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10.1.14

CABALLOS



CABALLO IMAGINANDO A DIOS 

"A pesar de lo que digan, la idea de un cielo habitado por Caballos y presidido por un Dios con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental, razonaba los otros días el caballo.
Todo el mundo sabe -continuaba en su razonamiento- que si los Caballos fuéramos capaces de imaginar a Dios lo imaginaríamos en forma de Jinete". 
(AUGUSTO MONTERROSO)
CABALLOS (PABLO NERUDA)

Vi desde la ventana los caballos.

Fue en Berlín, en invierno. La luz
era sin luz, sin cielo el cielo.

El aire blanco como un pan mojado.

Y desde mi ventana un solitario circo
mordido por los dientes del invierno.

De pronto, conducidos por un hombre,
diez caballos salieron a la niebla.

Apenas ondularon al salir, como el fuego,
pero para mis ojos ocuparon el mundo
vacío hasta esa hora. Perfectos, encendidos,
eran como diez dioses de largas patas puras,
de crines parecidas al sueño de la sal.

Sus grupas eran mundos y naranjas.

Su color era miel, ámbar, incendio.

Sus cuellos eran torres
cortadas en la piedra del orgullo,
y a los ojos furiosos se asomaba
como una prisionera, la energía.

Y allí en silencio, en medio
del día, del invierno sucio y desordenado,
los caballos intensos eran la sangre,
el ritmo, el incitante tesoro de la vida.

Miré, miré y entonces reviví: sin saberlo
allí estaba la fuente, la danza de oro, el cielo,
el fuego que vivía en la belleza.

He olvidado el invierno de aquel Berlín oscuro.  

No olvidaré la luz de los caballos.
MI CABALLO BAYO (CARLOS GARDEL-JOSÈ RAZZANO)
INTERPRETADA POR LOS CANTORES DEL ALBA
Ya no vuelve a mi palenque
mi fiel caballo, no vuelve, no
Ya no relincha de gozo
ni trota alegre su corazón

Maldición la suerte ingrata
que de mi lado lo arrebató
Pobre mi caballo bayo
cómo he llorado cuando murió

Y fue en esos mismos pagos
hace dos años que se marchó
por los potreros helados
tras de la sombra que lo lanzó

Su recuerdo me llamaba
con su relincho conmovedor
Pobre mi caballo bayo
cómo he llorado cuando murió

Después que suspiró fuerte
sobre unos cardos endureció
y yo con el alma rota
mirando al cielo le dije adiós

Lo metí en un hoyo grande
y al enterrarlo todo acabó
Pobre mi caballo bayo
cómo he llorado cuando murió

ODA AL CABALLO OLVIDADO (PABLO NERUDA)
Aquel caballo solo y amarrado 
en un pobre porrero 
de mi patria, 
aquel pobre caballo 
es un recuerdo, 
y ahora
cuando todos los caballos 
acuden al relámpago, 
a la luz repentina de mi oda, 
el olvidado viene, 
el apaleado,
el que acarreó la leña de los montes, 
las piedras 
crueles
de cancera y costa, 
él,
no viene galopando 
con incendiarias crines 
ondulando en el viento, 
no llega
intacta grupa como 
manzana de la nieve, 
no,
así no llega.
Llega rengueando, apenas
sus cuatro patas andan
y su cabeza inmóvil
es torre 
de tristeza,
y así
llega a mi oda, 
así el caballo llega a que lo cante.
 
Trotó por todos los caminos duros,
comió mal con sus muelas amarillas,
bebió poco -su dueño
usaba más palo que pozo-,
está seco mi amigo
de lomo
puntiagudo,
y tiene un alma flaca de violín,
un corazón cansado,
el pelo de una alfombra suburbana.
 
Ay viéndolo, tocándolo,
se ven sus muchos huesos,
el arca que protegen las costillas,
los agobiados fémures caídos
en los trabajadores metatarsos
y el cráneo, catedral de hueso puro,
en cuyos dos airares
viven dos santos ojos de caballo.
 
