EL RUEGO DEL LIBRO (GABRIELA MISTRAL)
He aquí niña mía,
Que me han hecho tu amigo;
He aquí que cada día
Conversarás conmigo.
Ponme una ropa obscura,
la ropa de labor,
trátame con dulzura,
como si fuera una flor.
No me eches manchas sobre
Las nieve del semblante;
No pienses que recobre
En lámina brillante.
Gozarás cuando veas
Qué hermoso me conservo.
Sufrirás si me afeas
Del daño de tu siervo.
Verás cuando oigas locas
historias infantiles,
que charladoras bocas
son mis hojas sutiles.
El saber es liviano,
mi saber es profundo.
Niña, me das la mano
y yo te muestro el mundo.
Yo te presento un hada
y te charlo del sol,
de la rosa encarnada,
prima del arrebol;
De la patria gloriosa,
de las almas de luz,
de la vida maravillosa
del maestro Jesús.
Mis hojitas nevadas
Piden sólo un favor:
De tus manos rosadas
Un poquito de amor.
Que me han hecho tu amigo;
He aquí que cada día
Conversarás conmigo.
Ponme una ropa obscura,
la ropa de labor,
trátame con dulzura,
como si fuera una flor.
No me eches manchas sobre
Las nieve del semblante;
No pienses que recobre
En lámina brillante.
Gozarás cuando veas
Qué hermoso me conservo.
Sufrirás si me afeas
Del daño de tu siervo.
Verás cuando oigas locas
historias infantiles,
que charladoras bocas
son mis hojas sutiles.
El saber es liviano,
mi saber es profundo.
Niña, me das la mano
y yo te muestro el mundo.
Yo te presento un hada
y te charlo del sol,
de la rosa encarnada,
prima del arrebol;
De la patria gloriosa,
de las almas de luz,
de la vida maravillosa
del maestro Jesús.
Mis hojitas nevadas
Piden sólo un favor:
De tus manos rosadas
Un poquito de amor.
VALS DEL DICCIONARIO (MARÍA ELENA WALSH)
Tantas cosas ya se han ido
al cielo del olvido,
pero tú sigues siempre a mi lado,
Pequeño Larousse Ilustrado.
Cuántas veces me abriste la puerta
para ir a jugar
en voz baja a una isla desierta
por un mar dibujado en el mar.
Todavía eres el embeleco
de una infancia que tiene tu edad
y palabras, en vez de muñecos,
asesina su curiosidad.
Universo de la miniatura
y aljibe total
donde sigo pescando figuras,
y no temo llegar al final.
Tú me ayudas con buenos consejos
a hacer versos por casualidad
y me asombras igual que el espejo
con la fábula de la verdad.
al cielo del olvido,
pero tú sigues siempre a mi lado,
Pequeño Larousse Ilustrado.
Cuántas veces me abriste la puerta
para ir a jugar
en voz baja a una isla desierta
por un mar dibujado en el mar.
Todavía eres el embeleco
de una infancia que tiene tu edad
y palabras, en vez de muñecos,
asesina su curiosidad.
Universo de la miniatura
y aljibe total
donde sigo pescando figuras,
y no temo llegar al final.
Tú me ayudas con buenos consejos
a hacer versos por casualidad
y me asombras igual que el espejo
con la fábula de la verdad.
