DESENCUENTROS - RAÚL GÓMEZ JATTIN
Ah desdichados padres
Cuánto desengaño trajo a su noble vejez
el hijo menor
el más inteligente
En vez de abogado respetable
marihuano conocido
En vez del esposo amante
un solterón precavio
En vez de hijos
unos menesterosos poemas
¿Qué pecado tremendo está purgando
ese honrado par de viejos? ¿Innombrable?
Lo cierto es que el padre le habló en su niñez de
libertad
De que Honoré de Balzac era un hombre notable
de la Canción de la vida profunda
Sin darse cuenta de lo que estaba cometiendo
DESENCUENTRO - CÁTULO CASTILLO & ANÍBAL TROILO
VERSIÓN ROBERTO GOYENECHE
VERSIÓN DJANGO
VERSIÓN ROBERTO GOYENECHE
VERSIÓN RUBÉN JUÁREZ
VERSIÓN JUAN CARLOS BAGLIETTO
VERSIÓN CECILIA ROSETTO
Estás desorientado y no sabés
qué "trole" hay que tomar para seguir.
Y en este desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés.
La araña que salvaste te picó
-¡qué vas a hacer!-
y el hombre que ayudaste te hizo mal
-¡dale nomás!-
Y todo el carnaval
gritando pisoteó
la mano fraternal
que Dios te dio.
¡Qué desencuentro!
¡Si hasta Dios está lejano!
Llorás por dentro,
todo es cuento, todo es vil.
En el corso a contramano
un grupí trampeó a Jesús...
No te fíes ni de tu hermano,
se te cuelgan de la cruz...
Quisiste con ternura, y el amor
te devoró de atrás hasta el riñón.
Se rieron de tu abrazo y ahí nomás
te hundieron con rencor todo el arpón
Amargo desencuentro, porque ves
que es al revés...
Creiste en la honradez
y en la moral...
¡qué estupidez!
Por eso en tu total
fracaso de vivir,
ni el tiro del final
te va a salir.
DESENCUENTRO - JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD
Esquiva como la noche,
como la mano que te entorpecía,
como la trémula succión
insuficiente de la carne;
esquiva y veloz como la hoja
ensangrentada de un cuchillo,
como los filos de la nieve, como el esperma
que decora el embozo de las sábanas,
como la congoja de un niño
que se esconde para llorar.
como la mano que te entorpecía,
como la trémula succión
insuficiente de la carne;
esquiva y veloz como la hoja
ensangrentada de un cuchillo,
como los filos de la nieve, como el esperma
que decora el embozo de las sábanas,
como la congoja de un niño
que se esconde para llorar.
Tratas de no saber y sabes
que ya está todo maniatado,
allí
donde pernocta el irascible
lastre del desamor, sombra
partida por olvidos, desdenes,
llave que ya no abre ningún sueño:
que ya está todo maniatado,
allí
donde pernocta el irascible
lastre del desamor, sombra
partida por olvidos, desdenes,
llave que ya no abre ningún sueño:
La ausencia se aproxima
en sentido contrario al de la espera.
en sentido contrario al de la espera.
DESENCUENTRO - PABLO ALBORÁN
VERSIÓN EN VIVO
No puedo seguir buscando tu aroma en el viento
no puedo mentir, ni ocultar lo que siento
intento vivir sufriendo bajo este silencio
y de nuevo por ti me hundo en un infierno.
no era prisionero de tus labios
y ahora que estás lejos
te deseo como el aire, el baile de tu cuerpo
puedes olvidar mi nombre, puedes olvidar mis besos...
pero en el aire permanece...
mi voz y mi recuerdo.
sufriendo por ti me pierdo en un mar de dudas
me mata este dolor, me ahogan mis lágrimas mudas
invades cada noxe mi cuerpo y mi alma
haces llorar mis ojos, haces que pierda la calma.
no era prisionero de tus labios
y ahora que estás lejos
te deseo como el aire el baile de tu cuerpo...
no era prisionero de tus labios
y ahora que estás lejos
te deseo como el aire el baile de tu cuerpo
puedes olvidar mi nombre, puedes olvidar mis besos...
pero en el aire permanece...
mi voz y mi recuerdo.
LOS HERALDOS NEGROS - CÉSAR VALLEJO
LOS HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,
como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,
como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
LOS HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,
como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,
como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
DESENCUENTRO - DANIELA CASTRO
Tu con tu vida yo con la mía
por dos caminos hoy tan distintos
y eternamente enamorados del amor.
Cuanto he pasado y cuanto he buscado,
para encontrarte cuando ya es tarde
que yo te ame y tu me ames que mas da.
Coro: Que cruel destino es el amar
fuera de tiempo, es desangrarse
y contener los sentimientos,
como dos hojas que llevadas por el viento
caen a destiempo así es el desencuentro.
Queda el consuelo de que tu existes
y aunque prohibido, diste sentido
a tantas cosas que en la vida yo soñé.
Y mientras tanto nunca te olvides
que aun con tu vida y yo con la mía
recordaremos para siempre ese amor.