Entonces me miraron con la prueba 
de un extenso, de un ancho sufrimiento,
de un sufrimiento grave como el Asia 
caminando con sed y con arena, 
y era aquel pobre y nómade caballo 
con su bondad algo que yo buscaba, 
tal vez 
su religión sin ilusiones.
 
Desde entonces me buscó su mirada
dentro de mí, contra tantos dolores
padecidos por hombres y caballos,
y no me gusta, no, la suave liebre,
ni el león, ni el halcón,
ni los puñales de los tiburones,
sino aquella mirada,
aquellos ojos fijos
en la tranquilidad de la tristeza.
 
Tal vez alguien pregunte
por la forma
del alado y elástico
caballo, del puro
corcel de cabalgata,
orgullo del desfile,
bala de la carrera:
y bien, celebro
su donaire de avispa,
la flecha que con líneas lo dibuja
desde el belfo a la cola
y baja por metálicos tobillos
hasta nerviosos cascos presurosos.
 
SÍ, tal vez es la vela del velero,
la claridad de una cadera amada,
la curva de la gruta de una ola,
lo que puede acercarse a la belleza,
al veloz arabesco de un caballo,
a su estampa acuñada sobre un vuelo,
dibujada en el sello del rocío.
 
Pero no va mi oda
a volar con el viento, 
a correr con la guerra 
ni con los regocijos:
mi poesía se hizo paso a paso, 
trotando por el mundo,
devorando caminos pedregosos,
comiendo con
los miserables
en el mesón glacial de la pobreza,
y me debo
a esas piedras
del camino,
a la sed, al castigo del errante,
y si un nimbo saqué de aquella aurora,
si rescaté el dolor para cantar victoria,
ahora la corona
de laurel fresco para el sufrimiento,
la luz que conquisté
para las vidas
la doy para esa gloria de un caballo,
de uno que aguantó peso, lluvia y golpe,
hambre y remota soledad y frío
y que no sabe, no, para qué vive,
pero anda y anda y trae carga y lleva,
como nosotros, apaleados hombres,
que no tenemos dioses sino tierra,
tierra que arar, que caminar, y cuando
ya está bastante arada y caminada
se abre para los huesos del caballo
y para nuestros huesos.
Ay caballo 
de pobre, caminante, 
caminemos
juntos en este espacio duro 
y aunque no sepas ni sabrás que sirva 
mi razón para amarte, pobre hermano, 
mi corazón para esta oda, 
mis manos para pasarlas sobre tu suave hocico!


MI CABALLO Y MI MUJER (CARLOS GARDEL)


Cuando salí de mi tierra a pelear sin pial
yiep pa'que si yiep pa'que sa...
monte en una yegua muerta
ay si si ay no no
monte en una yegua muerta
y no me pudo voltear
yiep pa'que si yiep pa'que sa...

Mi caballo y mi mujer
tienen una matadura
yiep pa'que si yiep pa'que no...
mi caballo ha de sangrar
ay si si, hay no
mi caballo ha de sangrar
mi mujer no tiene cura
yiep pa'que si yiep pa'que no...

Mi caballo y mi mujer
traen recuerdos pasados
yiep pa'que si yiep pa'que no...
mi caballo ha de volver
ay si si, ay no no
mi caballo ha de volver
mi mujer no me hace falta
yiep pa'que si yiep pa'que no...

Pero el tiempo va pasando
y he llegado a comprender
yiep pa'que si yiep pa'que no...
el paisano necesita ay si ay no
que el paisano necesita aire caballo y mujer
yiep pa'que si yiep pa'que no...
MARTÍN FIERRO ( JOSÉ HERNÁNDEZ)

A la afligida cautiva 

Mi caballo le ofrecí. 

Era un pingo que adquirí 

Y donde quiera que estaba

En cuanto yo lo silbaba, 

Venía a refregarse en mí. 

Yo me lo senté al del pampa, 

Que era un oscuro tapao,

Cuando me hallo bien montao 

De mis casillas me salgo, 

Era un pingo como galgo 

que sabía correr boliao.