ODA AL DICCIONARIO (PABLO NERUDA)
ODA AL DICCIONARIO LOMO de buey, pesado cargador, sistemático libro espeso: de joven te ignore, me vistió la suficiencia y me creí repleto, y orondo como un melancólico sapo dictaminé: "Recibo las palabras directamente del Sinaí bramante. Reduciré las formas a la alquimia. Soy mago". El gran mago callaba. El Diccionario, viejo y pesado, con su chaquetón de pellejo gastado, se quedó silencioso sin mostrar sus probetas. Pero un día, después de haberlo usado y desusado, después de declararlo inútil y anacrónico camello, cuando por largos meses, sin protesta, me sirvió de sillón y de almohada, se rebeló y plantándose en mi puerta creció, movió sus hojas y sus nidos, movió la elevación de su follaje: árbol era, natural, generoso manzano, manzanar o manzanero, y las palabras, brillaban en su copa inagotable, opacas o sonoras fecundas en la fronda del lenguaje, cargadas de verdad y de sonido. Aparto una sola de sus páginas: Caporal Capuchón qué maravilla pronunciar estas sílabas con aire, y más abajo Cápsula hueca, esperando aceite o ambrosía, y junto a ellas Captura Capucete Capuchina Caprario Captatorio palabras que se deslizan como suaves uvas o que a la luz estallan como gérmenes ciegos que esperaron en las bodegas del vocabulario y viven otra vez y dan la vida: una vez más el corazón las quema. Diccionario, no eres tumba, sepulcro, féretro, túmulo, mausoleo, sino preservación, fuego escondido, plantación de rubíes, perpetuidad viviente de la esencia, granero del idioma. Y es hermoso recoger en tus filas la palabra de estirpe, la severa y olvidada sentencia, hija de España, endurecida como reja de arado, fija en su límite de anticuada herramienta, preservada con su hermosura exacta y su dureza de medalla. O la otra palabra que allí vimos perdida entre renglones y que de pronto se hizo sabrosa y lisa en nuestra boca como una almendra o tierna como un higo. Diccionario, una mano de tus mil manos, una de tus mil esmeraldas, una sola gota de tus vertientes virginales, un grano de tus magnánimos graneros en el momento justo a mis labios conduce, al hilo de mi pluma, a mi tintero. De tu espesa y sonora profundidad de selva, dame, cuando lo necesite, un solo trino, el lujo de una abeja, un fragmento caído de tu antigua madera perfumada por una eternidad de jazmineros, una sílaba, un temblor, un sonido, una semilla: de tierra soy y con palabras canto. |
HÉROE (MARIAH CAREY)
Como un libro
Que no sabes el final
Y te asusta lo que lees
Así la vida es.
Cuando naces
Ya te expones al dolor
Y de a poco y con valor
Logras crecer.
Chorus
Que no sabes el final
Y te asusta lo que lees
Así la vida es.
Cuando naces
Ya te expones al dolor
Y de a poco y con valor
Logras crecer.
Chorus
Y como libra el corazón
Nos enseña que hay temor
Que hay fracasos y maldad
Que hay batallas que ganar.
Y en cada pagina el amor
Nos convierte en luchador
Y descubres lo común
No hay un héroe como tu .
Son muy pocos
Que se arriesgan por amor
Pero tu tienes la fe
Y eso lo es todo .
No te caigas
Que vivir es aprender
Y no hay nada que temer
Si crees en ti .
Y como libra el corazón
Nos enseña que hay temor
Que hay fracasos y maldad
Que hay batallas que ganar.
Y en cada pagina el amor
Nos convierte en luchador
Y descubres lo común
No hay un héroe como tu .
Solo Dios
Sabe ¿donde y cuando ?
La vida no sera
Lo has echo bien
Solo con un sueño todo
Sabras ¿como vencer?.
Y como libra el corazón
Nos enseña que hay temor
Que hay fracasos y maldad
Que hay batallas que ganar.
Y en cada pagina el amor
Nos convierte en luchador
Y descubres lo común
No hay un héroe como tu .
LIBRO (AMADO NERVO)
Libros, urnas de ideas;
libros, arcas de ensueño;
libros, flor de la vida
consciente, cofres místicos
que custodiáis el pensamiento humano;
nidos trémulos de alas poderosas,
audaces e invisibles;
atmósferas del alma;
intimidad celeste y escondida
de los altos espíritus.
