es una ráfaga gris en los desvanes de la niebla,
apenas un reguero de sal bajo la lluvia, un vuelo entre bandadas extranjeras.
Pero aún estoy aquí, sosteniendo mi apuesta,
siempre a todo o a nada, siempre como si fuera el penúltimo día de los siglos.
Tal vez haya ganado por la medida de la luz que te alumbra,
por la fuerza voraz con que me absorbe a veces un reino nunca visto y ya vivido,
por la señal de gracia incomparable que transforma en milagro cada posible pérdida.
FRENTE AL BALANCE, MAÑANA (OTTO RENÉ CASTILLO)
UN AÑO MÁS (MECANO)
En la puerta del sol
como el año que fue
otra vez el champagne y las uvas
y el alquitrán, de alfombra están.
Los petardos que borran sonidos de ayer
y acaloran el ánimo
para aceptar que ya, pasó uno más.
Y en el reloj de antaño
como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes de la cuenta atrás.
Marineros, soldados, solteros, casados,
amantes, andantes y alguno que otro
cura despistao.
entre gritos y pitos los españolitos
enormes, bajitos hacemos por una vez,
algo a la vez.
Y en el reloj de antaño
como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes de la cuenta atrás.
Y aunque para las uvas hay algunos nuevos
a los que ya no están le echaremos de menos
y a ver si espabilamos los que estamos vivos
y en el año que viene nos reímos.
1, 2, 3 y 4 y empieza otra vez
que la quinta es la una
y la sexta es la dos y así el siete es tres.
Y decimos adiós y pedimos a dios
que en el año que viene,
a ver si en vez de un millón
pueden ser dos.
En la puerta del sol
como el año que fue
otra vez el champagne y las uvas
y el alquitrán, de alfombra están.
como el año que fue
otra vez el champagne y las uvas
y el alquitrán, de alfombra están.
Los petardos que borran sonidos de ayer
y acaloran el ánimo
para aceptar que ya, pasó uno más.
Y en el reloj de antaño
como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes de la cuenta atrás.
Marineros, soldados, solteros, casados,
amantes, andantes y alguno que otro
cura despistao.
entre gritos y pitos los españolitos
enormes, bajitos hacemos por una vez,
algo a la vez.
Y en el reloj de antaño
como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes de la cuenta atrás.
Y aunque para las uvas hay algunos nuevos
a los que ya no están le echaremos de menos
y a ver si espabilamos los que estamos vivos
y en el año que viene nos reímos.
1, 2, 3 y 4 y empieza otra vez
que la quinta es la una
y la sexta es la dos y así el siete es tres.
Y decimos adiós y pedimos a dios
que en el año que viene,
a ver si en vez de un millón
pueden ser dos.
En la puerta del sol
como el año que fue
otra vez el champagne y las uvas
y el alquitrán, de alfombra están.
BALANCE. VIDA EN EL PARQUE (PAIGE BRADLEY)
SCALES - TERESA OAXACA
EL BALANCE - CHRISTIAN SCHLOE
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