EL CABALLO QUE NO TUVE (JOSÉ LARRALDE)
Al caballo que no tuve yo le llamaba distancia
pero distancias hallé y ahí mi caballo no andaba
entonces yo comprendí que se llamaba esperanza
fiero pa´ hallarlo en el campo caballito de la nada.

Yo mismo le hice recáu con cueros de mi nostalgia
y unos estribos de nuncas y un cojinillo de lágrimas.
en un clavo en la pared tenía colgada una manta
que la tejí de ilusiones y bordabas de palabras
las veces que me tapé con aquella vieja manta.

Cada invierno fue una rosa que el tiempo me regalaba
recogí el sol de la escarcha reflejáu en la mañana
y lo até a los cuatro vientos de mi imaginada manta
pa´ que luciera orgulloso mi caballito esperanza.
Pal caballo que no tuve, macetié guasca por guasca
del cuerro de un ventarrón de esos que no tiene alma.
Con la argolla que el rocío le hace a la luna temprana
hice un lazo livianito como pa´ apialar un ánima.

El cabresto y el bozal se los quité a una calandria
porque soñé que a mi flete con un silbo le sobraba
me hice un rebenque de trébol con iniciales de plata
que saqué de un arroyito entre piedritas de nácar
todo pa´ que mi caballo no ande mezquinando alzada
y hasta he cortao una flor pa´ ponerle como marca.

Pero pasaron los año, y nunca llegó esperanza
caballito que no tuve, ya no importa tu tardanza
las pilcha, las pilcha las regalé y ya no me queda nada
a quién le pongo un racáu con cojinillo de lágrima
y una manta de ilusiones y bordada de palabras
esas misma que no tuve pa´  defenderte esperanza
cuando andabas a lo lejos y te llamaba distancia
y hoy, y hoy que ya te recorrí, no me ha servido de nada
si hasta te usé pa´ morir desde adentro de mi alma
por tener un corazón y por llamarte esperanza.

MI CABALLO PERDIDO (ATAHUALPA YUPANQUI)
VERSIÓN ALFREDO ZITARROSA


Mi caballo perdido 
Y yo bailando, 
Los estribos que lleva 
No son hermanos. 
No son hermanos, sí, 
Y es lo que siento... 
Un peludo tan gordo, 
Que va en los tientos. 

No lloren ojos míos 
En pago ajeno, 
Porque no hay quien se duela 
De un forastero. 
De un forastero, sí, 
Ay, que me muero... 
Por una que se llama 
Ya no me acuerdo 
CABALLITO CRIOLLO (BELISARIO ROLDÁN)

Caballito criollo del galope corto 

del aliento largo y el aliento fiel, 

caballito criollo que fue como un asta 

para la bandera que anduvo sobre él.

¡Caballito criollo que de puro heroico 

se alejó una tarde de bajo su ombú, 

y en alas de extraños afanes de gloria 

se trepó a los Andes y se fue al Perú!

¡Se alzará algún día, caballito criollo, 

sobre una eminencia un overo en pie; 

y estará tallada su figura en bronce, 

caballito criollo que pasó y se fue!



MI VIEJO POTRO TORDILLO (ATAHUALPA YUPANQUI)

En la esquina del potrero estaba echao mi tordillo, como esperando a la muerte pa descansar un ratito. Las quijadas medio moras entecau y como un vicio entre las vistas gastadas de tiempo, sol y caminos, le enredaban el paisaje los zumbos del mosquerío. 

Malhaya triste destino, los caballos argentinos 

Yo andaba emparvando pasto cuando frenó con gran ruido un camión lleno de fletes, zainos, ruanos, bayos, pintos. El hombre me ofertó plata pa llevarse mi tordillo. Le dije: no muchas gracias" "pa que lo quiere" me dijo, "sí ya no sirve pa nada, y yo le pago ahora mismo y en vez de que muera aquí que muera en el frigorífico". 

Malhaya triste destino, los caballos argentinos 

Le dí las gracias de nuevo por no voltearlo de un chirlo, después atiné a decirle: "siga nomás su camino, déjelo al flete que muera la muerte que él ha elegido, en la pampa que él conoce, en su cielo y su camino ande se acaba el alambre y empiezan los espinillos. 