Libros, hojas del árbol de la ciencia;
libros, espigas de oro
que fecundara el verbo desde el caos;
libros en que ya empieza desde el tiempo,
libros (los del poeta)
que estáis, como los bosques,
poblados de gorjeos, de perfumes,
rumor de frondas y correr de agua;
que estáis llenos, como las catedrales,
de símbolos, de dioses y de arcanos.
Libros, depositarios de la herencia
misma del universo;
antorchas en que arden
las ideas eternas e inexhaustas;
cajas sonoras donde custodiados
están todos los ritmos
que en la infancia del mundo
las musas revelaron a los hombres.
Libros, que sois un ala (amor la otra)
de las dos que el anhelo necesita
para llegar a la Verdad sin mancha.
Libros, ¡ay!, sin los cuales
no podemos vivir: sed siempre, siempre,
los tácitos amigos de mis días.
Y vosotros, aquellos que me disteis
el consuelo y la luz de los filósofos,
las excelsas doctrinas
que son salud y vida y esperanzas,
servidle de piadosos cabezales
a mi sueño en la noche que se acerca
LOS LIBROS DE LA BUENA MEMORIA (LUIS ALBERTO SPINETTA)
El vino entibia sueños al jadear
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar.
Mi voz le llegará
Mi boca también
Tal vez le confiaré
que eras el vestigio del futuro.
Rojas y verdes luces del amor
prestidigitan bajo un halo de rouge
Que sombra extraña te ocultó de mi guiño
que nunca oíste la hojarasca crepitar?
Pues yo te escribiré
Yo te haré llorar
Mi boca besará
toda la ternura de tu acuario.
Más si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estanque
No volverías a triunfar en tu alma?
Yo sé que harías largos viajes por llegar.
Parado estoy aquí
Esperándote
Todo se oscureció
Ya no sé si el mar descansará...
Habrá crecido un tallo en el nogal
La luz habrá tiznado gente sin fe
Esta botella se ha vaciado también
Que ni los sueños se cobijan del rumor.
Licor no vuelvas ya
Deja de reír
No es necesario más
Ya se ven los tigres en la lluvia
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar.
Mi voz le llegará
Mi boca también
Tal vez le confiaré
que eras el vestigio del futuro.
Rojas y verdes luces del amor
prestidigitan bajo un halo de rouge
Que sombra extraña te ocultó de mi guiño
que nunca oíste la hojarasca crepitar?
Pues yo te escribiré
Yo te haré llorar
Mi boca besará
toda la ternura de tu acuario.
Más si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estanque
No volverías a triunfar en tu alma?
Yo sé que harías largos viajes por llegar.
Parado estoy aquí
Esperándote
Todo se oscureció
Ya no sé si el mar descansará...
Habrá crecido un tallo en el nogal
La luz habrá tiznado gente sin fe
Esta botella se ha vaciado también
Que ni los sueños se cobijan del rumor.
Licor no vuelvas ya
Deja de reír
No es necesario más
Ya se ven los tigres en la lluvia
Libro, cuando te cierro
abro la vida.
Escucho
entrecortados gritos
en los puertos.
Los lingotes del cobre
cruzan los arenales,
bajan a Tocopilla.
Es de noche.
Entre la islas
nuestro océano
palpita con sus peces.
Toca los pies, los muslos,
Las costillas calcáreas
de mi patria.
Toda la noche pega en sus orillas
y con la luz de día
amanece cantando
como si despertara una guitarra.
A mí me llama el golpe
del océano. A mí
me llama el viento,
y Rodríguez me llama,
José Antonio,
recibí un telegrama
del sindicato "Mina"
y ella, la que yo amo
(no les diré su nombre),
me espera en Bucalemu.
Libro, tú no has podido
empapelarme,
no me llenaste
de tipografía,
de impresiones celestes,
no pudiste
encuadernar mis ojos,
salgo de ti a poblar las arboledas
con la ronca familia de mi canto,
a trabajar metales encendidos
o a comer carne asada
junto al fuego en los montes.
