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LIBROS








EL RUEGO DEL LIBRO (GABRIELA MISTRAL)

He aquí niña mía,
Que me han hecho tu amigo;
He aquí que cada día
Conversarás conmigo.

Ponme una ropa obscura,
la ropa de labor,
trátame con dulzura,
como si fuera una flor.

No me eches manchas sobre
Las nieve del semblante;
No pienses que recobre
En lámina brillante.

Gozarás cuando veas
Qué hermoso me conservo.
Sufrirás si me afeas
Del daño de tu siervo.
Verás cuando oigas locas
historias infantiles,
que charladoras bocas
son mis hojas sutiles.

El saber es liviano,
mi saber es profundo.
Niña, me das la mano
y yo te muestro el mundo.

Yo te presento un hada
y te charlo del sol,
de la rosa encarnada,
prima del arrebol;

De la patria gloriosa,
de las almas de luz,
de la vida maravillosa
del maestro Jesús.

Mis hojitas nevadas
Piden sólo un favor:
De tus manos rosadas
Un poquito de amor. 

VALS DEL DICCIONARIO (MARÍA ELENA WALSH)

Tantas cosas ya se han ido 
al cielo del olvido, 
pero tú sigues siempre a mi lado, 
Pequeño Larousse Ilustrado. 

Cuántas veces me abriste la puerta 
para ir a jugar 
en voz baja a una isla desierta 
por un mar dibujado en el mar. 

Todavía eres el embeleco 
de una infancia que tiene tu edad 
y palabras, en vez de muñecos, 
asesina su curiosidad. 

Universo de la miniatura 
y aljibe total 
donde sigo pescando figuras, 
y no temo llegar al final. 

Tú me ayudas con buenos consejos 
a hacer versos por casualidad 
y me asombras igual que el espejo 
con la fábula de la verdad.




ODA AL DICCIONARIO (PABLO NERUDA)

ODA AL DICCIONARIO

LOMO de buey, pesado
cargador, sistemático
libro espeso:
de joven
te ignore, me vistió
la suficiencia
y me creí repleto,
y orondo como un
melancólico sapo
dictaminé: "Recibo
las palabras
directamente
del Sinaí bramante.
Reduciré
las formas a la alquimia.
Soy mago".

El gran mago callaba.
El Diccionario,
viejo y pesado, con su chaquetón
de pellejo gastado,
se quedó silencioso
sin mostrar sus probetas.

Pero un día,
después de haberlo usado
y desusado,
después
de declararlo
inútil y anacrónico camello,
cuando por largos meses, sin protesta,
me sirvió de sillón
y de almohada,
se rebeló y plantándose
en mi puerta
creció, movió sus hojas
y sus nidos,
movió la elevación de su follaje:
árbol
era,
natural,
generoso
manzano, manzanar o manzanero,
y las palabras,
brillaban en su copa inagotable,
opacas o sonoras
fecundas en la fronda del lenguaje,
cargadas de verdad y de sonido.

Aparto una
sola de
sus
páginas:
Caporal
Capuchón
qué maravilla
pronunciar estas sílabas
con aire,
y más abajo
Cápsula
hueca, esperando aceite o ambrosía,
y junto a ellas
Captura Capucete Capuchina
Caprario Captatorio
palabras
que se deslizan como suaves uvas
o que a la luz estallan
como gérmenes ciegos que esperaron
en las bodegas del vocabulario
y viven otra vez y dan la vida:
una vez más el corazón las quema.

Diccionario, no eres
tumba, sepulcro, féretro,
túmulo, mausoleo,
sino preservación,
fuego escondido,
plantación de rubíes,
perpetuidad viviente
de la esencia,
granero del idioma.
Y es hermoso
recoger en tus filas
la palabra
de estirpe,
la severa
y olvidada
sentencia,
hija de España,
endurecida
como reja de arado,
fija en su límite
de anticuada herramienta,
preservada
con su hermosura exacta
y su dureza de medalla.
O la otra
palabra
que allí vimos perdida
entre renglones
y que de pronto
se hizo sabrosa y lisa en nuestra boca
como una almendra
o tierna como un higo.