Malhaya triste destino, los caballos argentinos 

No sienta miedo ni pena, mi viejo potro tordillo, que a usted no lo lleva naide pál lao de los frigoríficos. Me voy a quedar medio solo cuando usted se me haiga ido, después que lo haiga enterrado ví a plantar un arbolito, una sombra pa la sombra del recuerdo de un amigo. Será como siempre como tenerlo conmigo, en la pampa que conoce, en su cielo y su camino, ande se acaba el alambre y empiezan los espinillos. 

Malhaya triste destino, los caballos argentinos 

ENTRE LOS SUELTOS CABALLOS (LUIS DE GÓNGORA)

Entre los sueltos caballos
De los vencidos Cenetes,
Que por el campo buscaban
Entre la sangre lo verde,

Aquel español de Orán
Un suelto caballo prende,
Por sus relinchos lozano,
Y por sus cernejas fuerte,

Para que le lleve a él,
Y a un moro cautivo lleve,
Un moro que ha cautivado,
Capitán de cien jinetes.

En el ligero caballo
Suben ambos, y él parece,
De cuatro espuelas herido,
Que cuatro alas le mueven.

Triste camina el alarbe,
Y lo más bajo que puede
Ardientes suspiros lanza
Y amargas lágrimas vierte.

Admirado el español
De ver cada vez que vuelve
Que tan tiernamente llore
Quien tan duramente hiere,

Con razones le pregunta,
Comedidas y corteses,
De sus suspiros la causa,
Si la causa lo consiente.

El cautivo, como tal,
Sin excusas le obedece,
Y a su piadosa demanda
Satisface deste suerte:

«Valiente eres, capitán,
Y cortés como valiente:
Por tu espada y por tu trato
Me has cautivado dos veces.

Preguntado me has la causa
De mis suspiros ardientes,
Y débote la respuesta
Por quien soy y por quien eres.

En los Gelves nací, el año
Que os perdistes en los Gelves,
De una berberisca noble
Y de un turco matasiete.

En Tremecén me crié
Con mi madre y mis parientes
Después que perdí a mi padre,
Corsario de tres bajeles.

Junto a mi casa vivía,
Porque más cerca muriese,
Una dama del linaje
De los nobles Melioneses,

Extremo de las hermosas,
Cuando no de las crueles,
Hija al fin de estas arenas,
Engendradoras de sierpes.

Cada vez que la miraba
Salía un sol por su frente,
De tantos rayos ceñido
Cuantos cabellos contiene.

Juntos así nos criamos,
Y Amor en nuestras niñeces
Hirió nuestros corazones
Con arpones diferentes.

Labró el oro en mis entrañas
Dulces lazos, tiernas redes,
Mientras el plomo en las suyas
Libertades y desdenes.

Apenas vide trocada
La dureza de esta sierpe,
Cuando tú me cautivaste:
¡Mira si es bien que lamente!»

«Esta es la causa, español,
Que a llanto pudo moverme;
Mira si es razón que llore
Tantos males juntamente.»

Conmovido el capitán
De las lágrimas que vierte,
Parando el veloz caballo,
Pare sus males promete.

«Gallardo moro, le dice,
Si adoras como refieres,
Y si como dices amas,
Dichosamente padeces.

¿Quién pudiera imaginar,
Viendo tus golpes crueles,
Cupiera un alma tan tierna
En pecho tan duro y fuerte?

Si eres del Amor cautivo,
Desde aquí puedes volverte,
Que me pedirán por voto
Lo que entendí que era suerte.

Y no quiero por rescate
Que tu dama me presente
Ni las alfombras más finas
Ni las granas más alegres.

Anda con Dios, sufre y ama,
Y vivirás, si lo hicieres,
Con tal que cuando la veas
Hayas de volver a verme.»

Apeóse del caballo,
Y el moro tras él desciende,
Y por el suelo postrado
La boca a sus pies ofrece.

"Vivas mil años, le dice,
Noble capitán valiente,
Pues ganas más con librarme
Que ganaste con prenderme.