Amo los libros
exploradores,
libros con bosque o nieve,
profundidad o cielo,
pero
odio
el libro araña
en donde el pensamiento
fue disponiendo alambre venenoso
para que allí se enrede
la juvenil y circundante mosca.
Libro, déjame libre.
Yo no quiero ir vestido
de volumen,
yo no vengo de un tomo,
mis poemas
no han comido poemas,
devoran
apasionados acontecimientos,
se nutren de intemperie,
extraen alimento
de la tierra y los hombres.
Libro, déjame andar por los caminos
con polvo en los zapatos
y sin mitología:
vuelve a tu biblioteca,
yo me voy por las calles.
He aprendido la vida
de la vida,
el amor lo aprendí de un solo beso,
y no pude enseñar a nadie nada
sino lo que he vivido,
cuanto tuve en común con otros hombres,
cuanto luché con ellos:
cuanto expresé de todos en mi canto.
abro la vida.
Escucho
entrecortados gritos
en los puertos.
Los lingotes del cobre
cruzan los arenales,
bajan a Tocopilla.
Es de noche.
Entre la islas
nuestro océano
palpita con sus peces.
Toca los pies, los muslos,
Las costillas calcáreas
de mi patria.
Toda la noche pega en sus orillas
y con la luz de día
amanece cantando
como si despertara una guitarra.
A mí me llama el golpe
del océano. A mí
me llama el viento,
y Rodríguez me llama,
José Antonio,
recibí un telegrama
del sindicato "Mina"
y ella, la que yo amo
(no les diré su nombre),
me espera en Bucalemu.
Libro, tú no has podido
empapelarme,
no me llenaste
de tipografía,
de impresiones celestes,
no pudiste
encuadernar mis ojos,
salgo de ti a poblar las arboledas
con la ronca familia de mi canto,
a trabajar metales encendidos
o a comer carne asada
junto al fuego en los montes.
Amo los libros
exploradores,
libros con bosque o nieve,
profundidad o cielo,
pero
odio
el libro araña
en donde el pensamiento
fue disponiendo alambre venenoso
para que allí se enrede
la juvenil y circundante mosca.
Libro, déjame libre.
Yo no quiero ir vestido
de volumen,
yo no vengo de un tomo,
mis poemas
no han comido poemas,
devoran
apasionados acontecimientos,
se nutren de intemperie,
extraen alimento
de la tierra y los hombres.
Libro, déjame andar por los caminos
con polvo en los zapatos
y sin mitología:
vuelve a tu biblioteca,
yo me voy por las calles.
He aprendido la vida
de la vida,
el amor lo aprendí de un solo beso,
y no pude enseñar a nadie nada
sino lo que he vivido,
cuanto tuve en común con otros hombres,
cuanto luché con ellos:
cuanto expresé de todos en mi canto.
ODA AL LIBRO (II) (PABLO NERUDA)
LIBRO
hermoso,
libro,
mínimo bosque,
hoja
tras hoja,
huele
tu papel
a elemento,
eres
matutino y nocturno,
cereal,
oceánico,
en tus antiguas páginas
cazadores de osos,
fogatas
cerca del Mississippi,
canoas
en las islas,
más tarde
caminos
y caminos,
revelaciones,
pueblos
insurgentes,
Rimbaud como un herido
pez sangriento
palpitando en el lodo,
y la hermosura
de la fraternidad,
piedra por piedra
sube el castillo humano,
dolores que entretejen
la firmeza,
acciones solidarias,
libro
oculto
de bolsillo
en bolsillo,
lámpara
clandestina,
estrella roja.
Nosotros
los poetas
caminantes
exploramos
el mundo,
en cada puerta
nos recibió la vida,
participamos
en la lucha terrestre.
Cuál fue nuestra victoria?
Un libro,
un libro lleno
de contactos humanos,
de camisas,
un libro
sin soledad, con hombres
y herramientas,
un libro
es la victoria.