Diccionario, una mano
de tus mil manos, una
de tus mil esmeraldas,
una
sola
gota
de tus vertientes virginales,
un grano
de
tus
magnánimos graneros
en el momento
justo
a mis labios conduce,
al hilo de mi pluma,
a mi tintero.
De tu espesa y sonora
profundidad de selva,
dame,
cuando lo necesite,
un solo trino, el lujo
de una abeja,
un fragmento caído
de tu antigua madera perfumada
por una eternidad de jazmineros,
una
sílaba,
un temblor, un sonido,
una semilla:
de tierra soy y con palabras canto.

HÉROE (MARIAH CAREY)
Como un libro 
Que no sabes el final 
Y te asusta lo que lees 
Así la vida es. 

Cuando naces 
Ya te expones al dolor 
Y de a poco y con valor 
Logras crecer. 

Chorus 

Y como libra el corazón 
Nos enseña que hay temor 
Que hay fracasos y maldad 
Que hay batallas que ganar. 

Y en cada pagina el amor 
Nos convierte en luchador 
Y descubres lo común 
No hay un héroe como tu . 

Son muy pocos 
Que se arriesgan por amor 
Pero tu tienes la fe 
Y eso lo es todo . 

No te caigas 
Que vivir es aprender 
Y no hay nada que temer 
Si crees en ti . 

Y como libra el corazón 
Nos enseña que hay temor 
Que hay fracasos y maldad 
Que hay batallas que ganar. 

Y en cada pagina el amor 
Nos convierte en luchador 
Y descubres lo común 
No hay un héroe como tu . 

Solo Dios 
Sabe ¿donde y cuando ? 
La vida no sera 
Lo has echo bien 
Solo con un sueño todo 
Sabras ¿como vencer?. 

Y como libra el corazón 
Nos enseña que hay temor 
Que hay fracasos y maldad 
Que hay batallas que ganar. 

Y en cada pagina el amor 
Nos convierte en luchador 
Y descubres lo común 
No hay un héroe como tu .


LIBRO (AMADO NERVO)

Libros, urnas de ideas;
libros, arcas de ensueño;
libros, flor de la vida
consciente, cofres místicos
que custodiáis el pensamiento humano;
nidos trémulos de alas poderosas,
audaces e invisibles;
atmósferas del alma;
intimidad celeste y escondida
de los altos espíritus.

Libros, hojas del árbol de la ciencia;
libros, espigas de oro
que fecundara el verbo desde el caos;
libros en que ya empieza desde el tiempo,
libros (los del poeta)
que estáis, como los bosques,
poblados de gorjeos, de perfumes,
rumor de frondas y correr de agua;
que estáis llenos, como las catedrales,
de símbolos, de dioses y de arcanos.

Libros, depositarios de la herencia
misma del universo;
antorchas en que arden
las ideas eternas e inexhaustas;
cajas sonoras donde custodiados
están todos los ritmos
que en la infancia del mundo
las musas revelaron a los hombres.

Libros, que sois un ala (amor la otra)
de las dos que el anhelo necesita
para llegar a la Verdad sin mancha.

Libros, ¡ay!, sin los cuales
no podemos vivir: sed siempre, siempre,
los tácitos amigos de mis días.

Y vosotros, aquellos que me disteis
el consuelo y la luz de los filósofos,
las excelsas doctrinas
que son salud y vida y esperanzas,
servidle de piadosos cabezales
a mi sueño en la noche que se acerca



LOS LIBROS DE LA BUENA MEMORIA (LUIS ALBERTO SPINETTA)

El vino entibia sueños al jadear 
Desde su boca de verdeado dulzor 
Y entre los libros de la buena memoria 
Se queda oyendo como un ciego frente al mar. 

Mi voz le llegará 
Mi boca también 
Tal vez le confiaré
que eras el vestigio del futuro. 

