15.2.22

OCASOS CREPÚSCULOS ATARDECERES




ENTRE IRSE Y QUEDARSE (OCTAVIO PAZ)
      Entre irse y quedarse duda el día,
      Enamorado de su transparencia.

      La tarde circular es ya bahía:
      En su quieto vaivén se mece el mundo.

      Todo es visible y todo es elusivo,
      Todo está cerca y todo es intocable.

      Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
      Reposan a la sombra de sus nombres.

      Latir del tiempo que en mi sien repite
      La misma terca sílaba de sangre.

      La luz hace del muro indiferente
      Un espectral teatro de reflejos.

      En el centro de un ojo me descubro;
      No me mira, me miro en su mirada.

      Se disipa el instante. Sin moverme,
      Yo me quedo y me voy: soy una pausa.

LA TARDE QUE TE AMÉ (INDUSTRIA NACIONAL)






Era... 
la tarde cuando el sol caía, 
la tarde cuando fuiste mía 
la tarde que te di mi amor. 

Era... 
la tarde, la tarde cuando el sol caía 
la tarde, la tarde cuando fuiste mía 
la tarde, la tarde que te di mi amor. 

Volé por el cielo al sentir tu te quiero ese día 
que distintas fueron mis mañanas desde allí 
salí y anuncie al mundo aquí estamos tu y yo 
dame un beso no hablemos pensemos que dulces los dos. 

Era... 
la tarde cuando el sol caía, 
la tarde cuando fuiste mía 
la tarde que te di mi amor. 

Era... 
la tarde, la tarde cuando el sol caía 
la tarde, la tarde cuando fuiste mía 
la tarde, la tarde que te di mi amor. 

Salí y anuncie al mundo aquí estamos tu y yo 
dame un beso no hablemos pensemos que dulces los dos. 

Era... 
la tarde, la tarde cuando el sol caía 
la tarde, la tarde cuando fuiste mía 
la tarde, la tarde que te di mi amor. 

Era... 
la tarde, la tarde cuando el sol caía 
la tarde, la tarde cuando fuiste mía 
la tarde, la tarde que te di mi amor. 

Era... 
la tarde, la tarde cuando el sol caía 
la tarde, la tarde cuando fuiste mía 
la tarde, la tarde que te di mi amor.

ATARDECERES (JORGE LUIS BORGES)

La clara muchedumbre de un poniente
ha exaltado la calle,


la calle abierta como un ancho sueño

hacia cualquier azar.

La límpida arboleda

pierde el último pájaro, el oro último.

La mano jironada de un mendigo

agrava la tristeza de la tarde.


El silencio que habita los espejos

ha forzado su cárcel.

La oscuridad es la sangre

de las cosas heridas.

En el incierto ocaso

la tarde mutilada

fue unos pobres colores. 


EN ESTA TARDE GRIS (JULIO SOSA)








¡Qué ganas de llorar en esta tarde gris! 
En su repiquetear la lluvia habla de ti... 
Remordimiento de saber 
que por mi culpa, nunca, 
vida, nunca te veré. 
Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer, 
temblando, al implorar de nuevo mi querer... 
¡Y hoy es tu voz que vuelve a mí 
en esta tarde gris! 

Ven 
—triste me decías–, 
que en esta soledad 
no puede más el alma mía... 
Ven 
y apiádate de mi dolor, 
que estoy cansada de llorarte, 
sufrir y esperarte 
y hablar siempre a solas 
con mi corazón. 
Ven, 
pues te quiero tanto, 
que si no vienes hoy 
voy a quedar ahogada en llanto... 
No, 
no puede ser que viva así, 
con este amor clavado en mí 
como una maldición. 

No supe comprender tu desesperación 
y alegre me alejé en alas de otro amor... 
¡Qué solo y triste me encontré 
cuando me vi tan lejos 
y mi engaño comprobé! 
Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer, 
temblando, al implorar de nuevo mi querer... 
¡Y hoy es tu voz que sangra en mí, 
en esta tarde gris!

YA LA LUZ DECLINA (SAMUEL BECKETT)

Ya la luz declina
Y la noche se prepara,
La sombra densa se inclina
Sobre el día que se separa.