Vive y cae
como todos los frutos,
no sólo tiene luz,
no sólo tiene
sombra,
se apaga,
se deshoja,
se pierde
entre las calles,
se desploma en la tierra.
Libro de poesía
de mañana,
otra vez
vuelve
a tener nieve o musgo
en tus páginas
para que las pisadas
o los ojos
vayan grabando
huellas:
de nuevo
descríbenos el mundo
los manantiales
entre la espesura,
las altas arboledas,
los planetas
polares,
y el hombre
en los caminos,
en los nuevos caminos,
avanzando
en la selva,
en el agua,
en el cielo,
en la desnuda soledad marina,
el hombre
descubriendo
los últimos secretos,
el hombre
regresando
con un libro,
el cazador de vuelta
con un libro,
el campesino arando
con un libro.
LIBROS SAPIENCIALES (VOX DEI)
CON LA PARTICIPACIÓN DE ANDRÉS CALAMARO
De sol a sol
labrando tierra tendrás tu pan
todos los ríos van al mar
pero éste nunca se llenará
todos los ríos
siempre volverán a donde salieron
para comenzar a correr de nuevo
lo que siempre fue lo mismo será
lo que siempre hicieron repetirán
no olvidar
lo que ves ya se ha visto ya
tal vez un día lo sabrás
todo tiene un tiempo bajo el sol
porque habrá siempre
tiempo de plantar y de cosechar
tiempo de hablar, también de callar
hay tiempo para guerra y tiempo de paz
tiempo para el tiempo y un rato mas
buenas y malas son
cosas que vivo hoy
no es ésta tierra, no
sueño color azul
¿no es quizás que no se mirar?
¿Cuánto, cuánto hay a mi alrededor?
Más de lo que mis ojos pueden mirar
y llegar a ver
estas son razones que dicen que:
sólo sé
que sé querer
y que tengo Dios
y tengo fe
y que doy amor
y puedo ser
sé que en algún lugar
alguien me espera hoy
se que ahora tengo yo
alguien a quien buscar
¿No es quizás que ahora sé mirar?
¿Cuánto, cuánto hay a mi alrededor?
Más de lo que mis ojos pueden mirar
y llegar a ver
estas son razones que dicen que:
sólo sé
que sé querer
y que tengo Dios
y tengo fe
y que doy amor
y puedo ser
labrando tierra tendrás tu pan
todos los ríos van al mar
pero éste nunca se llenará
todos los ríos
siempre volverán a donde salieron
para comenzar a correr de nuevo
lo que siempre fue lo mismo será
lo que siempre hicieron repetirán
no olvidar
lo que ves ya se ha visto ya
tal vez un día lo sabrás
todo tiene un tiempo bajo el sol
porque habrá siempre
tiempo de plantar y de cosechar
tiempo de hablar, también de callar
hay tiempo para guerra y tiempo de paz
tiempo para el tiempo y un rato mas
buenas y malas son
cosas que vivo hoy
no es ésta tierra, no
sueño color azul
¿no es quizás que no se mirar?
¿Cuánto, cuánto hay a mi alrededor?
Más de lo que mis ojos pueden mirar
y llegar a ver
estas son razones que dicen que:
sólo sé
que sé querer
y que tengo Dios
y tengo fe
y que doy amor
y puedo ser
sé que en algún lugar
alguien me espera hoy
se que ahora tengo yo
alguien a quien buscar
¿No es quizás que ahora sé mirar?
¿Cuánto, cuánto hay a mi alrededor?
Más de lo que mis ojos pueden mirar
y llegar a ver
estas son razones que dicen que:
sólo sé
que sé querer
y que tengo Dios
y tengo fe
y que doy amor
y puedo ser
LIBRO ABIERTO (GERARDO REYES)
Dicen de mí,
que yo he sido un libro abierto,
donde mucha gente ha escrito,
no hagas caso nada es cierto.
En blanco está,
nadie supo escribir nada,
no dejaron ní una huella,
nadie me importaba nada.