Rojas y verdes luces del amor 
prestidigitan bajo un halo de rouge 
Que sombra extraña te ocultó de mi guiño 
que nunca oíste la hojarasca crepitar?

Pues yo te escribiré 
Yo te haré llorar 
Mi boca besará 
toda la ternura de tu acuario. 

Más si la luna enrojeciera en sed 
O las impalas recorrieran tu estanque 
No volverías a triunfar en tu alma? 
Yo sé que harías largos viajes por llegar. 

Parado estoy aquí 
Esperándote 
Todo se oscureció 
Ya no sé si el mar descansará... 

Habrá crecido un tallo en el nogal 
La luz habrá tiznado gente sin fe 
Esta botella se ha vaciado también 
Que ni los sueños se cobijan del rumor. 

Licor no vuelvas ya 
Deja de reír 
No es necesario más 
Ya se ven los tigres en la lluvia 


ODA AL LIBRO I (PABLO NERUDA)

Libro, cuando te cierro
abro la vida. 
Escucho
entrecortados gritos
en los puertos.
Los lingotes del cobre
cruzan los arenales,
bajan a Tocopilla.
Es de noche.
Entre la islas
nuestro océano
palpita con sus peces.
Toca los pies, los muslos,
Las costillas calcáreas
de mi patria.
Toda la noche pega en sus orillas
y con la luz de día
amanece cantando 
como si despertara una guitarra.
A mí me llama el golpe
del océano. A mí
me llama el viento,
y Rodríguez me llama,
José Antonio,
recibí un telegrama
del sindicato "Mina"
y ella, la que yo amo
(no les diré su nombre),
me espera en Bucalemu.
Libro, tú no has podido
empapelarme,
no me llenaste
de tipografía,
de impresiones celestes,
no pudiste
encuadernar mis ojos,
salgo de ti a poblar las arboledas
con la ronca familia de mi canto,
a trabajar metales encendidos
o a comer carne asada
junto al fuego en los montes.
Amo los libros
exploradores,
libros con bosque o nieve,
profundidad o cielo,
pero
odio
el libro araña
en donde el pensamiento 
fue disponiendo alambre venenoso
para que allí se enrede
la juvenil y circundante mosca.
Libro, déjame libre.
Yo no quiero ir vestido
de volumen,
yo no vengo de un tomo,
mis poemas
no han comido poemas,
devoran
apasionados acontecimientos,
se nutren de intemperie,
extraen alimento
de la tierra y los hombres.
Libro, déjame andar por los caminos
con polvo en los zapatos
y sin mitología:
vuelve a tu biblioteca,
yo me voy por las calles.
He aprendido la vida
de la vida,
el amor lo aprendí de un solo beso,
y no pude enseñar a nadie nada
sino lo que he vivido,
cuanto tuve en común con otros hombres,
cuanto luché con ellos:
cuanto expresé de todos en mi canto.


ODA AL LIBRO (II) (PABLO NERUDA)

LIBRO
hermoso, 
libro,
mínimo bosque, 
hoja
tras hoja, 
huele
tu papel
a elemento, 
eres
matutino y nocturno,
cereal, 
oceánico, 
en tus antiguas páginas 
cazadores de osos, 
fogatas 
cerca del Mississippi, 
canoas 
en las islas,
más tarde 
caminos
y caminos,
revelaciones, 
pueblos 
insurgentes,
Rimbaud como un herido 
pez sangriento 
palpitando en el lodo,
y la hermosura 
de la fraternidad, 
piedra por piedra 
sube el castillo humano, 
dolores que entretejen 
la firmeza, 
acciones solidarias, 
libro
oculto 
de bolsillo 
en bolsillo, 
lámpara 
clandestina, 
estrella roja.