Alah se quede contigo,
Y te dé victoria siempre
Para que extiendas tu fama
Con hechos tan excelentes".

EL BAYO RUANO (TERESA PARODI)
Pasa cantando 
El caballero de los trinos 
Pasa cantando 
Pero aún no se ha bajado del caballo 
El caballero no se ha bajado 

El caballero 
Que en los grandes corrales dirigía 
La introducción y el despegue 
De las tropas 
Pasa cantando 

Oh, viejo tropero azul 
Su compañero 
Dibujado en el incendio 
De los rastrojos flotantes del estero 

El errante 
Doctor gaucho montado sobre el antiguo 
Bayo ruano 
El emponchado 

Para la restitución del trino blanco 
En el corazón del trino negro 
Pasa cantando 
El caballero de los trinos 
Pasa cantando 
Pero aún no se ha bajado del caballo 
El caballero 

Pasa cantando 
El caballero de los trinos 
Pasa cantando 
Pero aún no se ha bajado del caballo 
El caballero pasa cantando.
PELOS CRIOLLOS (ELIAS GORDILLO ROJAS)

En las potradas de antaño
 los pelos eran criollazos,
 conocí pampas, picasos
 y hasta un overo castaño.
 Dende que me jui hace años,
 Pa’ una estancia en el Pigüé
 montao en un yaguané
 en busca de una tropilla
 de entrepelaos gargantillas
 que en ese pago compré.
 Era un gateado tiznao
 de ancha raya sobre el lomo,
 de esos que yo elijo y domo
 con los cuartos atigraos.
 Pelos que ya están mermaos
 por ser de criollas manadas
 que con clines encrespadas
 vagaban en campo abierto
 por el disco del desierto
 de la pampa desolada.



EL ALAZÁN (ATAHUALPA YUPANQUI)
VERSIÓN JAIRO
JAIRO Y JUAN FALÚ
Como una cinta de fuego
Galopando, galopando
Crin revuelta en llamaradas
Mi alazán, te estoy nombrando.

Trepo la sierra con luna
Cruzo los valles nevando
Cien caminos anduvimos
Mi alazán, te estoy nombrando.

Oscuro lazo de niebla
Te pialo junto al barranco,
¿Cómo fue que no lo viste?
¿Qué estrella estabas buscando?

En el fondo del abismo
Ni una voz para nombrarlo,
Solito se fue muriendo
Mi caballo, mi caballo.

Sobre la horqueta de un tala
Hay un morral solitario.
Hay un corral sin relinchos
Mi alazán, te estoy nombrando.

Si como dicen algunos
Hay cielos pa'l buen caballo,
Por ahí andará mi flete
Galopando, galopando.

Oscuro lazo de niebla
Te pialo junto al barranco,
¿Cómo fue que no lo viste?
¿Qué estrella estabas buscando?
Solito se fue muriendo
Mi caballo, mi caballo.

ROMANCE DEL CABALLO CRIOLLO
 (TEÓFILO HIROUX FUNES)

La orilla del horizonte

que hace redonda la pampa,

está recortando cielo

como para una medalla.

Colores que la dibujan

son los colores del alba, 

y la luz, pátina lenta,

le da relieves de nácar.

¡Qué agonía de luceros

se quiebran para que nazcas,

silueta vívida y pura

con limpio fondo de estampa!

Corcel de briosa figura

que del cenit te levantas,

como un coágulo de bronce

latiendo carne de estatua.

Caballo, caballo criollo,

caballo de estirpe gaucha,

que llevás las tres marías

puestas en cruz sobre el anca;

tu sangre es la misma sangre

valiente de nuestra raza,

porque ha bebido en los vientos

de los campos de la patria.

Porque ha corrido en la lucha

desde el cauce de tu entraña,

partida de medio a medio

por el chuzo y la tacuara,

allá, cuando en el combate

diste tu pecho a las lanzas,

sabiendo que eras el mástil

de la enseña azul y blanca!

¿Qué rienda de qué valiente

te habrá llevado a la carga?