Me importas tú,
tu sí escribes muy bonito,
para tí soy libro abierto,
escribe en mí ¡te necesito!.
(música)
Me importas tú,
tu sí escribes muy bonito,
para tí soy libro abierto,
escribe en mí ¡te necesito!.
Para tí soy libro abierto,
escribe en mí ¡te necesito!.
que yo he sido un libro abierto,
donde mucha gente ha escrito,
no hagas caso nada es cierto.
En blanco está,
nadie supo escribir nada,
no dejaron ní una huella,
nadie me importaba nada.
Me importas tú,
tu sí escribes muy bonito,
para tí soy libro abierto,
escribe en mí ¡te necesito!.
(música)
Me importas tú,
tu sí escribes muy bonito,
para tí soy libro abierto,
escribe en mí ¡te necesito!.
Para tí soy libro abierto,
escribe en mí ¡te necesito!.
LIBRO (ENRIQUE BANCHS)
Libro que ha abierto ahora mi mano temblorosa,
¿dónde estará la otra que te escribió? ¿Reposa
el reposo que vino del desmenuzamiento,
o vuelta cosa Ignota palpita aquí, en el viento?
¿Dónde estará el cerebro que sudó sangre y llanto
terrible porque un día se arrimó al camposanto?
Ahora ha penetrado la casa de la esfinge
que con los ojos fijos en lo vano restringe
los gestos en los brazos y las afirmaciones
en los labios movidos por ciegos corazones.
No sabemos si somos. Bestialmente la duda
está en la vida. Sólo sabemos que no duda
el muerto. Pero el muerto, egoísta supremo,
tiene el desdén enorme de la piedra, al extremo
que son impenetrables sus gestos transitivos.
¿dónde estará la otra que te escribió? ¿Reposa
el reposo que vino del desmenuzamiento,
o vuelta cosa Ignota palpita aquí, en el viento?
¿Dónde estará el cerebro que sudó sangre y llanto
terrible porque un día se arrimó al camposanto?
Ahora ha penetrado la casa de la esfinge
que con los ojos fijos en lo vano restringe
los gestos en los brazos y las afirmaciones
en los labios movidos por ciegos corazones.
No sabemos si somos. Bestialmente la duda
está en la vida. Sólo sabemos que no duda
el muerto. Pero el muerto, egoísta supremo,
tiene el desdén enorme de la piedra, al extremo
que son impenetrables sus gestos transitivos.
Ya no son más humanos. Y nosotros, los vivos,
¿somos humanos?
¿Hombre del libro, allá en los cielos
estarás, en la música, limpio de nuestros duelos,
paseándote entre estrellas con un lirio en la mano?
¿O por el prado elíseo mueves el paso vano,
sombra peripatética, junto a los mirtos de oro
y junto a los orfeos de corazón sonoro?
De allí igual a la tuya verás el alma mía;
tus pasiones de un día, renacen en mi día.
Tal vez verás mis nervios como los tuyos cuando
tu corazón estaba joven de amor cantando.
estarás, en la música, limpio de nuestros duelos,
paseándote entre estrellas con un lirio en la mano?
¿O por el prado elíseo mueves el paso vano,
sombra peripatética, junto a los mirtos de oro
y junto a los orfeos de corazón sonoro?
De allí igual a la tuya verás el alma mía;
tus pasiones de un día, renacen en mi día.
Tal vez verás mis nervios como los tuyos cuando
tu corazón estaba joven de amor cantando.
Existes o no existes, ¡oh, padre que escribiste!
Pero el sacro minuto que te oía: "estoy triste",
en la medida humana te hará inmortal. Las voces
escritas viven tanto como los mismos dioses.
Oye, vivió en tus tiempos la lumbrera judía,
–tal vez la conociste: Don Sem Tob– y decía:
"Non ay lanza que pase todas las armaduras,
nin que tanto traspase como las escrituras".