Nosotros
los poetas
caminantes
exploramos
el mundo,
en cada puerta 
nos recibió la vida, 
participamos 
en la lucha terrestre. 
Cuál fue nuestra victoria?
Un libro, 
un libro lleno 
de contactos humanos, 
de camisas, 
un libro
sin soledad, con hombres 
y herramientas,
un libro 
es la victoria. 
Vive y cae 
como todos los frutos, 
no sólo tiene luz, 
no sólo tiene 
sombra,
se apaga,
se deshoja, 
se pierde 
entre las calles, 
se desploma en la tierra. 
Libro de poesía 
de mañana, 
otra vez
vuelve
a tener nieve o musgo 
en tus páginas 
para que las pisadas 
o los ojos 
vayan grabando
huellas:
de nuevo
descríbenos el mundo 
los manantiales 
entre la espesura,
las altas arboledas, 
los planetas 
polares,
y el hombre 
en los caminos, 
en los nuevos caminos, 
avanzando 
en la selva, 
en el agua, 
en el cielo, 
en la desnuda soledad marina, 
el hombre 
descubriendo 
los últimos secretos, 
el hombre 
regresando 
con un libro, 
el cazador de vuelta 
con un libro, 
el campesino arando
con un libro.
LIBROS SAPIENCIALES (VOX DEI)
CON LA PARTICIPACIÓN DE ANDRÉS CALAMARO
De sol a sol
labrando tierra tendrás tu pan
todos los ríos van al mar
pero éste nunca se llenará
todos los ríos
siempre volverán a donde salieron
para comenzar a correr de nuevo
lo que siempre fue lo mismo será
lo que siempre hicieron repetirán
no olvidar
lo que ves ya se ha visto ya
tal vez un día lo sabrás
todo tiene un tiempo bajo el sol
porque habrá siempre
tiempo de plantar y de cosechar
tiempo de hablar, también de callar
hay tiempo para guerra y tiempo de paz
tiempo para el tiempo y un rato mas
buenas y malas son
cosas que vivo hoy
no es ésta tierra, no
sueño color azul
¿no es quizás que no se mirar? 
¿Cuánto, cuánto hay a mi alrededor? 
Más de lo que mis ojos pueden mirar
y llegar a ver
estas son razones que dicen que: 
sólo sé
que sé querer
y que tengo Dios
y tengo fe
y que doy amor
y puedo ser
sé que en algún lugar
alguien me espera hoy
se que ahora tengo yo
alguien a quien buscar
¿No es quizás que ahora sé mirar? 
¿Cuánto, cuánto hay a mi alrededor? 
Más de lo que mis ojos pueden mirar
y llegar a ver
estas son razones que dicen que: 
sólo sé
que sé querer
y que tengo Dios
y tengo fe
y que doy amor
y puedo ser

LIBRO ABIERTO (GERARDO REYES)
Dicen de mí, 
que yo he sido un libro abierto, 
donde mucha gente ha escrito, 
no hagas caso nada es cierto. 

En blanco está, 
nadie supo escribir nada, 
no dejaron ní una huella, 
nadie me importaba nada. 

Me importas tú, 
tu sí escribes muy bonito, 
para tí soy libro abierto, 
escribe en mí ¡te necesito!. 

(música) 

Me importas tú, 
tu sí escribes muy bonito, 
para tí soy libro abierto, 
escribe en mí ¡te necesito!. 

Para tí soy libro abierto, 
escribe en mí ¡te necesito!.

LIBRO (ENRIQUE BANCHS)