¿Qué clarín habré encendido

tus ojos como dos llamas,

cuando al tronar el cañón

te pusiste a la vanguardia,

y eran raíces de viento

de fuego tus cuatro patas?

América toda entera

se estremeció de tu planta,

portador de libertad

clamada por veinte patrias.

Y en las sierras del Perú,

y en las llanuras del Plata,

soldado de San Martín,

gaucho de Güemes en Salta!


Caballo, caballo criollo,

caballo de estirpe gaucha,

compañero inseparable,

vencedor de la distancia;

cuando detrás de la lucha

se vino la madrugada

del gran día de la paz

dorado en sol de esperanza;

tu te enrolaste primero

para labrar el mañana:

arriador de larga tropa

por los cuadros de la estancia,

o haciendo con el arado,

en el erial de la chacra,

tajo de surco fecundo

sobre el filo de la helada.

Y así hasta que abrió la flor

de la aurora ya soñada.

Y cuando vino la tarde

-bien venida y bien ganada-

que vierte con su silencio

sobre el confín de la pampa,

claveles llenos de sombra

nacidos de las guitarras;

todo parejo y pulido,

y endomingado de plata,

te largaste al trotecito

derecho hacia la enramada.

Y el premio fue la caricia

de la moza enamorada,

que te trajiste de vuelta

como una rosa en el anca.

Caballo, caballo criollo,

caballito de la patria,

soldado con San Martín,

gaucho de Güemes en Salta


Y CASI VENDO EL CABALLO (JOSÉ LARRALDE)
Oiga patrón, si me fía, 
capaz que me tomo un trago, 
total yo siempre he pagao, 
y nunca le metí un clavo, 
si no ha de ser por el vicio, 
me tenga que ir del pago
Justito hoy pagué el arriendo, 
Y casi vendo el caballo, 
Justito hoy pagué el arriendo, 
Y casi vendo el caballo,
De no ser porque el patrón, 
Comprendió lo mal que ando, 
Me hubiera quedado a pata, 
y eso quien sabe hasta cuando.
Le explique que no hay manera 
Ni aunque me cobre barato 
Le explique que no hay manera 
Ni aunque me cobre barato.

La chacra no da pa' mas 

Y menos cuando no hay pasto 

Menos mal que comprendió 

Y le pague con el carro.


Se acuerda que el mes pasao 
Me quede sin las ovejas 
Pa' poder curar la vieja 
que andaba medio ratica 
Hoy pa' pagar la botica 
Vendí el arado de tres rejas.
Pero no es pa' traerle quejas 
Que me arrimé al mostrador 
Yo se que no es de señor 
Andar chupando de fiao 
Y menos si se ha quedado 
Sin nada el aparador
Pero siento que un ardor 
Que me nace en la garganta 
Que no ha de ser porque canta 
Ni por tragar muy caliente 
Se me viene de repente 
Como perro pa' la planta
Solo por eso le pido 
Que me eche un trago de fiao 
No quisiera ser pesao 
Y perdone lo atrevido 
Un vino no mas le pido 
Hasta mañana o pasao
Fui a festejar el domingo 
y el andar cada vez pior 
Fui a festejar el domingo 
y el andar cada vez pior 
y fui a chupar en honor 
de lo que me anda pasando 
y si termino llorando 
no ha de hacer por llorador.


APARICIÓN URBANA (OLIVERIO GIRONDO)

¿Surgió de bajo tierra?
¿Se desprendió del cielo?
Estaba entre los ruidos,
herido,
malherido,
inmóvil,
en silencio,
hincado ante la tarde,
ante lo inevitable,
las venas adheridas
al espanto,
al asfalto,
con sus crenchas caídas,
con sus ojos de santo,
todo, todo desnudo,
casi azul, de tan blanco.

Hablaban de un caballo.
Yo creo que era un ángel.