ALLÁ POR LAS TARDES (TERESA PARODI)





Allá en mi pueblo la tarde es azul, transparente 
Tiene un silencio largo, extendido y sin embargo 
Se escucha todo en detalle, a veces pareciera 
Tener sonoridades como de infinitos cristales 
Cayéndose, rozándose, rompiéndose por todas partes 
Como una llovizna o como una música 

Allá a lo lejos se escucha un canto 
Chamamecero junto al arroyo 
Un musiquero medio inclinado en el acordeón 
Se busca el alma en el instrumento 
Bien estirado junto a su pecho 
Y por el monte silbando un ave vuela hacia el sol 

Con su tinaja de barro y luna 
La noche viene por la espesura 
Y como un cirio al lucero enciende 
Su llama antigua en el arrebol 
Tras la ventana de una casona 
Hay una anciana rezando a solas 
Su novenario mientras los niños 
Le cantan rondas alrededor 

Por las lagunas los teru teru 
Y acaso un duende chamamecero 
Le está encendiendo todos los brillos al pedregal 
Una guitarra de pescadores 
Busca la orilla en los albardones 
Y un grillo chilla desafinado en el arenal 

Medio achispado con guaripola 
Viene un paisano por el sendero 
Y entreverado con los jilgueros 
Recién nacidos quiere cantar 
Se le atraviesa una garza mora 
Revoloteando por las totoras 
Entre los últimos benteveos 
Atardecidos que ya se van 

Cómo me gusta mirar la tarde 
Desenredándose en los palmares 
Con la fragancia inocente y pura 
Que trae el viento del naranjal 

Qué lindo suena en el entrevero 
De las chicharras y los jilgueros 
El canto manso y chamamecero 
De los paisanos de mi lugar


AMOR DE TARDE (MARIO BENEDETTI CANTADO POR NACHA GUEVARA)





    Es una lástima que no estés conmigo
    Cuando miro el reloj y son las cuatro
    Y acabo la planilla y pienso diez minutos
    Y estiro las piernas como todas las tardes
    Y hago así con los hombros para aflojar la espalda
    Y me doblo los dedos y les saco mentiras.
    Es una lástima que no estés conmigo
    Cuando miro el reloj y son las cinco
    Y soy una manija que calcula intereses
    O dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
    O un oído que escucha cómo ladra el teléfono
    O un tipo que hace números y les saca verdades.
    Es una lástima que no estés conmigo
    Cuando miro el reloj y son las seis.
    Podrías acercarte por sorpresa
    Y decirme "¿Qué tal?", y quedaríamos
    Yo con la mancha roja de tus labios
    Tú con el tizne azul de mi carbónico.


Afterglow (Jorge Luis Borges) 

Siempre es conmovedor el ocaso

por indigente o charro que sea,

pero más conmovedor todavía

es aquel brillo desesperado y final

que herrumbra la llanura

cuando el sol último se ha hundido.

Nos duele sostener esa luz tirante y distinta,

esa alucinación que impone al espacio

el unánime miedo de la sombra

y que cesa de golpe

cuando notamos su falsía,

como cesan los sueños

cuando sabemos que soñamos.

CHACARERA DE UN ATARDECER (LEÓN GIECO)





Las mujeres de Mendoza van pa' la cosecha 
y la esperaba a Helena detrás de la alameda. 
Yo guardo un secreto del vino nuevo que emborracho 
un atardecer 

Río Uno, Río Dos, Río Tres y Río Cuarto, 
mirada transparente que parecías un árbol. 

Allí quedo un verso por un momento olvidado, 
un atardecer 

Esta es una chacarera para toda la gente 
que se molesta en aplaudir 
y gustar de una canción 
Que lindo es pertenecer a toda la gente 
como pertenece un atardecer 

Concepción del Uruguay, 
Gualeguay, Gualeguaychú· 
que perfume sencillo 
se respiraba en tu aliento. 
La luna apareció mas blanca 
por primera vez un atardecer 

Santiago flor tranquila 
y si es de enero mejor 
siesta del mediodía 
que hace cosquillas al corazón 
Historia quieta y mansa para contar 
con una guitarra un atardecer.
AL ATARDECER (PRESUNTOS IMPLICADOS)



Momentos y prendas de ayer
robados de aquello que fue
y a solas nos hacen pensar
que el tiempo no quiere pasar.