Libro que ha abierto ahora mi mano temblorosa,
¿dónde estará la otra que te escribió? ¿Reposa
el reposo que vino del desmenuzamiento,
o vuelta cosa Ignota palpita aquí, en el viento?
¿Dónde estará el cerebro que sudó sangre y llanto
terrible porque un día se arrimó al camposanto?
Ahora ha penetrado la casa de la esfinge
que con los ojos fijos en lo vano restringe
los gestos en los brazos y las afirmaciones
en los labios movidos por ciegos corazones.
No sabemos si somos. Bestialmente la duda
está en la vida. Sólo sabemos que no duda
el muerto. Pero el muerto, egoísta supremo,
tiene el desdén enorme de la piedra, al extremo
que son impenetrables sus gestos transitivos.
Ya no son más humanos. Y nosotros, los vivos,
                                ¿somos humanos?
                     ¿Hombre del libro, allá en los cielos
estarás, en la música, limpio de nuestros duelos,
paseándote entre estrellas con un lirio en la mano?
¿O por el prado elíseo mueves el paso vano,
sombra peripatética, junto a los mirtos de oro
y junto a los orfeos de corazón sonoro?
De allí igual a la tuya verás el alma mía;
tus pasiones de un día, renacen en mi día.
Tal vez verás mis nervios como los tuyos cuando
tu corazón estaba joven de amor cantando.

Existes o no existes, ¡oh, padre que escribiste!
Pero el sacro minuto que te oía: "estoy triste",
en la medida humana te hará inmortal. Las voces
escritas viven tanto como los mismos dioses.
Oye, vivió en tus tiempos la lumbrera judía,
–tal vez la conociste: Don Sem Tob– y decía:
"Non ay lanza que pase todas las armaduras,
nin que tanto traspase como las escrituras".
Tu libro te repite más que un hijo. Si acaso
tiene como los mismos universos su ocaso,
entonces otro hombre dirá lo que dijiste
nuevamente y en una lengua que aún no existe:
igual, antes y ahora, la misma alma se agita.
El corazón en cuatro cavidades palpita.
Lo que predijo Calchas junto a las negras naves,
hoy en los parlamentos lo dicen hombres graves.

... Y también hago el libro con mano temblorosa;
soy el rosal que echa la vida en una rosa.
Alguien tendrá algún día ese libro en su mano,
y si ella es de hombre que ha trabajado en vano,
que en vano ha perseguido su ideal, que ha tenido
en vano muchas lágrimas y que al fin se ha rendido
al destino... entonces puede ser que reviva
todo mi ser y cante como una lira viva
en otras carnes. Cante mi tristeza que pasa,
mi alegría que vuelve, mi tristeza que pasa,
mi alegría que vuelve... y mi duda que queda.

Tú mismo, hombre que lees, ¿no sientes la voz
                                                                  [queda
que te está preguntando: ¿Tendrá los brazos fríos?
¿Ya cantarán los grillos en sus ojos vacíos?

EL LIBRO QUE TE DI (LA OREJA DE VAN GOGH)
Que distinto parece el mundo al girar, 
si sonríes sentada en cualquier bar, 
conversando sobre la 
eternidad. 

Y entender la vida 
es ahora por fin, 
despertar y sólo pensar 
en ti, 
un deseo que me anima 
a seguir. 

En el libro que te di, 
deja secar ese beso junto a ti, 
no dejes que el tiempo arrugue, 
las hojas del libro que te di. 

Cuanto tiempo el cielo 
nos dejará, 
que me arropes con besos 
de dulce sabor, 
a la puerta algún día 
llamará. 

Hoy presiento que el cielo 
viene a por mí, 
viene fiero, no quiere 
vernos reír, 
es un buitre que tengo 
que combatir. 

Tanto tiempo escribiendo 
una historia de amor, 
y es ahora cuando 
entiendo el dolor, 
que supone tener que 
decirte adiós. 

En el libro que te di, 
deja secar ese beso junto a ti, 
no dejes que el tiempo 
arrugue, 
las hojas del libro que 
te di. 


EL BIBLIOTECARIO - ARCIMBOLDO
TRES NOVELAS - VINCENT VAN GOGH
LIBRO ÁRBOL - EUGENIO SALVADOR DALI
LIBRO MUJER - EUGENIO SALVADOR DALI
LA LECTORA SUMISA - RENE MAGRITTE
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EL PARTENÓN DE LIBROS - INSTALACIÓN EFÍMERA DEL AÑO 1983 DISEÑADA Y DIRIGIDA POR MARTA MINUJÍN EN BUENOS AIRES - ARGENTINA


















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