SEAMOS TODOS CABALLOS (LEÓN GIECO)

Hombre crea tu paz y entonces abra flor 
hombre robate la oscuridad y tambien las guerras 
que amanecer tan largo estamos viviendo 
sin pensamientos y el hombre dejo de serlo 
y el hombre dejo de serlo 

Seamos todos caballos y entonces abra paz 
seamos todos caballos y abra libertad 
porque los caballos tienen amaneceres blancos 
porque los caballos son carceleros del campo 
y el hombre de sus hermanos 

Seamos todos caballos y entonces abra flor 
seamos todos caballos y abra color verde 
porque los caballos tienen amaneceres blancos 
porque los caballos son carceleros del campo 
y el hombre de sus hermanos




"La Patria grande se hizo de a caballo” dice el refrán y son muchos los caballos que hicieron historia, tanto de personajes famosos de todo el mundo como de nuestra República Argentina.
Entre nuestros paisanos, existieron numerosos caballos muy veloces y sorprendentes, pero la mayoría era conocido por su pelaje, por ejemplo:
BayoblancosanmartinMoro: de Facundo Quiroga, a quien León Benarós dedica unos versos: El moro de Quiroga.
Oscuro: del General Justo José de Urquiza.
Bayo-blanco: del General José de San Martín.
Rosillo: del General Manuel Belgrano.
Bayo: del General Paz.
Otros caballos famosos:
Caballo de Troya: aunque no fue de carne y hueso este enorme animal llevó en su vientre a Ulises y sus soldados para tomar Troya.
Pegaso: de Zeus, dios griego. Se dice que nació del chorro de sangre que brotó cuando Perseo cortó la cabeza de Medusa. Era del tipo “sículo”, cruce del ario y del persa, de color blanco.
Janto: de Aquiles: negro y de pura sangre persa. Hacía dupla con Balio, el otro caballo que Peleo, padre de Aquiles, recibió de regalo.
Bucéfalo: de Alejandro Magno. Era negro azabache y una estrella blanca en la frente con forma de cabeza de buey, justamente el significado de su nombre. Se dice que era un indómito animal que temía a su propia sombra, al que Alejandro logró domar, ante la admiración de todos.
Strategos: de Aníbal. En griego significa: General. Era un negro azabache traído de Tesalia (quizá para imitar a su ídolo Alejandro Magno)
LlanerosolitarioIncitatus: de Calígula. Este caballo se cree era de origen hispano y el emperador romano lo nombró senador.
Genitor: de Julio César. Se dice que le puso este nombre en recuerdo de su padre muerto. Génitor significa credor, padre o reproductor.
Babieca: del Cid Campeador. Desde la muerte de su amo, nunca más fue montado… y murió a los 40 años (más de 100 años para un humano). Era blanco y aparentemente de raza andaluz.
Marengo: de Napoleón Bonaparte. Tordillo de raza árabe. Fue el más importante de los caballos del general, quien tuvo 130. Marengo recibió múltiples heridas en guerra y murió a los 38 años en Inglaterra. Su esqueleto fue llevado al National Army Museum de Sandhurt.
Rocinante: el otrora rocín del Quijote de la mancha es uno de los caballos más famosos. Don Quijote lo consideraba superior a Babieca y a Bucéfalo.
Ruccio: el burro de Sancho Panza, no tan famoso por su nombre, como por su figura.
Tornado: el azabache caballo de El Zorro.
Plata: del Llanero solitario.
Kantaka: el caballo de Sidharta Gautama, Buda.
Lazlos: fue el primer caballo de Mahoma. Fue con el que hizo su primera peregrinación a La Meca. Mahoma era un apasionado de los caballos, de allí su dicho: “el diablo jamás osará entrar en una tienda habitada por un caballo árabe”.
Fadda: la mula blanca de Mahoma.”
FUENTE: http://acuarela.wordpress.com/2013/09/19/el-caballo/
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DOCUMENTAL EL CAMINO DEL CABALLO



MUCHACHO LLEVANDO UN CABALLO (PABLO PICASSO)


CABEZA DE CABALLO (PABLO PICASSO)

CABALLO (EUGENIO SALVADOR DALI)
CABALLO -VINCENT VAN GOGH

RETRATO DE MARIA TERESA VALLABRIGA A CABALLO (FRANCISCO DE GOYA)








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