Para perdernos
en los recuerdos,
sólo para perdernos
cercanos al atardecer.

Son relatos de vida y andar
que el olvido desvanecerá,
mas como cantaba Serrat
sólo se irán la mitad.

Y entre sus manos partir lejos de aquí,
allá donde va el viajero que no mira atrás,
y al ocaso del sol recordar nuestro amor,
aquel tímido beso, un arrullo en secreto
y pequeñas promesas en flor.

LA TARDE (MEIRA DEL MAR)
    Te contaré la tarde, amigo mío.
    La tarde de campanas y violetas
    Que suben lentamente a su pequeño
    Firmamento de aroma.
    La tarde en que no estás.
    El tiempo, detenido, se desborda
    Como un dorado río.
    Y deja ver en su lejano fondo
    No sé qué cosas olvidadas.
    El día vuelve aún en una ráfaga
    De sol,
    Y fija mariposas de oro
    En el cristal de aire...
    Hay una flauta en el silencio, una
    Melancólica boca enamorada,
    Y en la torre teñida de crepúsculo
    Repiten su blancura las palomas.
    La tarde en que no estás... la tarde
    En que te quiero.
    Alguien que no conozco,
    Abre secretamente los jazmines
    Y cierra una a una las palabras.
AL ATARDECER (LEÓN GIECO CON LOS PIOJOS)



VERSIÓN LOS PIOJOS




Al atardecer, cuando ella se va, al atardecer 
Al atardecer, se va a trabajar, al atardecer 
Va hasta la estación y se toma el tren 
chiflan del furgón, miran del andén 
al atardecer 
Calles de luna, gente sin fortuna y sin amor 
Luces y gatos, roces baratos por un alcohol 
Al atardecer, cruza la ciudad, al atardecer 
Las calles de tierra, van quedando atrás, al atardecer 
Hoy como estará, cuanto sacaré 
comisario sucio, ni lo quiero ver 
al atardecer 
Calles de luna, gente sin fortuna y sin amor 
Luces y gatos, roces baratos por un alcohol 
No tengo mucho tiempo 
no tengo mucho tiempo 
aquí en la ciudad 
No hace mucho tiempo 
no hace mucho tiempo 
que estoy aquí en la ciudad 
Va hasta la estación y se toma el tren 
El tercer vagón me dio suerte ayer 
Al atardecer 
Va hasta la estación, y se toma el tren 
al atardecer 
Calles de luna, gente sin fortuna y sin amor 
Luces y gatos, roces baratos por un alcohol 
No tengo mucho tiempo 
no tengo mucho tiempo 
aquí en la ciudad 
No hace mucho tiempo 
no hace mucho tiempo 
que estoy aquí en la ciudad 
Y si vos me das lo que yo busqué 
Alguien para hablar 
Y si vos me das lo que yo busqué 
Alguien para estar 
Va hasta la estación y se toma el tren 
Al atardecer.

LA TARDE PIDIENDO AMOR (NICOLÁS GUILLÉN)

      La tarde pidiendo amor.
      Aire frío, cielo gris.
      Muerto sol.
      La tarde pidiendo amor.

      Pienso en sus ojos cerrados,
      La tarde pidiendo amor,
      Y en sus rodillas sin sangre,
      La tarde pidiendo amor,
      Y en sus manos de uñas verdes,
      Y en su frente sin color,
      Y en su garganta sellada...
      La tarde pidiendo amor,
      La tarde pidiendo amor,
      La tarde pidiendo amor.

      No.
      No, que me sigue los pasos,
      No;
      Que me habló, que me saluda,
      No;
      Que miro pasar su entierro,
      No;
      Que me sonríe, tendida,
      Tendida, suave y tendida,
      Sobre la tierra, tendida,
      Muerta de una vez, tendida...
      No.