Tu libro te repite más que un hijo. Si acaso
tiene como los mismos universos su ocaso,
entonces otro hombre dirá lo que dijiste
nuevamente y en una lengua que aún no existe:
igual, antes y ahora, la misma alma se agita.
El corazón en cuatro cavidades palpita.
Lo que predijo Calchas junto a las negras naves,
hoy en los parlamentos lo dicen hombres graves.
Pero el sacro minuto que te oía: "estoy triste",
en la medida humana te hará inmortal. Las voces
escritas viven tanto como los mismos dioses.
Oye, vivió en tus tiempos la lumbrera judía,
–tal vez la conociste: Don Sem Tob– y decía:
"Non ay lanza que pase todas las armaduras,
nin que tanto traspase como las escrituras".
Tu libro te repite más que un hijo. Si acaso
tiene como los mismos universos su ocaso,
entonces otro hombre dirá lo que dijiste
nuevamente y en una lengua que aún no existe:
igual, antes y ahora, la misma alma se agita.
El corazón en cuatro cavidades palpita.
Lo que predijo Calchas junto a las negras naves,
hoy en los parlamentos lo dicen hombres graves.
... Y también hago el libro con mano temblorosa;
soy el rosal que echa la vida en una rosa.
Alguien tendrá algún día ese libro en su mano,
y si ella es de hombre que ha trabajado en vano,
que en vano ha perseguido su ideal, que ha tenido
en vano muchas lágrimas y que al fin se ha rendido
al destino... entonces puede ser que reviva
todo mi ser y cante como una lira viva
en otras carnes. Cante mi tristeza que pasa,
soy el rosal que echa la vida en una rosa.
Alguien tendrá algún día ese libro en su mano,
y si ella es de hombre que ha trabajado en vano,
que en vano ha perseguido su ideal, que ha tenido
en vano muchas lágrimas y que al fin se ha rendido
al destino... entonces puede ser que reviva
todo mi ser y cante como una lira viva
en otras carnes. Cante mi tristeza que pasa,
mi alegría que vuelve, mi tristeza que pasa,
mi alegría que vuelve... y mi duda que queda.
mi alegría que vuelve... y mi duda que queda.
Tú mismo, hombre que lees, ¿no sientes la voz
[queda
que te está preguntando: ¿Tendrá los brazos fríos?
¿Ya cantarán los grillos en sus ojos vacíos?
¿Ya cantarán los grillos en sus ojos vacíos?
EL LIBRO QUE TE DI (LA OREJA DE VAN GOGH)
si sonríes sentada en cualquier bar,
conversando sobre la
eternidad.
Y entender la vida
es ahora por fin,
despertar y sólo pensar
en ti,
un deseo que me anima
a seguir.
En el libro que te di,
deja secar ese beso junto a ti,
no dejes que el tiempo arrugue,
las hojas del libro que te di.
Cuanto tiempo el cielo
nos dejará,
que me arropes con besos
de dulce sabor,
a la puerta algún día
llamará.
Hoy presiento que el cielo
viene a por mí,
viene fiero, no quiere
vernos reír,
es un buitre que tengo
que combatir.
Tanto tiempo escribiendo
una historia de amor,
y es ahora cuando
entiendo el dolor,
que supone tener que
decirte adiós.
En el libro que te di,
deja secar ese beso junto a ti,
no dejes que el tiempo
arrugue,
las hojas del libro que
te di.
EL BIBLIOTECARIO - ARCIMBOLDO
TRES NOVELAS - VINCENT VAN GOGH
LIBRO ÁRBOL - EUGENIO SALVADOR DALI
FACHADA DE BIBLIOTECA DE KANSAS - ESTADOS UNIDOS
EL PARTENÓN DE LIBROS - INSTALACIÓN EFÍMERA DEL AÑO 1983 DISEÑADA Y DIRIGIDA POR MARTA MINUJÍN EN BUENOS AIRES - ARGENTINA
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