Coro: Qué cruel destino es el amar
fuera de tiempo
es desangrarse y contener los sentimientos
como dos hojas que llevadas por el viento
caen a destiempo así es el desencuentro
por dos caminos hoy tan distintos
y eternamente enamorados del amor.
Cuanto he pasado y cuanto he buscado,
para encontrarte cuando ya es tarde
que yo te ame y tu me ames que mas da.
Coro: Que cruel destino es el amar
fuera de tiempo, es desangrarse
y contener los sentimientos,
como dos hojas que llevadas por el viento
caen a destiempo así es el desencuentro.
Queda el consuelo de que tu existes
y aunque prohibido, diste sentido
a tantas cosas que en la vida yo soñé.
Y mientras tanto nunca te olvides
que aun con tu vida y yo con la mía
recordaremos para siempre ese amor.
Coro: Qué cruel destino es el amar
fuera de tiempo
es desangrarse y contener los sentimientos
como dos hojas que llevadas por el viento
caen a destiempo así es el desencuentro
ESTA TIERRA, ESTE CIELO - HORACIO ARMANI
Vivo en una ciudad en donde todos
se ignoran: la vida aquí es una pura fórmula, una
abstracción
que hasta los desgraciados omiten; los pobres solitarios,
los que acumulan su hastío semanal para un domingo
de hambre
y aun aquellos que andan por su dolor como por una
larga calle:
una calle con ventanas cerradas, con muros grises, con
lejanos chillidos
de radios y parejas obscenas besándose bajo los árboles.
Yo padezco aquí la temible soledad de saberme
argentino.
Nadie ya siente nada. La belleza se ha muerto:
el pintor traza círculos, los poetas
acumulan palabras, el tendero
cobra por la pobreza que ha envasado en tarritos,
los militares hacen revoluciones regularmente,
los políticos hablan de libertad y acrecientan sus bienes,
los beatos negocian su salvación y mientras tanto
hay seres miserables que construyen
arrabales pobrísimos con maderas y latas, oh ciudad,
oh tango con un sollozo de impotencia y vaciedad
cruzando
como en un latigazo el corazón. Pero a pesar de todo, país mío, te quiero;
con un furor rabioso te quiero, con un amor extraño
te busco en cada lenta mirada, estoy buscándote
como a una gris mujer que vive absorta y reclinada
para siempre en sí misma,
contando la desgracia que resta y el dolor que ha vivido
y resignada ya de su fracaso y de su miedo.
Extraña es esta tierra, las miradas, el cielo,
lo que por desconfianza o impotencia no decide su
su entrega
y aquello que temiendo la humillación o la vergüenza
no permite llorar, gritar, ser vida.
Extraño es todo aquí; todo está contenido
como ansiado vivirse, hay algo
superior al engaño, hay una gran marea
de piedad estancada, un dolor argentino
que estallará sin duda como una caballada de fuego en
la llanura:
algo está conjurándose en este país callado y lento.
Dan ganas de golpearlo hasta que grite;
dan ganas de llorar hasta que viva.
Vivo en una ciudad en donde todos
se ignoran: la vida aquí es una pura fórmula, una
abstracción
que hasta los desgraciados omiten; los pobres solitarios,
los que acumulan su hastío semanal para un domingo
de hambre
y aun aquellos que andan por su dolor como por una
larga calle:
una calle con ventanas cerradas, con muros grises, con
lejanos chillidos
de radios y parejas obscenas besándose bajo los árboles.
Yo padezco aquí la temible soledad de saberme
argentino.
Nadie ya siente nada. La belleza se ha muerto:
el pintor traza círculos, los poetas
acumulan palabras, el tendero
cobra por la pobreza que ha envasado en tarritos,
los militares hacen revoluciones regularmente,
los políticos hablan de libertad y acrecientan sus bienes,
los beatos negocian su salvación y mientras tanto
hay seres miserables que construyen
arrabales pobrísimos con maderas y latas, oh ciudad,
oh tango con un sollozo de impotencia y vaciedad
cruzando
como en un latigazo el corazón. Pero a pesar de todo, país mío, te quiero;
con un furor rabioso te quiero, con un amor extraño
te busco en cada lenta mirada, estoy buscándote
como a una gris mujer que vive absorta y reclinada
para siempre en sí misma,
contando la desgracia que resta y el dolor que ha vivido
y resignada ya de su fracaso y de su miedo.
Extraña es esta tierra, las miradas, el cielo,
lo que por desconfianza o impotencia no decide su
su entrega
y aquello que temiendo la humillación o la vergüenza
no permite llorar, gritar, ser vida.
Extraño es todo aquí; todo está contenido
como ansiado vivirse, hay algo
superior al engaño, hay una gran marea
de piedad estancada, un dolor argentino
que estallará sin duda como una caballada de fuego en
la llanura:
algo está conjurándose en este país callado y lento.
Dan ganas de golpearlo hasta que grite;
dan ganas de llorar hasta que viva.
DESENCUENTRO - JULIO DE LA ROSA
'Vuelvo a temer que pensar en ti
me haga ser infeliz con otra'.