JUANCITO EN LA SIESTA
MERCEDES SOSA



Juancito va, 
riendo por el potrero viejo de alfalfa. 
y una mariposa blanca lo lleva, 
lo lleva en su vuelo blanco hasta el cementerio, 
donde la tierra durmió con el sueño largo, 
oscuros abuelos. 

Juancito va, 
jugando al equilibrista por los tapiales. 
Y un lerdo horizonte de cruces quietas 
vigila su vuelo niño de travesuras, 
mientras la siesta desploma su voz caliente 
de hondas lejuras. 

Y solito, Juancito aprende en la siesta, 
a mirar de lejos, y a ver de cerca. 

Juancito va, 
leyendo con su dedito, bien de cerquita 
los dos nombres gringos que lo entreveran, 
borrosos de tiempo y soles de altos veranos, 
y le recuerdan galopes de indiada brava 
y viejos arados. 

Juancito va, 
tratando ese caminito de la laguna, 
la tarde flamea como un pañuelo, 
y un vuelo de gallaretas lo va llevando, 
mirando el cielo, más rubio que el trigo rubio 
que va pisando. 

Y solito, Juancito aprende en la siesta, 
a mirar de lejos, y a ver de cerca. 
Prari, papa, prari, papa, prari, papa, 
Juancito va




ESTA TARDE (ALFONSINA STORNI)

Ahora quiero amar algo lejano...
Algún hombre divino
Que sea como un ave por lo dulce,
Que haya habido mujeres infinitas
Y sepa de otras tierras, y florezca
La palabra en sus labios, perfumada:
Suerte de selva virgen bajo el viento...

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
Blanda y tranquila como espeso musgo,
Tiembla mi boca y mis dedos finos,
Se deshacen mis trenzas poco a poco.

Siento un vago rumor... Toda la tierra
Está cantando dulcemente... Lejos
Los bosques se han cargado de corolas,
Desbordan los arroyos de sus cauces
Y las aguas se filtran en la tierra
Así como mis ojos en los ojos
Que estoy sonañdo embelesada...

Pero
Ya está bajando el sol de los montes,
Las aves se acurrucan en sus nidos,
La tarde ha de morir y él está lejos...
Lejos como este sol que para nunca
Se marcha y me abandona, con las manos
Hundidas en las trenzas, con la boca
Húmeda y temblorosa, con el alma
Sutilizada, ardida en la esperanza
De este amor infinito que me vuelve
Dulce y hermosa...
CAMPESINOS DURMIENDO LA SIESTA - VINCENT VAN GOGH
LA SIESTA - MILLER
ATARDECER AL FINAL DEL DÍA (DESPUÉS DE MILLER) - VINCENT VAN GOGH
PUESTA DE SOL EN MOTMARTRE - VINCENT VAN GOGH
PAISAJE A ATARDECER - VINCENT VAN GOGH
CASAS DE CAMPO AL ATARDECER - VINCENT VAN GOGH
LA SIESTA - GUILLERMO COLLAZO 
ATARDECER - WILLIAM ADOLPHE BOUGUEREAU

El día, en el calendario hebreo, comienza con el ocaso, y culmina al próximo ocaso del siguiente día; es decir, un día que se cuenta de una puesta de sol hasta su otra puesta. En esto se diferencia del día según el calendario gregoriano, que discurre exactamente de medianoche a medianoche.

La costumbre de ver al día comenzar con la caída del crepúsculo es antigua como la Biblia misma, y se basa en el texto bíblico del Génesis 1:5, que al cabo de cada día comenta “Y fue la tarde, y fue la mañana…”, de lo que se entiende que cada uno de los días de la creación comenzaba por la tarde, más explícitamente aún al prescribir la Biblia el ayuno del Día del Perdón, el Yom Kipur: “El día décimo de este séptimo mes será el día de la Expiación… Será para vosotros día de descanso completo y ayunaréis; el día nueve del mes, por la tarde, de tarde a tarde, guardaréis descanso” (Levítico 23:27-32) desde entonces, es práctica corriente y antiquísima, que las festividades judías comiencen al caer el sol.

Asimismo, estudios arqueológicos han revelado que también en la antigua Babilonia se señalaba el comienzo del día al atardecer.









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