Eso decía él al volverla a ver.
'¿Viste el puente? Ahora está en obras'.
¿Puedes aún creer en el amor?
Fue cruel, y yo un error.
¿Puedes aún creer en el amor eterno y fiel entre dos?
¿Puedes aun creer en el amor?
Y ahora que más da.
¿Qué fue? ¿Y qué soy yo?
'Nunca te vi sonriendo así,
se te ve muy feliz, no es broma'.
'Tendría que felicitar a ese alguien más,
conmigo siempre estuviste sola'.
¿Puedes aún creer en el amor?
Fue cruel, y yo un error.
¿Puedes aún creer en el amor eterno y fiel entre dos?
¿Puedes aun creer en el amor?
Y ahora que más da.
¿Qué fue? ¿Y qué soy yo?
¿Puedes aún creer en el amor eterno y fiel entre dos?
me haga ser infeliz con otra'.
Eso decía él al volverla a ver.
'¿Viste el puente? Ahora está en obras'.
¿Puedes aún creer en el amor?
Fue cruel, y yo un error.
¿Puedes aún creer en el amor eterno y fiel entre dos?
¿Puedes aun creer en el amor?
Y ahora que más da.
¿Qué fue? ¿Y qué soy yo?
'Nunca te vi sonriendo así,
se te ve muy feliz, no es broma'.
'Tendría que felicitar a ese alguien más,
conmigo siempre estuviste sola'.
¿Puedes aún creer en el amor?
Fue cruel, y yo un error.
¿Puedes aún creer en el amor eterno y fiel entre dos?
¿Puedes aun creer en el amor?
Y ahora que más da.
¿Qué fue? ¿Y qué soy yo?
¿Puedes aún creer en el amor eterno y fiel entre dos?
POEMA DEL DESENCUENTRO - ROSA DE FUEGO
A ratos nostálgica
Y a ratos desarmada,
Me encuentro conmigo
Y no se decirme nada.
PENELOPÉ - JOAN MANUEL SERRAT
Penélope,
con su bolso de piel marrón
y sus zapatos de tacón
y su vestido de domingo.
Penélope
se sienta en un banco en el andén
y espera que llegue el primer tren
meneando el abanico.
Dicen en el pueblo
que un caminante paró
su reloj
una tarde de primavera.
"Adiós amor mío
no me llores, volveré
antes que
de los sauces caigan las hojas.
Piensa en mí
volveré a por ti..."
Pobre infeliz
se paró tu reloj infantil
una tarde plomiza de abril
cuando se fue tu amante.
Se marchitó
en tu huerto hasta la última flor.
No hay un sauce en la calle Mayor
para Penélope.
Penélope,
tristes a fuerza de esperar,
sus ojos, parecen brillar
si un tren silba a lo lejos.
Penélope
uno tras otro los ve pasar,
mira sus caras, les oye hablar,
para ella son muñecos.
Dicen en el pueblo
que el caminante volvió.
La encontró
en su banco de pino verde.
La llamó: "Penélope
mi amante fiel, mi paz,
deja ya
de tejer sueños en tu mente,
mírame,
soy tu amor, regresé".
Le sonrió
con los ojos llenitos de ayer,
no era así su cara ni su piel.
"Tú no eres quien yo espero".
Y se quedó
con el bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación.
UN LITIGANTE INSATISFECHO - HONORE DAUMIER
GENTE - GEORGE GROSZ
VERSIÓN EN DIRECTO CON JOAQUÍN SABINA
VERSIÓN DIEGO TORRES
con su bolso de piel marrón
y sus zapatos de tacón
y su vestido de domingo.
Penélope
se sienta en un banco en el andén
y espera que llegue el primer tren
meneando el abanico.
Dicen en el pueblo
que un caminante paró
su reloj
una tarde de primavera.
"Adiós amor mío
no me llores, volveré
antes que
de los sauces caigan las hojas.
Piensa en mí
volveré a por ti..."
Pobre infeliz
se paró tu reloj infantil
una tarde plomiza de abril
cuando se fue tu amante.
Se marchitó
en tu huerto hasta la última flor.
No hay un sauce en la calle Mayor
para Penélope.
Penélope,
tristes a fuerza de esperar,
sus ojos, parecen brillar
si un tren silba a lo lejos.
Penélope
uno tras otro los ve pasar,
mira sus caras, les oye hablar,
para ella son muñecos.
Dicen en el pueblo
que el caminante volvió.
La encontró
en su banco de pino verde.
La llamó: "Penélope
mi amante fiel, mi paz,
deja ya
de tejer sueños en tu mente,
mírame,
soy tu amor, regresé".
Le sonrió
con los ojos llenitos de ayer,
no era así su cara ni su piel.
"Tú no eres quien yo espero".
Y se quedó
con el bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación.
UN LITIGANTE INSATISFECHO - HONORE DAUMIER
GENTE - GEORGE GROSZ
ENCUENTROS Y DESENCUENTROS - ANDREA BROGGI
DESENCUENTROS - JAIME MOXEY
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